Trasgos, wargos y águilas

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Al día siguiente Thorin nos convocó. Quería salir cuanto antes de Rivendel. Para mi sorpresa fui la primera en llegar.

-¿Qué haces aquí tan pronto?._ fue su pregunta tajante.

-Soy un saqueador puntual._ sonríe ocultando mi pesar.

Al rato llegaron los demás, Dori, Nori, Ori, Bifur, Bofur, Bombur, Oin, Gloin, Dwalin, Balin, Kili y Fili.

Salimos de allí, dando esquinazo a los elfos. Dejando a Gandalf atrás. Andamos durante días. Hasta que encontramos una cueva donde refugiarnos de la lluvia. Hicimos fuego, y formamos guardias. Intenté dormir pero no pude. Dwalin me despertó, y me tocó vigilar. Me senté al borde la cueva, rozando la lluvia con las botas. Algo se movía detrás de mí. Cogí la pesada espada con sigilo y con un ágil movimiento la llevé hasta el cuello de la criatura.

-¿Bofur?.

Bajé la espada.

-Todavía es mi turno._ bajé la mirada._ Duerme.

Se sentó a mi lado.

-Hacer la guardia en solitario es peligroso._ hizo una pausa_ Y aburrido.

-Gracias.

Durante un rato estuvimos hablando sobre las estrellas, el origen de su nombre y las leyendas que las acompañaban. Nos saltamos la siguiente guardia, sin avisar a nadie. Pasamos casi la totalidad de la noche hablando.

Me apoyé en la rocosa pared, para recostar la espalda.

-¿Alguna vez te has enamorado?._ susurró.

Me atraganté y tosí.

-¿Enamorado?¿Yo?. N-no_ reí._ Eso es imposible.

De repente la conversación cambió repentinamente de rumbo.

-Desde que Gandalf, te presentó al grupo sentí algo extraño en ti. No eres como a los demás enanos, eres diferente.

Necesitaba salir de allí.

-Soy el más guapo de nosotros._ forcé una sonrisa.

La lluvia comenzó a caer con más fuerza.

-¿Qué escondes?. Todos somos hermanos aquí, no tienes nada que temer.

Bajé la cabeza. No podía seguir mirándole.

-¡Nada, lo prometo!.

Se levantó y me sacó a la lluvia, giramos a la izquierda y me espetó contra la pared, al lado de un acantilado.

-¿Qué haces?. Me estás asustando.

-¿Quién eres realmente?_ susurró.

-No sé a qué te refieres, Bofur.

Puso su mano en mi hombro derecho. El corazón me iba a explotar.

El aire se congeló. Y el tiempo se paró. Pero antes de que pudiera darle alguna excusa, nuestro líder nos sobresaltó.

-¡Despertad!_ exclamó Thorin de repente.

Nos adentramos en la cueva. El suelo se estaba agrietando, y menos de lo esperado, se abrió ante nosotros haciéndonos caer al abismo. Caímos por tubos, escaleras y cuerdas enredadas, hasta que topamos con suelo firme. Dolorida, abrí los ojos. Trasgos.

-Pero si es Thorin Escudo de Roble. El rey bajo la Montaña. Mmm. Pero si no tienes montaña. Y no eres rey.

Risas.

-Traedme al más joven.

Un grupo de trasgos removieron a mis compañeros hasta que se fijaron en mi y me arrastraron hasta el Rey Trasgo, quien me cogió de ambos brazos y comenzó a estirar.

Thorin x Oc (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora