Mimos.
Antes mencioné que a JeongIn no le gustaba el contacto físico; sin embargo, algo que sí le gustaba era ser mimado. O al menos, así fue desde que nos hicimos novios.
Cuando tenía un mal día, solía salir de la escuela sin avisarme nada, o por el contrario, ignorándome. Habíamos comenzado a vivir juntos después de la declaración, a él no le encantaba tener que vivir con su madre, y yo por otro lado, era feliz al compartir mi tiempo con él.
Al inicio, yo no lo sabía; pero él llegaba a casa y depositaba su delicado cuerpecito en la cama. Se enroscaba en las sábanas como un rollo de sushi, al inicio me causaba gracia.Mi llegada no siempre era del todo grata para él, se removía incómodo cuando la puerta de la habitación era abierta y me daba la espalda, solía fingir dormir. Yo sonreía entretenido, sus acciones me parecían tiernas.
Si tuviera que describir a mi novio en una palabra, diría roto. Lamentablemente, él entraba de una manera sobrenaturalmente perfecta en aquel englobamiento. Y metiéndonos un poco en las características particulares del término, definimos como algo roto algo que está partido, algo que está herido... definimos a una persona como "rota" cuando está quebrada, cuando está herida... Y mi JeongIn, estaba roto.
Eso lo aprendí el día que decidí hacer ruido en su cabeza, llamar su nombre mientras él me daba la espalda. Su nombre sonaba muy golpeado saliendo de mis labios (según su percepción del sonido), era por eso que usaba su apodo.
"Innie", salió dulcemente de mis labios. En ese momento pude percatarme que los usuales movimientos bajo las sábanas se congelaban antes mi voz, como si estuviera asustado; como si fuera un niño que hubiera sido descubierto haciendo travesuras.
Me acerqué a paso lento hasta el colchón, palpé la superficie asegurándome que el costado del mismo estuviera libre y me senté allí, sin mayor reparo. Discretamente, mis manos buscaron sobre las sábanas los brazos de mi amado, los encontré acomodados con cautela, uno sobre su pecho y el otro en su abdomen, un estremecimiento parecido a electricidad nos recorrió el cuerpo a ambos, pude percatarme por la ligera manera en que su cuerpo tembló y ese ardor para nada incómodo en mi pecho.
Mi posición pronto pasó a ladearse, aún por sobre la sábana acaricié la mano que se encontraba reposando en su vientre, sentí como torpemente él trataba de aprisionar mi mano, y lo escuché soltar un quejido leve al no lograrlo. Poco a poco, el espacio de la cama se iba haciendo más cómodo, más amplio, y más cálido; Innie disimuladamente tiraba de su cuerpo hacia una de las orillas, abriéndome espacio.Pronto, se acurrucó hecho un ovillo en el lado izquierdo de la cama; pude percatarme entonces de cómo sus ojos luchaban para permanecer cerrados, ello le causaba una ligera temblorina a sus párpados.
Apoyé mis rodillas en el colchón y seguidamente mi cuerpo se tendió sin una pizca de indecisión justo en la espalda de mi mano. Mi nariz rozó su cuello, él olía muy bien, no terminaba de entender si ese aroma a cereza era realmente su cuerpo o su perfume, pero me volvía loco; con delicadeza, mi pierna subió a su cintura, poco a poco entrometiéndose entre la sábana y la ligera abertura que sus piernas dejaban para mí. Atrapé su cuerpo rodeándolo con mis brazos, y sentí cómo se paralizaba, sus ojos se abrieron de golpe al percatarse que yo realmente me encontraba ahí.I.N. quiso huir, lo noté cuando sus brazos y piernas se tensaron; pero no lo haría tan fácil.
— ¿Ni siquiera vas a decirme "bienvenido a casa"? – le pregunté mientras dejaba un beso gatuno en su mejilla para proceder a soltar mi agarre y acomodarme nuevamente sentado al costado derecho de la cama.
Hice un ligero puchero sin darme cuenta, él me miraba atento entre confuso y esperanzado, soltó una risa ligera.
— ¿Por qué debería hacerlo? – me devolvió con burla – Interrumpiste mi sueño, Kim SeungMin.
Quería reír, pero debía mantenerme en mi papel de novio indignado; así que volteé la mirada lejos de sus ojos, sus preciosos ojos, y no le dije una sola palabra.
— Bienvenido a casa, Minnie.
Unos cálidos y delgados brazos rodearon mi cuello, cubriéndome con la manta en el acto. Su cabello causó un cosquilleo sobre mi mejilla y su boca depositó un beso casto y delicado sobre mi cuello y hombro.
— Bienvenido a casa, príncipe – le mencioné dándome vuelta para acunarlo en mis brazos.
Sentí como suspiraba cansado, pero agradecido a la vez por ese abrazo. Su cabeza acomodándose en mi pecho de manera que pudiera escuchar mi corazón mientras sus manitas apretaban insistentemente la tela de mi camisa, y las mías paseaban por su espalda a la vez que revolvían sus cabellos.
Pensé entonces en cada una de las veces que JeongIn me había golpeado o se había "molestado" por los intentos de contacto físico; aunado a los hechos que ya antes he mencionado, me había llevado a asumir que él solo aceptaba el contacto en ocasiones especiales, porque situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas. Pero estando allí, en el momento, pude percatarme de una realidad bastante diferente a la que había estado imaginando.
Miedo. La palabra correcta en el meollo del asunto, era miedo; ¿de qué? Mi Innie tenía miedo a la crítica social, algo tan lógico que todos padecemos en algún momento.
Le asustaba que al abrazarlo, pudiera soltarse a llorar; le frustraba pensar en lo necesario y cómodo que un abrazo le podía hacer sentir por el hecho de sus sentimientos.Podía sonar algo rebuscado, pero así funcionaba la ansiedad. Constaba de sobrepensarlo todo, para hallarle a la mejor intención del mundo, un defecto o una mala intención.
Y claro, en el primer momento en el que lo descubrí, me sentí hasta cierto punto traicionado. El ego es fácil de herir, ¿y cómo podía él desconfiar de mí si cada día trataba de demostrarle que lo amaba a cada segundo de mi vida un poco más? Si hubiera podido meterme a su cabeza, definitivamente lo habría hecho, quería llevarme todas esas inseguridades y pensamientos catastróficos que habitaban en ese bello ejemplar de persona.Me moría por saber cuál era la razón por la que allá afuera había tanta gente mala creyendo que son lo mejor, y aquí adentro, justo en mis brazos, yacía la gema más hermosa del universo, capaz de moverlo entero, creyendo que era un simple grano de arena en el fondo marítimo; las dudas querían comerme vivo, pero no lo permitiría. I.N. era y siempre será sin duda alguna, el motor que me mantiene con cordura, y afrontando día a día la dura realidad que el mundo osa ser.
Y es que en un mundo donde encajar te cuesta tu propia felicidad, yo decidía ser feliz. No necesitaba nada mientras encajara en mi hogar, y mi hogar tenía siete letras en su nombre y un apellido que para toda la vida voy a recordar. Mi hogar se formaba de un menudo muchacho con la tez pálida y los labios rosados, de lindos ojos marrones y con aires de un zorro fenec. Yo pertenecía a mi hogar, y no cambiaría la sensación de estar en él ni aunque pudiera con ello dominar el mundo; porque JeongIn no solo era mi hogar, era mi corazón, mi mundo y mi universo, era todo lo que quería y mucho más de lo que merecía.Porque cuando apreciaba arte, lo observaba en cada cuadro. Porque cuando leía poesía, él era cada una de las líneas... porque cuando escuchaba música, las canciones gritaban su nombre; porque en los libros de historia, quería escribir la nuestra, y porque en los problemas de ciencia solo entendía que Innie más yo era igual a equilibrio, porque éramos un perfecto balance de ocho valencias. Porque cada vez que alzaba mi mirada a las estrellas, su rostro se dibujaba en ellas; porque mis pies ya no conocían otra melodía para danzar, que el latido de su corazón... porque nadie nunca, jamás, podría tener el lugar que él ocupa; porque JeongIn es especial, porque mi corazón solo se abre con la llave de sus belfos sobre los míos, porque late en su compás. Porque mi soledad solo la pudo curar su presencia.
Porque teniéndolo entre mis brazos, no podía sentirme más completo; lo único que sabía hacer era llenarlo de mimos, y estaba bien, porque a eso me quería dedicar el resto de mi vida, porque eso me hacía sentir en paz. Porque yo quería ser la razón, por la que In pudiera entender que podía ser amado. Y jamás podría conocer a alguien, que toque en su melodía; porque ninguna estación de radio transmite las frecuencias que él sí me transmitía, mi felicidad.
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𝐌𝐚𝐤𝐞 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐛𝐞𝐝❜ || 𝐊𝐒𝐌 | 𝐘𝐉𝐈 ||
Kısa Hikaye₊❏❜ 🥛⋮[ Él... ] ⌒⌒ - ', [ se merecía el mundo, ] ꒱ ↷🖇 - ,, 🕯 [ pero el mundo. ]⌇·˚ ༘ "=⌕ [ no lo merecía a él. ] // ❲✰────────◌─────⁺ ˖˚ ➻ Contenido original. ➻ Capítulos cortos. ➻ No acepto copias, ni adaptaciones. Totales o parciales; evítenme...