La Ravenclaw que conquistó Slytherin II

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Draco.

La veo todos los días a través del espejo Oesed, sé lo que es porque Myrtle me lo ha comentado. No creí que Dumbledore fuese tan estúpido como para colocar ese espejo aquí. Durante años creí que todo lo que vería en aquel espejo sería la aprobación de mi padre, que sería mi grupo de amigos compartiendo en un partido de Quidditch, pero es ella. Siempre fue ella.

Su cara se distorsiona en el espejo, y está diferente, ahora es mayor.

Aún vive en mis recuerdos, y sé que debo dejar las cosas como están y enfocarme en lo que realmente debo hacer. Pero siento que no tengo fuerzas, yo no soy como Potter y sus amigos, estoy solo.

Y es por ello que realmente no tengo nada que perder. No logro comprender cómo que Alyssa se metió en mi cabeza, cómo me caló los huesos y me obligó a enamorarme de ella, a amarla. Nunca creí que el amor podría sentirse así, no creía que fuera para tanto, pero lo es. Y por esa misma razón la he perdido.

¡Cómo extraño las noches en la torre del reloj!

Me gustaría gritarle a mi amo en la cara que no estoy para sus juegos, a mi padre que no soy lo que él no puede ser, a mi madre que deje de someterse a lo que mi padre quiere. Que no les pertenezco.

- Te pertenezco a tí - digo posando mi mano en el espejo, Alyssa solo me devuelve la mirada - mi lugar está contigo.