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Alyssa.

Ni siquiera sé cuánto tiempo ha pasado, no tengo noción de ello y Ness tampoco.

Quizás han pasado varios meses desde que a Nessa y a mi nos echaron del castillo, desde que salimos de América.

Usamos la vía muggle y nos vinimos en barco.

Pero nos hemos vuelto inseparables, imparables.

Hace unos días encontramos una manada de lobos. Greyback es su alfa y también es un mortifago.

Lo sé porque hemos estado torturando a un lobo por varias horas. Atacarán Hogwarts.

Mortifagos. Gigantes. Acromantulas. Dementores.

Solo están esperando a que den la orden.

Con un asentimiento de cabeza. Nessa entierra su lanza en el corazón del lobo y este deja de sufrir.

Borro nuestros rastros con un hechizo y dejamos el asentimiento de los lobos.

Me he vuelto bastante buena con la magia, también con los entrenamientos. Tengo en mi mano una lanza que ha hecho Nessa para mi. Con Núcleo de dragon, ya que Nessa dice que el núcleo es la parte más grande de tu alma, lo que más amas.

Se que debo practicar mi hechizo patronus, de otra forma no podré pasar a los dementores. Así que pienso en aquellos momentos felices, en todo aquello que me salvo la vida, pero no lo logro, no lo hago porque todos esos momentos se arruinaron.

- Estoy arruinada - le digo a Nessa mientras comemos fruta del bosque.

- Ya podrás - me anima.

- Es culpa de el - digo yo, levantándome de la roca - de Voldemort.

En cuanto he dicho ese nombre, el aire cambia, y un ruido de aparición se hace presente. Dos. Tres. Cuatro.

- Mortifagos - le digo a Nessa tomando mi varita y mi lanza - corre.

La Ravenclaw que conquistó Slytherin IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora