📜|| 𝐄𝐈𝐍𝐄𝐑

188 18 11
                                    


Mi nombre es Kim SeungMin, tengo veinte años y un hermoso novio con hábitos muy curiosos, y me gustaría darles luz como un recuerdo de él. 

Pero antes; conocí a JeongIn una tarde de invierno mientras dejaba las cosas en mi locker;  las vacaciones habían acabado hace unas semanas, pero yo apenas llegaba de mi viaje a Guam, no tengo idea cómo pasé ese semestre. 
Cuando cerré la puerta del casillero, pude ver a un pequeño de cabellos grises con la mirada gacha caminando hacia la puerta de salida, llevaba dos libros en las manos, uno de matemáticas y su lectura favorita de aquel momento, mientras la otra mano sostenía a regañadientes su mochila que resbalaba por su hombro. No veía su rostro, pues estaba de espalda, pero alcanzaba a oír un sollozo que me indicaba que estaba llorando, no había nadie más en el pasillo debido a que todos se habían marchado ya hace un par de horas. ¿Y qué hacía yo aquí? Uhm, bueno, debido a que acababa de volver y comenzaba mi nuevo semestre, el director quería hablar conmigo, a lo que terminé por quedarme después de clases para una larguísima y aburrida charla sobre las normativas de la escuela y el plan de estudios; y heme aquí y ahora aventando las cosas dentro del locker que hace un momento me preocupaba por dejar perfectamente acomodado, solo para poder ir detrás del chico. 

Puse llave, tomé mi mochila cerrándola de golpe y corrí duro a todo lo que mis piernas daban para alcanzarlo; porque quizá no parece que la escuela sea muy grande hasta donde lo he narrado, pero si volviera a la preparatoria, estoy seguro que quedaría perdido entre los gigantes pasillos y campos. 

— ¡Hey! Hola – sonreí leve, tratando de ocultar la fatiga que me causó la carrera que pegué.

Él me miró confundido, juraría que sus lágrimas se detuvieron ante la sorpresa y posible susto que se llevó, lo más seguro es que pensara que no quedaba nadie en aquel lugar. Sollozó una vez más, mordiendo su labio y volteó la mirada dispuesto a irse, me quedé estático aproximadamente unos cuatro segundos antes de caminar tras él. 

— Lamento haberte asustado, debes haber pensado que la escuela estaba vacía puesto que... yo pensé lo mismo – pude escuchar una exhalación parecida a una ligera risa, teoría que jamás pude comprobar, pues mantuvo la cabeza agachada todo ese tiempo – Me llamo SeungMin, Kim SeungMin, ¿eres nuevo por aquí?

Observé el delicado movimiento leve de sus cabellos a la par que los sacudía en muestra de negación. Fue la primera vez que tuve el placer de oír su voz.

— No, no lo soy – era la voz más hermosa que había oído nunca, pero también, la más rota, y aún así, la que desde ese momento le dio luz a mi vida – Soy de segundo b. 

— Oh, ¿de verdad? Voy en segundo a, pero... no recuerdo haberte visto en primer semestre.

— Es fácil descifrar el porqué, jamás salgo del salón en los recesos, llego antes de la hora y usualmente también me voy después. No soy muy sociable que digamos. 

— Ya veo, ¿podría saber tu nombre? 

— JeongIn – susurró tímidamente – Yang JeongIn. 

— Un gusto, JeongIn. Y, ahora tienes un amigo; un amigo al que no le agrada ver cómo caen lágrimas al suelo, así que, ¿quieres contarme? 

Su mirada y pasos se dirigieron a mí, tenía por ojos dos estrellas brillantes, resplandeciendo por el llanto, y unos rosados labios finos hinchados, se notaba que los había estado mordiendo. De momento pensé que iba a golpearme, pues no tenía el derecho de saber qué le pasaba, literalmente, apenas sabíamos nuestros nombres; pero al ver sus pupilas y labios temblar mientras me miraba fijamente, supe que agredirme no estaba entre sus planes — Es mi cumpleaños – lo escuché decir con la voz vibrando –, pero... al parecer mi mejor amigo lo olvidó. Felix dijo que saldría con Christopher y HyunJin por la tarde, yo no hablo con ellos, son mayores así que me asustan; y fuera de Felix, estoy solo. 

 Mi corazón hizo un estrago, comprimiéndose dolorosamente en mi pecho — Lo siento, ¿tú...? Sé que no nos conocemos, pero, ¿te gustaría ir a comer? 

No sé si fue la atemorizante cantidad de lágrimas que amenazaban con caer, o que realmente algo dentro de él se esperanzó de una manera inefable, pero el brillo en sus ojos mientras asentía frenético entre sollozos era, definitivamente, lo único que necesitaba para caer rendido ante él.  

— Entonces, ¿te perdiste en una isla del otro lado del mundo? 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Entonces, ¿te perdiste en una isla del otro lado del mundo? 

— Tenme algo de respeto, por favor, ¿quieres? – exclamé con una expresión divertida – Perderme en una isla a la que siempre soñé ir en Estados Unidos no es la experiencia más bonita que digamos.

— ¡Perdona! – decía entrecortado a la vez que reía – ¡Es qué...! Me hace mucha gracia el hecho de que hubieras estudiado tanto y tuvieses un itinerario tan bien realizado como para acabar perdiéndote. 

En ese instante me pasó por la mente que justo eso, verlo reír después de que hace unos instantes lloraba desbordantemente, y por mi causa, era justo el premio que me merecía por todas las buenas acciones que hice esos diecisiete años de mi vida y no había ganado una recompensa; JeongIn era el ser más puro que mis ojos habían tenido la gloria de presenciar alguna vez, y desde ese momento supe que anhelaba tenerlo a mi lado. 

Los meses pasaban gritando agudo su nombre, rogando su presencia cada vez que se hallaba lejos de mí, mi corazón sangraba por tenerlo cerca cuando finalmente cedí, dejé lo que podría llamar "orgullo" de lado y deshaciéndome de cada pequeña pizca de cobardía me acerqué a él después de clases con las mejillas coloreadas de carmín ardiendo a una temperatura infernal, no pude mirarlo a los ojos y para ser sincero, aún al día de hoy me pregunto de dónde nació el valor para sacar aquellas siete palabras de mi garganta, que estaba hecha jirones cuando el "Innie, me gustas. ¿Quieres ser mi novio?" se escapó de entre mis labios. Fue algo muy parecido a querer sostener agua entre las manos, se resbalaba por entre mis dedos queriendo pertenecerle al que se había convertido en el precioso propietario de mis pensamientos, de mis sueños y de mis noches de insomnio. 
Porque eso era, In era agua cayendo por mis dedos, y al tener las manos mojadas, yo fui demasiado tonto como para percatarme de que las gotas chorreaban como la cascada más bella que jamás vi; sin embargo, él me aceptó, y desde luego, ese fue el día más feliz de mi existencia.  

─𝐒𝐚𝐭𝐮𝐫𝐧.

𝐌𝐚𝐤𝐞 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐛𝐞𝐝❜ || 𝐊𝐒𝐌 | 𝐘𝐉𝐈 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora