Thranduil y celdas

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Nos metieron en celdas por parejas. Los enanos comenzaron a gritar y a intentar echar abajo las puertas.

Por mi parte me senté al lado de la puerta y observé, la luz entrante del techo reposada en las escaleras color marfil. "No saldremos de aquí, nunca. Llegará el día de Durin y perderemos nuestra última oportunidad de llegar hasta la puerta."

-Malditos elfos_ susurró Thorin.

Un elfo se interpuso entre la luz y mis ojos. Abrió la puerta, me cogió por el hombro y me arrastró fuera.

-¡Thorin!_ grité estirando la mano hacia él.

-¡Dejadle!.

De repente otro elfo cogió al rey.

La puerta se cerró. Los gritos de nuestros compañeros se fueron apagando conforme subíamos las escaleras. A lo alto vi un trono tallado en madera, tenía forma de ramas y raíces de un árbol. Sobre él un elfo, con pelo plateado hablaba con alguien.

Al llegar a su lado el elfo me soltó. Nos miramos.

-Thorin. ¿Qué está pasando?._ susurré.

(bronca Thorin vs Thranduil)

-Dime, ¿qué asuntos tienes con Thorin Escudo de Roble y su compañía?._ me señaló.

Le miré de reojo.

-Somos viejos amigos.

El rey elfo, bajó de su pedestal y se dirigió hacia mí.

-Ambos hemos nacido en Erebor, de ahí que nos conociésemos._ dije casi suplicando.

Sus ojos se clavaron en mis pupilas. Sentía las pulsaciones agitadas. Necesitaba tranquilizarme.

-Mi señor, fui criado bajo la tutela de mi difunto padre en las Montañas Azules.

El elfo sonrió.

-Aún así no eres un enano, es más, ni siquiera eres un hombre. ¿Y desde cuándo Thorin Escudo de Roble admite en su misión a mujeres?.

Thorin se levantó del suelo.

-Antes aceptaría a una mujer que a un elfo.

Thranduil hizo oídos sordos.

-Devolvedlos a su celda. Yo me encargaré de que la mujer regrese a casa. Sin embargo, Thorin, tú permanecerás aquí encerrado hasta tu muerte.

Me devolvieron a la celda junto con el enano. El elfo que me custodiaba me tiró al suelo.

-¡Imli! ¡Thorin!_ exclamaron nuestros hermanos._ ¿Qué ha ocurrido?.

-¿Qué os han hecho?.

Me levanté y anduve hasta la esquina de la celda.

-Se van a llevar a nuestro saqueador. Y nosotros permaneceremos aquí.

Se echó la noche.

Thorin se recostó en la esquina contraria a la mía. Parecía dormido. Me acerqué y vi su rostro, parecía un poco preocupado. Saqué unas medicinas y le curé algunas heridas de su cara. Con una de ellas, se sobresaltó y se despertó.

-¿Qué haces?.

-Solo intentaba curarte.

Su rostro se endureció. Capté la indirecta y me fui. De repente su mano me cogió del brazo. Me quedé quieta sin saber qué hacer.

-No hace falta que lo hagas._ dijo._ No lo necesito.

-Lo siento._ dije mientras me levantaba.

Pero me retuvo obligándome a sentarme en frente de él.

-¿Qué hay de ti?.

Le miré desconcertada.

-No nos dejaron tiempo para vendarte la mano.

-No hace falta. No lo necesito._ repetí sus palabras imitándole.

Thorin se puso serio de nuevo.

-¿Piensas que esto es un juego?.

-Por supuesto que no.

-Entonces dejarás que te vende la mano. Necesitamos a un saqueador sin daños.

"Un saqueador".

-Y tú dejarás que cure tus heridas. Necesitamos a nuestro líder sano.

Parecíamos unos chiquillos discutiendo, hasta que ambos accedimos a las peticiones del contrario. Aunque seguía rehusando a que le curase al final conseguí limpiarle las heridas de la cara.

-Necesito... necesito que te quites...

No era capaz de decirlo. El rey sin mostrar ninguna reacción contraria se desvistió de cintura para arriba, dejando ver algunas de las cicatrices del pasado y heridas recientes en la zona de los hombros, brazos y pecho. Una vez se las curé no pude evitar mirar de nuevo sus cicatrices, lo que pareció molestar al enano ya que se volvió a vestir nada más que acabé.

Luego me tocó a mí. Primero me quité varias capas de ropa para poder acceder mejor a la muñeca y parte del antebrazo amoratado. El enano me cogió el brazo entre sus manos. Volví a sentir dolor.

-¡...!_ reprimí un grito.

-Si lo hubiéramos vendado antes, no te dolería tanto.

-N-no duele... ¡AH!.

El final de la muñeca era lo peor, casi no podía mover la mano. Por suerte era la izquierda.

-Con esto debería bajar el hinchazón.

-Gracias._ dije sosteniéndome el brazo._ Tenemos que hacer algo. Los días pasan y el día de Durin se acerca.

-Es imposible salir de aquí.

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-No quiero irme._ susurré._ Soy uno de vosotros.

-No._ espetó Thorin.

Me eché hacia atrás.

-No eres uno de nosotros. No sé cómo me dejé convencer..._ habló consigo mismo._ Eres una mujer. Esto no es un juego. Estamos poniendo en riesgo nuestras vidas.

Fruncí el ceño enfurecida.

-He llegado hasta aquí y no ha pasado nada.

-¿Y ésto?_ me sacudió en el hombro dejando ver la herida de la flecha_ ¿Y ésto?_ me sacudió la muñeca morada.

Me deshice de sus manos.

-Desde el principio sabías que era una mujer_ susurré para que no me oyera nadie más._ Sabías quién era. ¿Qué ha cambiado para que digas eso?._ dije dando puñetazos de rabia en su pecho.

-Yo.

Durante ese día no volvió a dirigirme la palabra ni a cruzar una mirada. Al día siguiente seguía evitándome.

El elfo de hacía unos días volvió. "Me van a llevar a casa". "¿Qué casa?".

-Siento haber sido un estorbo. Sólo quería que supieras que todo este tiempo que he vivido en la compañía ha sido maravilloso y no me arrepiento de nada.

Él seguía mirando en otra dirección ausente, como si no hubiera nadie más.

La celda se abrió. Me hizo una señal y salí. La celda se cerró y me llevó escaleras arriba. De repente una voz llegó a mis oídos. Pero no era él quien me llamaba, sino mis otros hermanos.

-¡IMLI!.

Miré al elfo. Pero ya no podía regresar. En vez de eso, me llevaron a una habitación donde se me dieron ropas nuevas con delicados encajes y bordados elfos, bandejas de comida en la mesa y una puesta de sol.

Se me advirtió que en esa noche la pasaría allí. Y una vez terminada la fiesta de GIL GALAD TROLLLLLLL, la fiesta de las estrellas sería escoltada hasta las afueras del bosque negro.

Thorin x Oc (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora