T/N LEROUX D'ANGELO
Odio la universidad.
Odio la vida.
Lo odio.
Me odio.
Odio la debilidad.
Odio la mente de las personas.
Los odio a todos.
Me pasé las manos por la cara, frustrada, no podía dejar de llorar por lo estúpida que me sentía.
No tuve que haberle dicho eso a Aegan.
Tomé mi telefono y miré la hora antes de llamar a Marco, me preparé mentalmente para las cosas que me diría, joder, el va a estar super decepcionado. Esperé a que contestara, lo cual hizo al cuarto tono.
—Hola... —la voz me temblaba.
—T/n, ¿Qué pasa? —habló al otro lado de la línea.
—Aegan lo sabe, lo sabe todo, quien soy, quienes son ustedes, todo.
Silencio, las manos me temblaban por la ansiedad que sentía en ese momento, una presión extraña y asfixiante se posicionó en mi pecho. Mierda, me sentía verdaderamente mal.
—¿Cómo?
—se lo dije.
Silencio.
—¡Mierda, T/n! —soltó un grito de frustración y cerré los ojos—. Confiamos en ti, pudimos mandar a cualquier otra persona, te creímos capaz, pero ahora me doy cuenta de que no era así. Eres una... —sabía que no diría nada—. ¡Joder!
—Lo siento... —murmuré y me tapé la boca al mismo tiempo el alejaba el telefono de mi oreja poniéndolo en altavoz para que no escuchara mis sollozos.
—decir que estoy decepcionado es poco, pusiste la misión en riesgo, todo, por... por... ¿Por qué mierda, T/n?
—No lo sé... solo... —no tenía excusa, estaba triste por lo de mi madre, Aegan se veía como alguien confiable, solo fui estúpida e impulsiva, jamás me había pasado algo así, jamás había cometido una estupidez de tan magnitud.
—Si la misión se jode todo será tu culpa —sabía lo mucho que Marco me quería, pero eso no cambiaría las cosas, sabía que él siempre me diría las cosas que pensaba, aunque fuesen crueles—. Acaba de arruinar algo de años, T/n. Lo jodiste todo. Si alguien más llega a morir por esto será tu culpa. ¡Mierda! —Marco se escuchaba demasiado frustrado, yo también lo estaba—. Me gustaría decirte lo mucho que te odio, pero sabes que no es cierto, nadie de aquí sería capaz de odiarte, pero si estoy enojado, frustrado, decepcionado y cansado. Nunca me había sentido así, con tantas ganas de matar a alguien.
Escuché cada palabra hiriente que tenía para mí, en ningún momento dejé de llorar, su todo de voz decepcionado y asqueado solo le echaban leña al fuego.
Tiré el telefono al otro lado de la habitación. Lloré, grité y me desahogué, pero aun así no fue suficiente.
Tenía miedo, mi padre era mucho peor que Marco, sabía que él era capaz de mandarme a matar si consideraba esto como una traición.
Enterré mis uñas en mi hombro y comencé a rasguñarme de manera desesperada, estaba tan enojada, sentía una ira indescriptiblemente agobiante. Solo quería hacer daño, hacerme daño, me sentí estúpida.
No tuve que haberle dicho eso a Aegan.
Mis manos comenzaron a llenarse de sangre, mi sangre. Mi pecho subía y bajaba con mi respiración agitada por el llanto y los gritos.
—Dios... —me miré en el espejo y me sentí decepcionada, por lo que veía, por como me sentía y por como afecté al resto.
Abrí un cajón de mi cómoda y saqué un frasco de pastillas, eran para dormir, lo guardé el mi bolsillo, caminé hacia la puerta y salí. Caminé en la oscura y fría noche mientras lloraba, me sentía sola, estúpida, decepcionada, sola, asqueada.
Gracias a Dios había traído una sudadera, sentí como el frío calaba mis huesos.
Necesitaba un abrazo y sabía a quien acudir.
Llegué hasta el edificio de Hades y subí hasta su departamento y toqué la puerta con mucha fuerza para que me escuchara.
Esperé a que me abriera.
Pegué la frente a la puerta mientras intentaba calmarme.
—¿T/n? —Hades abrió la puerta, no se veía recién despertado, sino sonrojado, agitado, semidesnudo y con una evidente erección en los pantalones.
—Lo arruiné... —mi labio comenzó a temblar. Él caminó hacia mi y me abrazó. Rodeé su cintura con mis brazos y apoyé mi frente en su pecho, lloré por lo que pudieron ser minutos u horas, cuando me di cuenta ya estábamos en su sofá—. Lo siento...
Le había arruinado una noche de sexo a mi mejor amigo por estar con una crisis existencial horrible.
—No te disculpes, T/n, sabes que siempre voy a estar aquí para mí.
Secó mis lágrimas con sus pulgares.
—¿Cuánto tiempo estuve llorando como estúpida? —intenté sonreí.
—unos diez minutos.
Mierda.
Con mis manos temblorosas saqué el frasco de pastillas y se lo mostré, Hades me miró completamente aterrado, negó con su cabeza, se había tensado a más no poder.
—No me las tomé —el alivio fue claro en su rostro y en su cuerpo—, pero necesito que las guardes, me conoces, sabes como soy y las estupideces que puedo hacer por mero impulso.
No tuve que haberle dicho eso a Aegan.
Me miró triste mientras dejaba el frasco en la mesa de centro de la sala, había visto mis manos con sangre y mis uñas rotas, en silencio y con cuidado me sacó la sudadera, quedé en camiseta frente a él, con mis brazos lastimados, sus dedos rozados los rasguños, hice una mueca ante el leve dolor que sentí. Era un dolor interno, no externo. Apretó sus labios con fuerza, se veía triste y lo odié con toda mi alma, no me gustaba verlo así.
—yo...
—¿T/n? —una voz habló adentrándose en la sala, abrí demás mis ojos por la incredulidad.
Estaba sin camisa, se veía como casi recién follado.
—¿Aleix?
++++++
He estado teniendo días horribles por eso no he actualizado, espero volver a hacerlo más seguido.
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Jaque mate [Aegan Cash y T/n]
Teen FictionLa llegada de T/n Leroux a Tagus hará que la curiosidad de Aegan Cash despertara. A ella no le gustaba que le dieran ordenes. Él amaba dar ordenes. Ella era una líder. Él también lo era. Una guerra constante comenzó entre ellos. Una bomba de se...