La historia de Kagura

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Hirotaka Kagura  siempre se consideró una persona normal,  con una vida normal.  Sus calificaciones eran buenas pero no lo suficientes para destacar de entre el promedio. Tenía algunos amigos y casi no se metía en problemas.

Su vida era tranquila hasta que llegó a sus catorce años. Fue entonces cuando se desató el infierno en su vida. 
Todo empezó cuando repentinamente sus padres le anunciaron su divorcio.

Esto la tomó por sorpresa,  a pesar de los claros indicios que se habían ido mostrando  a lo largo de los últimos años.
Las discusiones cada vez eran más frecuentes,  su padre cada vez llegaba más tarde de las reuniones de trabajo y su madre viajaba frecuentemente pasando semanas e incluso meses fuera de casa.

A la hora de anunciar el divorcio  las cosas no mejoraron demasiado. Su madre tomó sus maletas y la abandonó junto a su padre alcohólico para perseguir su libertad. 

Su padre se la pasaba la mayor parte del tiempo borracho y ella se sentía abandonada y sola, muy sola.

No se sentía amada y mendigaba todo el cariño que  su familia le negaba en los brazos de un chico major que se aprovechó de su vulnerabilidad.

Se entregó a él en cuerpo y alma y le juró amor eterno. A cambio sólo recibió burlas del muchacho, quien empezó a esparcir rumores sobre ella siendo una chica fácil.

El maldito había llegado tan lejos como para grabarla mientras tenían relaciones.

Afortunadamente, la directora de la escuela, Kaede, le tuvo compasión a la pequeña que en primera instancia se notaba que era la víctima y tomó las acciones legales que los padres de Kagura debieron haber tomado en primer lugar.

Expulsó al delincuente  de la escuela e inició una demanda contra él por el delito de pornografía infantil, ya que Kagura aún era menor de edad. 

El muchacho obtuvo su merecido pero el daño ya estaba hecho. 

Kagura era acosada en la escuela tanto por hombres como por mujeres. 

Era muy común que la emboscaran a la salida de la escuela de camino de su casa, sin importar cuantos desvíos tomara, siempre se las arreglaban para encontrarla y dejarla medio muerta por las palizas que le daban. 

En su casa las cosas no iban mucho mejor, su padre se enteró del vídeo pero poco le importó. Sólo se limitó a llamarla zorra y a darle una buena tunda pero no hizo nada más.

Sus amigos la abandonaron y pasaba la mayor parte del tiempo sola. estaba perdiendo las ganas de vivir.

Aparentemente  la directora Kaede se dió cuenta de la situación y después de lidiar con los bravucones que acosaban a Kagura lo mejor que pudo, le hizo una seria llamada a su madre, quien regresó por un tiempo para encargarse de su hija.

Su madre la inscribió en un curso de defensa personal y además le proveyó  un paralizador eléctrico y un spray de gas pimienta para que se defendiera. También rentó un nuevo apartamento y la llevó a vivir con ella. 
Durante su tercer año de secundaria Kagura seguía sintiéndose sola pero los abusos cesaron al ella demostrarles a sus agresores que no era débil y que podía defenderse.

Al entrar a la preparatoria Kagura eligió  la escuela más lejana que encontró de su secundaria actual, para así empezar de nuevo.
Estaba lista para dejar su pasado atrás.
Quien también se encontraba lista para dejar su pasado atrás era su madre, quien al ver que su hija se encontraba mejor decidió abandonar el país dejándola sola en el departamento. 
Solamente prometió enviarle una mensualidad para que pagara sus cuentas como el agua , la luz y la renta, pero le advirtió que esta cesaría al cumplir Kagura la mayoría de edad. 

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