Fabio
Estaba inquieto, no podía ni siquiera sentarme en la cama, no paraba de caminar de un lado a otro. No podía pensar en otra cosa que no fuera en ella.
-Joder…. que he hecho. -dije con mis manos en mi rostro. -No…. porque hice esto.
Había besado a Ness, no me lo podía creer, había besado a la chica que me gusta y no estaba feliz.
No podía estarlo. Ella aún estaba casada, solo han pasado 5 días de su boda, en 5 días no se olvida a alguien a quien le juraste amor eterno.
-Soy un estúpido.
-Eso ya lo sabemos. -dijo Marco entrando por la puerta.
-Pero por dios, que le pasa a la gente hoy, todo el mundo me asusta. ¿Qué tú haces aquí?
-Bueno, te vi salir corriendo por el pasillo como alma que se lleva el diablo. Supuse que te pasaba algo.-dice Marco acomodándose ya en la cama.
-No me pasa nada, déjame aquí solo.
-Ya, claro. Ahora es cuando me dices la verdad. Vamos Fabio, no te hagas de rogar, cuéntame que fue lo que pasó.
-Nada que te pueda asombrar. Metí la pata Marco.
-Es verdad no me asombra, pero ¿qué hiciste esta vez? ¿Cuántas copas rompiste?
-No se trata de eso.
-Ok, rectifico la pregunta. ¿Qué le hiciste Ness?
-Espera… como sabes que es con Ness?
-En primera, querido amigo, yo fui quien le dijo que estabas ahí, en segunda cuando te vi corriendo por el pasillo, la única puerta que queda era la del bar y en tercera, me duele que aún no seas capaz de darte cuenta de lo bueno que soy enterándome de todo.
-Sí, se me había olvidado lo chismoso que eres.
-En este crucero no ocurren cosas divertidas todos los días, pero hablando en serio, ¿qué fue lo que te paso?
-Tiene que ver con Ness.
-Ahora cuéntame que fue lo que le hiciste.
-Nos besamos.
-Vaya…. Pues sí que la cagaste. Tu no me habías dicho que ella estaba casada, bueno más bien que su novio le había sido infiel y le pusieron un video en su boda con esas escenas y que para colmo la chica en cuestión era su mejor amiga.
-Ya veo que me prestas mucha atención cuando te cuento las cosas. Después no te gusta que te digan chismoso.
-Hay conversaciones más entretenidas que otras.
-El punto es que me gusta mucho Ness. Pero una vez más me he vuelto a fijar en una chica con la que tengo cero oportunidades.
-No es que tengas cero oportunidades, es que ella está en un momento complicado, y ese beso en vez de ayudarla a lo mejor la ha confundido.
-Pues puede ser.
-Que le dijiste después del beso?
-Nada, ¿qué le voy a decir? Salí corriendo y vine para acá, me comporté como un niño asustado.
-Bueno amigo mío, ahora si debo decirte que la cagaste. Cómo se te ocurre besar a una chica y dejarla ahí tirada. No veo claro tu futuro, lo veo muy oscuro.
-Lo sé, pero me congelé. No supe cómo reaccionar.
-Claro, ahora te dicen la paletica de mango. -y se empieza a reír el muy desgraciado.
-No juegues, de verdad que no supe que hacer. -le dije tratando de justificar mi comportamiento.
-Por qué no vas allá ahora y miras si está ahí y así hablas con ella.
-Está bien, creo que esa sería una muy buena opción.
Salí de mi habitación lo más rápido que pude. Entré al bar, fui directo a la cocina, pero no estaba. Ya Ness se había ido. Ahora esto se le sumaba al saco de problemas que tenía. Qué manera de meter la pata.
Viendo que no tenía más opciones, que solo me quedaba Marco en la habitación, listo para echarme en cara la estupidez que había cometido con Ness, decidí quedarme. Arrastré una silla de la mesa y me senté, apoyé mi barbilla en mis manos y seguí dándole vueltas al asunto.
No dejaba de pensar en ella. El simple hecho de notar su boca sobre la mía había desatado en todo mi cuerpo una ola de placer y sensaciones.
Quería más.
No había sido un sueño, había sido real.
Pero tuve que salir corriendo para poder así evitar la electricidad que nos estaba recorriendo por el cuerpo y así no caer en la tentación de algo que, por razones obvias, no podía ser.
Ahora qué hago Ness, te besé y me gustó.
Doble actualización .....
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10 Días para olvidarte
RomansComo olvidarte en 10 días si me demoré en encontrarte 20 años. Tenía una vida perfecta, o eso creía, cuando menos me lo esperé mi vida dio un cambio de 180° y empezaron a salir las mentiras. Nunca había tenido tanto sentido la frase: nada es lo que...