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T/N LEROUX

Vivo a base de tres reglas, una puesta por mi padre, otra por Marco y otra por Piero.

1- Jamás bajes la cabeza ante nadie, ni siquiera ante tu padre.

Marco.

2- Nunca te rindas, si quiera ante la muerte.

Mi padre.

3- Elígete a ti misma por sobre todas las cosas, tu eres más importante que todos y todo.

Piero.

Podía perder a todos, pero jamás a mi misma. Hacía todo con una seguridad increíble. Tomaba decisiones estúpidas, pero siempre pagué las consecuencias, nunca dejé que alguien lo hiciera por mí.

—Pero si es el mismísimo Aegan Cash —pronuncié cuando llegué a su lado.

—La valiente imperatrice T/n Leroux —se volteó hacia mí.

Sus ojos grises chocaron con los míos, me miró de una manera profunda, un brillo de curiosidad cruzó su mirada. Él quería saber quien era yo y yo necesitaba algo que él podía darme.

—¡Juguemos verdad o reto! ¡¿Quién quiere unirse?! —gritó Aleix desde la sala. Aegan enarcó una ceja hacia mí, le sonreí y emprendí camino hacia la sala.

Me senté en uno de los sofás y esperé a que comenzara el juego, miré a todos los que estaban en este lugar para jugar. Aegan —el cual recién había llegado—, Adrik, Aleix, Owen, Hades y Artie. El resto eran simples desconocidos. Aleix puso una botella en el centro, fruncí el ceño, confundida.

—Alguien gira la botella y cuando esta señalé a alguien la persona que la giró tiene que hacer la pregunta o el reto —me indicó una chica, la miré, era castaña, tenía unos ojos lindos, era jodidamente hermosa—. Soy Jude —sonrió de vuelta.

—T/n —le tendí mi mano y ella la tomó, en un inesperado movimiento jaló mi mano y me dio un beso en la mejilla.

Sonreí y relamí mis labios.

­—empiezo yo —murmuró Aleix, giró la botella, todos la miramos expectante, se detuvo frente a Artie.

El juego comenzó, las risas no faltaron. Los primero treinta minutos fueron increíbles.

Nunca había asistido a una fiesta, pasé desde los cinco hasta los siete en hospitales, desde los siete hasta los trece viajando y desde los trece hasta ahora preparándome. Jamás me he emborrachado, no porque no me gustara el alcohol, sino porque siempre quería tener el control de todo y ebria no lo tendría. Me daba miedo cometer alguna estupidez. Aunque sí había probado el alcohol, fue con Piero, mi madre, Aimee, mi padre, Alaric y Marco cuando cumplí dieciocho, ese día probé de todo, pero nunca llegué a emborracharme. Fue muy divertido, aunque en ese momento había extrañado con locura a mi hermano.

Gian.

A veces le echaba la culpa a él de todo lo que pasé, porque si el hubiese seguido aquí yo sería una chica feliz y tranquila. Él sabía lo que le esperaba, por eso lo hizo.

Sentí una sacudida leve y me giré hacia Jude.

—¿Qué pasa? —le pregunté y ella movió la cabeza, señalando al frente.

—¿Verdad o reto? —Aegan se dirigió a mí.

Mierda.

—Reto —respondí desafiante. Me dolía el pecho, pensar en mi hermano dolía.

Eliminé esos pensamientos de mi mente, tenía que centrarme.

Aegan se lo pensó un momento, me miró fijamente, jamás aparté la mirada, el resto estaba callado. Enarqué una ceja a la espera, mordió su labio inferior con suavidad en un movimiento casi imperceptible.

Jaque mate [Aegan Cash y T/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora