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T/N D'ANGELO

Mis ojos iban de Hades a Aleix sin poder creer lo que veía. Llevé una mano a mi pecho con una indignación exagerada.

—¿Cómo te atreves a engañar a tu novia por 90 días con su mejor amigo? —dije y no pude evitar reír, ellos también lo hicieron, mucho más relajados—. Lamento interrumpir.

—No te disculpes —Hades golpeó con suavidad mi nuca.

—Lo siento —sonreí y el puso mala cara.

—Sobre esto...

—Si vas a salir del closet, uno que ni siquiera debería existir, detente, no me importa. No me importa si eres gay, bisexual, o lo que sea, si eres feliz está bien. Yo jamás salí del closet con nadie porque me parecía estúpido que existiera un closet, las personas heterosexuales no tienen que sentarse a hablar con sus padres y amigos para decirles que aman a alguien del sexo opuesto, no corren el riesgo de perder a esas personas y tampoco se sientan con ellos para decirles que son personas cis. Odio el concepto de closet y odio a la gente LGBTIfóbica, ustedes amen a quien le plazca, lo que me importa es si son felices, no si es hombre o mujer o no binarie o genero fluido, o lo que seaaaa.

—creo que te amo —Aleix sonrió y caminó hasta el sofá, se sentó junto a Hades.

—Recuerdo cuando todos se enteraron de que estaba con una mujer, tenía 16, yo estaba semidesnuda y sobre ella, mientras nos besábamos entró Marco a mi habitación y me vio y la vio. Se formó un incomodo ambiente por el hecho de que estaba a punto de follar, después de eso él me dio La Charla —sonreí sin poder evitarlo—. Me dio métodos para cuidarme tanto con hombres como con mujeres, barreras de látex, condón, pastillas anticonceptivas, etc. Nunca me preguntó si era bi, lesbiana, o así. Marco es como yo con estos temas. Pero mi padre si me habló sobre eso, si estaba confundida y bla, bla, bla. Terminé gritándole en la cara que solo me gustaban las mujeres, aunque fuese mentira, soy team amar sin etiquetas —sonreí.

Mi sonrisa se borró al recordar mi charla con Marco hace unas horas.

—¿Qué haremos? —pregunté.

—¿Hacer qué? —Hades frunció el ceño.

—Lo de Aleix y yo —lo miré, tenía unos ojos preciosos.

—fingir, no se te da mal —Hades me sonrió.

—Ah, okey, creo que es hora de irme —me puse de pie, pero Aleix me jaló del brazo para que me sentara nuevamente.

—Quédate.

Hades asintió y así fue como terminamos durmiendo los tres en la gran cama King de mi mejor amigo. Él estaba en el centro, Aleix al lado derecho y yo al izquierdo. No fue incomodo, todo lo contrario, fue gracioso, hablamos puras estupideces hasta que nos quedamos dormidos.

Aleix no era como sus hermanos.

+++

—¿Me dejas hacerte un tatuaje?

—No.

—¿Un pequeño?

—¿Sabes cómo hacerlo?

—Sí.

—Uno pequeño —sonreí cuando me dejó hacerlo, él se recostó en la camilla y preparé todo para hacerle el tatuaje. El proceso fue rápido, ya que estaba muy concentrada, cada línea, cada aguja entrando a su piel, todo era fascinante. Cuando terminé sonreí y le puse un plástico, no había quedado tan mal. Ahora un nuevo tatuaje decorada su tobillo derecho.

—¿Listo? —le pregunté, él asintió y se puso de pie sin importarle nada, se miró en el espejo y detalló el tatuaje.

—es horrible —esbozó una gran sonrisa y se volteó hacia mí.

—No es tan mal... ¡Ahh! ¡¿pero que haces?! —no se en que momento en me tomó de la cintura y me dejó en la camilla.

—Es mi turno de tatuarte —susurró en mi oído y luego besó mi cuello, sonreí y me estremecí.

Preparó todo, con mi mirada seguía sus movimientos, sus brazos fuertes y cubiertos de tinta me enloquecían, su sonrisa, sus ojos, todo en él me encantaba.

—Si te dueles te lo callas.

—que tierno.

Él estaba tatuando mi tobillo, no me dolió tanto como esperaba, era mi primer tatuaje, tenía el ceño fruncido por la concentración, relamí mis labios.

—Listo. —se separó y repitió el proceso que hice yo, cubrió el tatuaje con un plástico. Parecía todo un profesional.

Me puse de pie con rapidez, me miré en el espejo y analicé lo que sea que él haya tatuado en piel para siempre.

—Es hermoso... —él se puso detrás de mí y pasó sus manos por mi cintura, vi nuestro reflejo en el espejo, nos veíamos como una pareja normal y feliz, un poco locos, nadie se tatuaba a las tres de la mañana, pero así éramos nosotros. Me volteé y lo abracé, apoyé mi frente en su hombro, el rodeó mi cuerpo con sus fuertes brazos, el ambiente se había vuelto triste y nostálgico, como si supiéramos que esto pronto acabaría.

Me aferré a él con más fuerza, besó mi mejilla hasta acabar en mi cuello, la manera en la que él me miraba me encantaba, era como si solo existiese yo, nadie más para él, solo yo.

Es ese momento fuimos dos tontos enamorados, una chica que le tatuó una corona con una palabra en italiano y un chico que le tatuó tres cartas inglesas, Quina, Kaiser y Joker.

Mientras la situación se desvanecía él comenzó a susurrarme al oído lo que significaba cada carta para él, en un tono suave pero frío.

Así era él.

Desperté con lágrimas rodando por mis mejillas, una parte de mí deseó que todo lo que soñé hubiese sido real, de que yo no era la hija de un mafioso, una asesina, pero otra parte de mí prefirió esta realidad, porque aquí él no se desvanecería.

Me odió y lo odié aun más.

Me puse de pie, dejando a Aleix y a Hades en la cama, dejé una nota y salí de allí.

Caminé sola, era temprano, no quería pensar, no quería llorar, quería... quería retroceder el tiempo.

Cuando estaba a un par de cuadras de llegar a mi departamento un auto se detuvo a mi lado, me tensé.

—¿Te llevo a casa, mafiosa? —su tonó de voz burlón llegó a mis oídos.

No tuve que haberle dicho eso a Aegan.

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¿Qué tal el cap?  

Jaque mate [Aegan Cash y T/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora