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Alyssa Carson, estudiante en Castelobruxo, ya manejaba perfectamente el español. Pero cuánto extrañaba aquel acento británico y esos ojos grises azulados que le penetraban el alma.

Ya iniciaba su primera semana de clases, y no había hablado con ningún compañero aún, tal como le había dicho Narcissa Malfoy que lo hiciera, debía pasar desapercibida hasta que terminara su etapa escolar. 

- Sólo dos años más - se decía a sí misma - tan sólo dos años y podrás tener una vida normal.

Alyssa estaría eternamente agradecida con Narcissa, la madre de Draco, por haberle dado otra oportunidad, por haber alejado la mala vida de ella, y se esforzaba día a día por no volver a recaer en ella.

Pero día a día los cigarrillos se posaban en sus labios, como por inercia, inhalaba la muerte y exhalaba su vida.

En el humo podía ver a Draco, podía ver cómo extendía su mano hacia ella. Alyssa se levantó de la roca en la que estaba, en medio de la selva, queriendo tomar la mano de Draco, ir con él.

- No puedes estar aquí - le dijo una de los guardianes del castillo apuntándole con una lanza, una Caipora.

Se veía bastante joven, debe estar en entrenamiento, pensó Alyssa.

- Lo siento - le dijo Alyssa - estaba por marcharme.

- No regreses más a este lugar - le dijo la chica de cabello rojo - o la selva te consumirá.

Nota de autora.

Que tal están hoy?
Si llegaron hasta aquí, muchas gracias y nos vemos el próximo miércoles.

Besos.

-Paz.

La Ravenclaw que conquistó Slytherin IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora