TE AMO

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EL INICIO VI

*Versión única de Alejo*
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   Ya han pasado dos semanas desde aquel beso en el ascensor y no logro olvidarla. Paso las 24 horas del día pensando en ella y en esas pocas tardes que fueron maravillosas. Los recuerdos recorren mi cuerpo, y su aroma en mi memoria, es lo único que me queda de ella. Recordarla. Imaginarla.
  
   El trabajo me distrae un poco pero después de cada consulta su voz llega a mi mente y su cálido y delicioso aroma rodea mi consultorio, en la hora del almuerzo salgo con mis colegas y siempre vamos al mismo lugar, el restaurante donde la conocí. La comida se enfría y las conversaciones pasan desapercibidas por pensarla o fantasear que la próxima persona en entrar será ella; mis colegas comienzan a percibir mi cambio de actitud y me preguntan constantemente hasta que al fin les cuento la verdad.

-Daniel- Alejo, ¿Estáis bien?  Ultimamente no sois el mismo, tío.

-Rodrigo- Es verdad!

-Carlos- ¿No tenéis confianza en vosotros?

-Alejo- Claro que la tengo, sois mis amigos. Sólo que... es complicado, nunca me había pasado esto. Hace unas semanas conocí a una chica en este mismo restaurante y me enamoré de ella, estoy perdidamente enamorado de ella.

-Daniel- ¿Dónde está ella?

-Alejo- México, vive en México. Sólo vino por unos días y volvió. La dejé ir.

-Carlos- Joder, pero ¿qué estabais pensando? ¿Por qué la dejaste ir? Debió ser increíble para dejarte así.

-Alejo- Es increíble, de eso no hay duda. ¡Joder, me arrepiento! Desearía tomar el primer vuelo a México e ir a buscarla.

-Rodrigo- ¿Qué te detiene? ¿Trabajo? Sabes que eres un médico de puta madre. Además, en México está Luis, él te da trabajo. Lo sabes.

-Alejo- ¡Tenéis razón tíos! Mañana a primera hora me iré a buscarla.

   Esa misma tarde después de almorzar salí corriendo a mi casa a preparar las maletas, tenía que ir a buscarla, no la iba a perder para siempre. Preparé todo lo necesario, llamé al aeropuerto y reservé un asiento en el primer avión que saliera para México. Durante la noche para que pasaran más rápido las horas me decidí a buscar un poco sobre México, no tenía ni la menor duda de dónde empezar a buscarla, hasta que recordé que Paulina me había comentado que trabajaba en la florería de su madre, una florería de gran prestigio. Comencé a buscar por internet cuando encontré un artículo de una tal “Virginia de la Mora” esa debía ser, porque cuando nos presentamos su madre me dijo su nombre y estoy seguro de que era Virginia. Continué leyendo el artículo y más adelante salía el nombre de sus hijos, “Elena, Julián y Paulina de la Mora” era ella, era mi Paulina. Según el sitio eso quedaba en “Las Lomas”. No sabía cómo llegar ahí pero estando en México me las arreglaría.

   Por la mañana, me dirigía al aeropuerto. Nervios. Ansias. Tenía un grado de ansiedad inimaginable. Subí al avión y durante el vuelo iba pensando en cómo haría mi llegada, cómo me presentaría frente a ella y su familia. Quería que fuera algo especial, que se diera cuenta que realmente estaba enamorado de ella y que estaba dispuesto a dejarlo todo por empezar algo nuevo entre los dos.

   Al llegar a México el grado de ansiedad que tenía no se comparaba al de ahora, estaba pisando el mismo suelo, estaba a menos kilómetros de ella, estaba cada vez más cerca. En el vuelo pensé en llevarle unas flores pero tiene una florería entonces sería muy tonto, entonces decidí llevarle unos globos que decían “Fuiste, eres y siempre serás mi más bonita casualidad” y una rosa con una cadenita con un mensaje gravado, era la fecha en la que nos conocimos “10 de agosto”.  Tomé el primer taxi que vi.

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⏰ Última actualización: Aug 10, 2021 ⏰

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