Capítulo XVI

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¡ATENCIÓN!

ESTE CAPÍTULO NO A SIDO REVISADO NI CORREGIDO, PUEDE TENER FALLAS DE ORTOGRAFÍA Y GRAMÁTICA.

Wang Yu Ran

Después de cambiar mi ropa los príncipes y yo fuimos a la zona donde se celebraría la caza.

Me ofrecí para que mi ejercicio se hiciera cargo de este evento pero el emperador se negó.

Lo único que puedo hacer es escoltarlo.

Los príncipes y yo, escoltamos a su majestad mientras cazamos.

— Yu Ran — me llama Qi Zhi.

— diga.

— le envié una carta a mi padre, donde le decía sobre mi estadía aquí y sobre lo fuerte que eres — el me mira y sonríe — mi padre quiere conocerte.

Paro el caballo y hago una reverencia — se lo agradezco pero no puedo dejar mis deberes.

— claro que no es ahora, mi padre también tiene muchos deberes, apenas y puede respirar. Será en algún momento en que los dos estén disponibles.

Sonrío — está bien, aceptaré.

Me acerco al emperador y apunto a un conejo — su majestad.

El lo ve y lanza una flecha hacia el animal.

Pasamos por un pequeño río y el emperador se detiene, baja de su caballo y camina hasta un árbol de durazno, sus pétalos vuelan por todas partes.

— a tu madre le encantaba observar como el viento hacia bailar los pétalos — dice tomándome por sorpresa — solíamos venir aqui a ver los duraznos mientras tomábamos vino.

La sonrisa del emperador era triste pero también era feliz, está era la primera vez que el emperador hablaba conmigo sobre mi madre.

En el pasado a penas y me dirijia la palabra.

— ¿Aún la recuerdas? — pregunta sin mirarme.

— la recuerdo a diario — contesto mientras miro los pétalos caer.

— yo también — dice con tristeza en su rostro.

Tomo aire y me armo de valor — su majestad, tengo una solicitud — hago una reverencia.

— dilo.

— el cuarto príncipe quiere empezar con su entrenamiento, quiero que esté bajo mis enseñanzas y bajo mi cuidado.

— ¿Por qué crees que tus enseñanzas son mejores? — voltea y me mira.

— mis enseñanzas son las mismas que las de el general Cheng, no lo decepcionaré.

— lo permito — dice mientras sonríe — debes cuidar bien de él.

Sonrío — con mi vida, lo juro — hago una reverencia mientras sonrío como niño con juguete nuevo — gracias su majestad.

Es la primera vez que el me sonríe.

Para otras personas este gesto sería para nada importante pero para mi, es un logro, un sueño, una esperanza.

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