Imli

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A pesar de mi condición, mi padre consiguió un puesto en Erebor para mí. Él estaría a disposición del rey como parte de guardia real, mientras que yo me uniría a las sirvientas de la corte.

Aunque intentaba ocultarlo, al final se daban cuenta de quién era, y me hacían un vacío. Las muchachas decían que no era como ellas. Que no me correspondía vivir junto a su pueblo, ni formar parte de él. Y, a pesar de todos mis esfuerzos por acercarme a quienes yo consideraba como mis hermanos, siempre me quedaba sola.

Una mañana me tocó atender al joven príncipe. La nota con la que me comunicaron mi trabajo decía que se encontraba enfermo y necesitaba a alguien que accediera a todas sus necesidad, como llevarle comida, cambiarle las sábanas, airear su cuarto. Se me hizo extraño que dejaran a alguien como yo este tipo de trabajo, sin embargo, iba a darme cuenta de por qué lo habían decidido de esa manera.

-Mi señor._ llamé golpeando la puerta.

La abrí con cuidado, noté frío nada más entrar, sin embargo las ventanas estaban cerradas. Miré hacia la cama y vi un bulto. Debía de tratarse del príncipe Thorin, quien al no moverse pensé que dormía. Para no molestarle y hacerle pasar lo mejor posible su enfermedad, encendí un fuego en su chimenea. Al ir a arroparle con una manta me di cuenta de que no era una persona quien yacía sobre la cama, eran unas almohadas. Volví a leer la nota de nuevo. Había una palabra mal sonante escrita de forma disimulada en una esquina.

No era la primera vez que me hacían ese tipo de dejaciones. Me senté sobre la mullida cama, sosteniendo la nota, sobre la cual caían gotas saladas. Me tumbé encima de las sábanas azules arrebujándome con ellas, intentando hacer frente a la soledad que sentía. Apreté la cara contra la almohada.

- ¿Qué culpa tengo? ¿Qué se supone que he hecho mal? ¿Tan diferentes somos que no podemos ser amigos?._ me levanté gritando con furia entre un mar de lágrimas._ ¡Os odio!

El corazón se me congeló al comprobar que delante de la cama había alguien, que me miraba con seriedad. Salí de la cama y fui corriendo avergonzada hasta la puerta. Pero su mano me cogió del brazo, me paró y cogió la nota que portaba en la mano. La leyó y al darle la vuelta vi que había algo escrito en Kuzdhul. Era un insulto.

-¿Quién te ha dado esto?._ quiso saber.

No respondí. Ni siquiera quería ver su rostro. Era una renegada.

-¿Cuál es tu nombre?

-Debo marcharme._ me excusé.

Sin embargo, Thorin, me cogió con más fuerza por el brazo.

-¿Por qué cubres tu rostro?.

-Debo irme, mi señor._ insistí.

Me llevó contra la pared, y con su mano libre me quitó el pañuelo que cubría la mitad de mi cara. Sus ojos recorrieron mi rostro y al instante se percató. Bajé la mirada avergonzada.

-Por favor, dejadme.

-Una bas...

-¡No lo digáis!_ supliqué._ Es suficiente vivir tener que vivir con ello.

Nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos delataban sorpresa, enfado y arrepentimiento al mismo tiempo.

-No he hecho nada malo, mi señor. Dejadme marchar.

Me soltó y me recorrió con su mirada, desde mi cabello hasta mis pies.

-¿Cómo te llamas?

Sus ojos mostraban compasión.

-No tengo nombre para vos, mi señor._ levanté la mirada._ No se me permite tenerlo.

-¿Cómo has conseguido trabajar para la familia real en Erebor?

Enmudecí. No quería poner en peligro a mi padre.

-De acuerdo._ dijo mientras me cogía de la muñeca con fuerza._ Vas a venir conmigo. Saldarás tu cuenta con el rey.

-Os repito que no he hecho nada. Soy una sirvienta como las demás muchachas. ¡Por favor!

Salimos bruscamente de la habitación. Intenté deshacerme de su mano pero me tenía presa de sus poderosos dedos. No paraba de repetirle una y otra vez que me dejara marchar, pero hacía caso omiso a mis palabras.

Un fuerte viento se levantó. (bla bla bla)

Thorin abrió sus ojos preocupado, entro hacia la sala del trono y gritó:

-¡DRAGÓN!

No me dio tiempo a reaccionar cuando de repente vi una sombra acercarse. El joven príncipe me cogió y nos protegió detrás de una de las grandes columnas que sostenían el palacio.

-¡Vete! ¡Corre!_ exclamó mientras me indicaba el camino.

La guardia real se encontraba en posición de defensa justo delante de la sala del trono. "¡Padre!"

(sale y dragón tiene Erebor)

Lo ve.

-¡Padre!_ exclamé hasta llegar a él.

Yacente en el suelo, lleno de heridas horrorosas, contenía su último aliento.

-Imli..._ susurró.

Sin poder evitarle comencé a llorar.

-Shu... Recuerda que te quiero, voy a reunirme con tu madre.

Alguien me cogió por la espalda y me sacó de allí en volandas.

-¡NO!¡Padre!._ grité desesperada.

Estaba completamente sola.

Thorin x Oc (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora