¿Nuevos sentimientos?

953 106 84
                                    

El sábado por la mañana, después de despedirse de Kagura, Rin tomó el autobús para dirigirse hacia la mansión Taisho.

Aún debía de pagar la deuda que tenía con Sesshomaru por las benditas "lecciones de seducción". Aunque  al final ninguna técnica haya funcionado, eso no quitaba que Sesshomaru  se había tomado el tiempo para enseñarle y por eso aún estaba agradecida.

Tocó  la puerta de los Taisho pero en vez de ser recibida por el mayordomo Jaken como la última vez, fueron Inuyasha  y Kagome quienes la recibieron en la puerta.

Inuyasha  parecía sorprendido y Kagome se mostró muy alegre al verla.

-Pequeña Rin- exclamó la ojiazul- No sabía que venías, dime Inuyasha ¿por qué no me dijiste  que la habías invitado?

-yo… yo no…-Inuyasha se encontraba sin palabras,  ciertamente no esperaba encontrar a su amiga en la puerta de su casa un sábado por la mañana. Se sentía un poco avergonzado por el hecho de que Kagome había pasado la noche con él y ahora se dirigiría a acompañarla hasta su casa en el auto conducido por el chofer de la mansión.

Un sonrojo cruzó por sus mejillas al recordar todo lo que había hecho con Kagome la noche anterior y su vergüenza creció más al cruzar su mirada con los ojos chocolates de Rin, por alguna razón sentía como si su amiga le pudiera leer la mente ahora mismo.

Rin por su parte también se sentía muy avergonzada,  no quería que ninguno supiera la razón por  la que se encontraba en esa casa. Pero tampoco quería parecer una intrusa que se aparece de repente en la casa de su amigo para interrumpir  su tiempo de pareja con su novia.

Después de todo, no era ninguna ingenua y sabía perfectamente lo que habían estado haciendo esos dos. 

En ese instante el tono barítono de Sesshomaru proveniente del interior de la casa los interrumpió. 

-NO SEAS IMBÉCIL INUYASHA, RIN NO ESTÁ AQUÍ POR TI- resonó por todo lo alto.

-¿ A NO? -Preguntaron con sorpresa al unísono Inuyasha y Kagome con una expresión de incredulidad en sus rostros.

Rin pudo sentir el alivio invadiendo su cuerpo cuando Sesshomaru se acercó a ellos, la tomó de la mano y la jaló delicadamente hacia él quedando ella pegada a su pecho.

-Ella vino porque yo se lo pedí idiota- Espetó en tono despectivo hacia su hermano 

-JAKEN- Llamó el peliplata mayor a su mayordomo -Asegúrate de enviar algunos bocadillos y un poco de té a mi habitación, y que nadie nos moleste- dijo dándose la vuelta  para dirigirse  a su habitación.

Rin pudo observar la cara sorprendida en el rostro de Kagome y una expresión que no supo descifrar en su amigo Inuyasha.

-Rin- La llamó Sesshomaru, a lo que ésta levantó la vista hacia él que había parado a mitad de las escaleras para esperarla -vamos- le dijo extendiendo la mano hacia ella.

-Claro- respondió  Rin saliendo de su sopor, siguió a Sesshomaru escaleras arriba aceptando su mano, ya que creía que de lo contrario sus piernas la traicionarían pudiendo tropezar bochornosamente.

No se atrevió a voltear a ver al sorprendido par a sus espaldas.

Al entrar a la habitación  de Sesshomaru,  Rin pudo notar que tenía ese olor a roble que tanto caracterizaba al peliplateado. No pudo contener el impulso de inhalar su aroma y llenar sus fosas nasales con el aire del lugar.

La habitación  era del mismo tamaño que la de Inuyasha,  pero donde el menor tenía una televisión  y videojuegos, Sesshomaru tenía la habitación equipada con un par de enormes libreros repletos de todo tipo de literatura.

you are the only oneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora