Ness
Me dirigí a la zona de las tumbonas que había en la cubierta, no había mucha gente, me quité la camiseta y el short que llevaba puestos y me tumbé, decidida a relajarme.
Decidí que era un buen momento para leer, así que abrí la novela que había echado en la maleta cuando preparé el equipaje ya que siempre que me iba de viajes hacía lo mismo.
Esta vez decidí repetir libro porque pensé que en mi luna de miel no iba a tener mucho tiempo libre para leer (mira tú por dónde van los tiros) y me decanté por una comedia romántica que había leído hacía ya un tiempo pero que no recordaba del todo bien.
Conforme iba avanzando la lectura, cada vez me sentía más inmersa en la historia de los protagonistas.
Pensé entonces que ojalá tuviera a mi lado un hombre que me amara, me protegiera y me cuidara de la manera que el chico lo hacía por la protagonista.
Empecé a leer una escena erótica y solo pude pensar en el pequeño pero fugaz acercamiento que tuvimos Fabio y yo en la pista del bar, a medida que iba leyendo más me iba imaginando a Fabio, como serían sus besos, sus caricias, sus dedos recorriéndome por la espalda, como sería estar con él en la cama, no se qué me pasaba, solo sabía que ese acercamiento que tuvimos provocó que se encendiera en mí una chispa.
Entonces algo me hizo salir de mi ensoñación. Desperté y poco a poco me fui dando cuenta de cuál era la realidad. Fui consciente en este momento que Fabio para mi representaba un dulce juego, alguien con quien nunca podría estar, pero me venía perfecto para olvidarme de Alessandro del cual si estaba enamorada.
Jamás en mi vida había tenido fantasías de este tipo y Fabio había sido el protagonista en todas, me imaginé como sería estar en la cama con él, con mi cuerpo desnudo expuesto a su intensa mirada, sabiendo que posteriormente me poseería apasionadamente.
Prefería estar pensando en lo que podría hacer con Fabio antes de pensar en mi novio acostándose con mi mejor amiga, así que por esta vez me di la libertad de seguir con mis más profundas fantasías.
Abrí los ojos y me percaté de lo agitada que estaba, esto era algo nuevo para mí, pero Fabio tenía algo que me invitaba a pecar y yo me estaba dejando.
Decidí ir a la piscina, a refrescarme un poco, miré a mis alrededores y ni rastro de Fabio o de alguno de sus amigos. Terminé con el baño y me dije a mi misma que ir al sauna podría ser una buena idea antes el aburrimiento que ya se estaba comenzando a notar.
-Hola, ¿a dónde se dirige la Señorita Mocos? - una voz detrás de mí me hizo virar y retroceder en mis propis pasos.
-Me dirigía al sauna, estaba empezando a aburrirme y no me llames más así.
-Te pido disculpas por la parte que me toca, el jefe me pidió que hiciera un inventario de último minuto en el almacén y ahora es que termino.
-No te preocupes, sé que tienes tus obligaciones, tu trabajas aquí, yo solo me quedo por 10 días. – y me giré y seguí con mi camino por el pasillo.
Para ser sincera estaba un poco molesta, tenía ganas de estar con él y me había dejado plantada, aunque claro, no tengo ningún tipo de derecho a reclamar, no éramos nada, ni amigos siquiera.
Mientras caminaba escuchaba la música que salía de los altavoces del crucero. Cuando llegué al sauna la luz de adentro estaba encendida así que pensé que podría estar ocupada, pero para mí sorpresa estaba vacía. Así que me quede ahí, sola y con muchas incertidumbres sobre Fabio y Alessandro.
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10 Días para olvidarte
RomanceComo olvidarte en 10 días si me demoré en encontrarte 20 años. Tenía una vida perfecta, o eso creía, cuando menos me lo esperé mi vida dio un cambio de 180° y empezaron a salir las mentiras. Nunca había tenido tanto sentido la frase: nada es lo que...