Se hallaban frente a la Catedral Ortodoxa Metropolitana, en el paseo marítimo de Fira, la capital de Santorini. El edificio era emblemático, y sobresalía por su color blanco y su enorme cúpula; sin duda, un excelente punto de encuentro y el lugar que los Preston le dijeron a Anne como referencia.
Alice estaba muy nerviosa, aunque intentaba disimular. Annabelle no sabía nada del parentesco que la unía a la doctora. David se acercó a su hermana y le repitió por décima vez:
—Recuerda que no puedes decirle a nadie sobre Anne, ¿de acuerdo?
—Sí, —Annabelle rodó los ojos—, no soy tonta, sé que te gusta ella y que Julie no puede enterarte.
—¡Annabelle! —le reprendió su padre.
—No es solo por eso, cariño —David estaba sonrojado—, es porque trabaja en el barco y puede tener problemas por salir con pasajeros como nosotros, ¿comprendes?
La pequeña asintió.
—No te preocupes, no diré nada. Me agrada Anne —añadió con una sonrisa.
—Por ahí viene —fue Robert quien primero la divisó.
Anne se acercaba con un bonito vestido floreado, que acentuaba su figura, y unas sandalias bajas.
—¡Hola! —David se acercó primero para recibirla, y la escoltó hasta que llegaron junto a su familia.
Cada uno la saludó con mucho cariño. Alice sobre todo estaba muy contenta por verla, aunque intentaba esconder un poco las emociones que sentía.
—Me gusta tu vestido —le dijo Annabelle, acostumbrada a verla siempre con el vestuario de trabajo.
—Muchas gracias, corazón —respondió la aludida—. A mí me gusta mucho tu sombrero.
Annie llevaba un sombrerito de color blanco con una flor azul, en combinación con su ropa que era de igual color.
—El sombrero me lo compró mi hermano —le informó la niña—. Él es muy bueno.
—Sin duda —soltó Anne riendo, y compartiendo una mirada con David. El aludido se encogió de hombros.
—¿Qué puedo decir? Soy encantador. Y no lo digo yo, lo dice mi hermana que nunca falta a la verdad —añadió guiñándole un ojo.
—¿Qué les parece si nos encaminamos a tomar un autobús hacia Oia? —propuso Robert.
Todos estuvieron de acuerdo, pues Oia era la ciudad más bonita de Santorini y valía mucho la pena visitarla. Se encontraba al noreste de la isla, aproximadamente a poco más de nueve kilómetros desde Fira. Como eran varias personas a trasladar, preferían tomar uno de los autobuses que salían cada veinte minutos hacia la hermosa ciudad.
—Anne, ¿tienes hermanos? —le preguntó Annabelle, quien le dio una mano a ella y otra a David, mientras caminaban.
Alice iba justo detrás de los chicos, junto a su marido, y se tensó un poco con la pregunta aunque era natural que se la hicieran.
—No, no tengo —respondió Anne, sin decir nada más.
—¿Cuál es tu película favorita de Disney? —volvió a preguntar—. La mía es Frozen.
—La mía es la Bella Durmiente —contestó la chica con una sonrisa. La niña era en extremo simpática y habladora.
—Esa también me gusta mucho —le dijo Anne—. En realidad, me encantan todas.
—¡Yo quisiera trabajar en el Disney Magic cuando sea grande! Me parece que es el trabajo más bonito del mundo.
Alice se rio, mientras notaba el entusiasmo de Annabelle, que estaba estableciendo un vínculo con su hermana, sin que ninguna de las dos fuera consciente de que lo eran.
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Disney Magic ✔️
RomanceAnne Taylor trabaja como médico en Disney Magic, un crucero de la compañía Disney que cubre el viaje desde el puerto de Civitavecchia, Roma, pasando por las islas griegas, ciudades italianas, Marsella y terminando en el puerto de Barcelona. Antes de...