Capítulo 21

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Ness

Ya llevaba 5 días en el crucero, estaba justamente en el ecuador de mi luna de miel.

Me había levantado con un poco de dolor de cabeza, parece que los bailes, las risas y las bebidas me habían pasado factura.

Opté por un baño relajante, en mis planes no estaba dejarle todos los jabones aromáticos o esencias que el crucero nos había regalado por estar en una de las habitaciones más caras.

Me gustaba bañarme escuchando música, pero estos días estaban siendo la excepción, había dejado el móvil en la boda, en mi boda, así que me tenía que conformar con escuchar mis pensamientos.

Antes de meterme en la bañera pedí al servicio de habitación que me trajeran jugo de naranja, teniendo en cuenta que no eran más de las 10 de la mañana y que ya me dolía la cabeza por la noche que tuve, ese jugo me iba a servir como desayuno y me iba a ayudar con la jaqueca.

Sentada en la bañera, con el agua hasta el cuello solo podía pensar en lo que podía estar pasando en la tierra, en mi padre, él se quedó muy mal cuando se enteró que a pesar de todo iba a hacer el  viaje sola, en mi hermano que el último recuerdo que tengo de él es dándole una paliza a Alessandro, en ese degenerado que sigue sin tener justificación para lo que hizo, porque no existe una razón lógica para que el me haya hecho eso y en mi amiga, en Helena, le abrí las puertas de mi corazón y me traicionó de esta manera, fui buena amiga, fui más que eso, fui su hermana, pero es que hay veces que somos buenos con las personas equivocadas.

Tenía muchas cosas que pensar, pero al mismo tiempo no quería pensarlas, esos problemas se habían quedado en la tierra y dentro de 5 días iba a tener que verlos de frente, quisiera o no.

Ahora solo podía disfrutar de los días de paz que me quedaban en el crucero. Se me estaban yendo como agua y no tenía ganas de que acabaran, las personas que había conocido me habían hecho muy feliz sin ellos mismos saberlo. Solo quería seguir disfrutando de la amistad que me habían brindado, yo solo quiero ser feliz.


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Lo que quedó de mañana transcurrió aburrido, sin movimiento, no tenía nada que hacer, de la cama para el balcón. Pedí que me trajeran el almuerzo hasta la habitación y después de este me puse a ver una película romántica que para mí suerte/desgracia estaban dando en el televisor.

Solo tenía una pregunta en la cabeza, pregunta que se me quedó durante todo el día.

¿Que estará haciendo Fabio?

Ayer cuando nos despedimos no me dijo dónde iba a estar. Imagino que se debe sentir peor que yo, parece que si planeaba acabar con todo el alcohol del crucero.

Recordar su rutina de baile me devuelve la sonrisa al rostro, ha sido el mejor momento de la noche, se veía muy gracioso pero lindo al mismo tiempo, cada vez que se daba nalgadas o se señalaba el dedo de la mano, eran mis momentos favoritos, es que el muy condenado se sabía la rutina y los movimientos, me pregunto en que momento de su vida se dedicó a aprenderse esos movimientos, definitivamente la Queen B estaría orgullosa de él.

Salgo de la habitación con el único objetivo de topármelo, paso primero por la recepción y no lo encuentro en ningún lado, paso por el área de la piscina y veo que en la barra está Marco así que me acerco para preguntarle por mi desconocido escurridizo.

-Marco…-le hago una seña con la mano para que se acerque cuando pueda, había una pareja que le estaba pidiendo unas bebidas.

-Diga usted tripulante con beneficios. Bueno…. Mejor no me digas, lo que estás buscando está en estos momentos en el bar. -me da un poco de gracia que sea tan evidente la persona que estoy buscando.

10 Días para olvidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora