Thorin x Oc (COMPLETO)

La oportunidad

Tras la derrota de nuestro pueblo por parte de Smaug, Erebor cayó en las sombras. Nadie se atrevía a pisar tierras cercanas a la Montaña Solitaria.

Por mi parte había conseguido trabajo como lavandera en las Montañas Azules, donde gran parte de los enanos se refugiaron con sus familias, sin embargo, yo no tenía a nadie con quien quedarme.

Un día vi al príncipe Thorin, aunque debería decir rey, ya que su abuelo había fallecido en la batalla y su padre había desaparecido. Estaba en una herrería. Un día un anciano vestido de gris se le acercó y mantuvieron una larga conversación. A las semanas volvió, solo que esta vez me acerqué con cuidado para escuchar su conversación.

-La Montaña Solitaria te pertenece por derecho Thorin. Necesitas poner de acuerdo a los siete clanes enanos y recuperarla antes de que otras fuerzas oscuras se alíen con el dragón que habita tu reino.

-Te crees que no lo sé._ dijo con amargura._ Pero para ello necesitamos la Piedra del Arca. Es lo único que hará que los enanos se unan a nuestra causa.

-¿Y si yo te ayudara a conseguirla?.

-Sólo somos trece los que estamos dispuestos a arriesgar nuestra vida. Necesitamos al menos un miembro más, trece solo nos traerá problemas.

El anciano arrugó la frente.

-Nadie quiere arriesgar su vida después de lo que vio.

Sentí que el anciano sabía que los estaba escuchando.

-¿Si te consigo un nuevo miembro partirás hacia Erebor?

-Sí.

Una peligrosa idea cruzó mi mente en aquel mismo momento. Los dos hombres se separaron. Cuidadosamente me escabullí de mi escondrijo en busca del anciano. Pero para mi sorpresa había desaparecido.

Al poco tiempo se enteraron de quién era y me echaron del trabajo. Como todo el mundo me repudiaba, me vi en la obligación de marcharme hacia las Montañas Grises.

Los años pasaron.

Un día como otro cualquiera estaba reposando en el campo, junto a un pequeño arrollo, cuando una voz me sacó de mis pensamientos.

-He estado buscando a alguien como tú._ dijo.

-¿Perdón?

-Sé quien eres._ miró a su alrededor._ Nadie te conoce en estas tierras, pero yo te recuerdo.

-No... no sé a qué se refiere, señor.

-Me llamo Gandalf. Y busco a alguien para compartir una aventura.

De nuevo me sentía perdida.

-Lo siento, señor, será mejor que se marche.

-Hace varios años, la muchacha que eras hubiera saltado del suelo y suplicado por ver sus sueños hechos realidad.

Le miré desconcertada.

-No eres la misma, Imli.

Me levanté despacio, intentando asumir la situación en la que me encontraba.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Sé más cosas de ti. Pero eso no tiene importancia ahora. Te propongo un trato.

Me quedé sin habla.

-Puedo hacer que tengas una reunión con Thorin Escudo de Roble para que te acepte en su compañía para reclamar vuestro antiguo reino de Erebor.

Reí a carcajadas.

-Thorin nunca me aceptaría si supiera quién soy._ sonreí con amargura.

-Entonces haremos que no lo sepa.

-No podría hacerle eso a mi... al rey de Erebor.

-Créeme que eres la única persona capacitada para esta misión. Thorin necesita a un décimo cuarto miembro para comenzar su viaje. ¿Acaso no sueñas con volver a tu hogar?

-No tengo hogar al que volver, porque nunca lo tuve de hecho.

-Si, ayudaras a Thorin a recuperar el trono, sin duda serías vista de otra manera y harías que se viera de forma diferente a los renegados como tú.

-¿Qué tengo que hacer?

Extendí la mano.

-Sígueme.

La estrechó.