Luego de salir del hospital, Anne y David tomaron un autobús turístico, para recorrer la ciudad sin necesidad de caminar en demasía. Se ubicaron en la parte superior, pues el sol ya no era fuerte y desde ahí podían tener una vista increíble de la ciudad. Lo mejor era que podían subir o bajar cuando lo desearan. En realidad, se mantuvieron todo el tiempo conversando, pues David siguió los consejos de Anne respecto a descansar un poco. Pasaron por la Basílica de Santa María Maggiore, de nuevo por el Coliseo, el Foro Romano, la Piazza Venezia, y continuaron viaje, sin preocuparse por nada más.
—¿Podré verte mañana? —le preguntó David de pronto. No sabía por qué, pero quería volver a verla.
Ella negó con la cabeza.
—Mañana me marcho de Roma y comienzo en mi trabajo —no le había dado detalles de cuál era—. Serán cuatro arduos meses, hasta que pueda regresar a casa.
—Tendré que verte entonces dentro de cuatro meses.
Ella se rio.
—Vivimos lejos el uno del otro —contestó.
—No importa, iré a verte si me lo permites. También podrías ir a California. Me encantaría que fueras al viñedo.
—No me conoces, David, apenas llevamos unas horas conversando… —él se encogió de hombros.
—No importa, me salvaste la vida, así que siento como si te conociera desde siempre. Es raro lo que te voy a decir, pero a tu lado tengo una sensación de familiaridad que me es agradable, como si te hubiese conocido antes.
—Lo dudo —repuso ella—. Yo no me hubiera olvidado de ti.
David sonrió ampliamente, aquello era un gran halago. Anne se ruborizó en cuanto lo dijo, y miró al frente, estaban llegando al Vaticano.
—Yo tampoco me hubiese olvidado de ti —contestó él—, por eso estoy seguro de que no te conozco de antes, aunque la sensación de familiaridad me haga sentir lo contrario. Por eso mismo, no aspires a que me olvide de ti. Te prometo que te volveré a ver, dentro de cuatro meses.
Anne se rio, aunque las palabras habían calado muy hondo en su corazón.
—No hagas promesas que no puedas cumplir —respondió ella.
—Esta la voy a cumplir, te lo aseguro; a menos que no desees que vaya a verte…
—Me gustaría que fueras —confesó en voz baja—; pero también sé que las cosas pueden cambiar mucho en cuatro meses.
—¿Qué piensas hacer cuando regreses?
—Comenzar la especialidad de pediatría, es mi gran sueño.
—¿Por qué lo pospusiste, Anne?
La melancolía rondó su corazón.
—Mi padre murió, y necesitaba algo de tiempo para mí. Él era un gran médico, mi guía, por lo que lloré mucho su pérdida. Entonces apareció este empleo que me permite conocer muchos lugares del mundo y ahorrar dinero, así que acepté. Cuando regrese a casa con mamá, continuaré mi sueño de convertirme en pediatra.
—Es un gran sueño —respondió él—.Te deben gustar muchos los niños…
—Así es, me encantan. Yo no tengo hermanos —comentó algo afectada—, pero amo a los niños.
—Yo tengo una hermana de siente años, es la luz de mis ojos. Se llama Annabelle, le decimos Annie, así que a partir de ahora te recordaré a ti cuando hable con ella. Annie tiene unos ojos tan hermosos como los tuyos. La tonalidad es casi exacta —le dijo admirado.
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Disney Magic ✔️
Lãng mạnAnne Taylor trabaja como médico en Disney Magic, un crucero de la compañía Disney que cubre el viaje desde el puerto de Civitavecchia, Roma, pasando por las islas griegas, ciudades italianas, Marsella y terminando en el puerto de Barcelona. Antes de...