ADIÓS

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EL INICIO IV

*Versión Paulina*
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   Aquella tarde lluviosa fue la primera y más mágica que haya tenido y aunque vinieran más no iban a ser igual, él me hace sentir diferente, me hace actuar  como tonta cuando lo veo y eso a ésta Paulina nunca le pasa, o sea soy Paulina de La Mora, la mujer que siempre tiene los pies sobre la tierra, pero se pierde y llega a las nubes cuando está junto a él.

   Pasaron días desde esa tarde y admito que deseaba que ese extraño volviera a interferir en una de mis salidas, pero no pasó. Después de cada cita al médico con mi mamá, pasaba por el parque a ver si lo veía o cuando iba al restaurante donde nos conocíamos, me fijaba a ver si estaba ahí pero la suerte no estaba de mi lado, hasta que un domingo cuando ya había aceptado que no era para mí, mientras nos tomábamos un café,  mi mamá me dijo que un jóven se estaba acercando a nosotras y era igual al muchacho que le había describido durante aquella noche, al principio creí que mi mamá me estaba molestando hasta que volteé, era él, era el hombre que me movía el piso y hacía que ésta Paulina viajará por los lugares más hermosos que eran su bella sonrisa y brillantes ojos.

-Paulina- Alejo? ¡Hola! [nerviosa]

-Alejo- ¡Hola Pa…Paulina! ¿Cómo estás? [nervioso]

-Paulina- Bi...Bien, gracias! Y ¿tú?

   Nunca antes había estado tan nerviosa, mi estómago era todo un mariposario, mi corazón latía 3 veces más rápido, comencé a tartamudear como una tonta y podía notar que él también lo estaba pero se me hacía muy tierno, ver a alguien nervioso o tartamudeando por mí, eso no estaba en mis planes pero tampoco era algo a lo que quería renunciar.

 -Virginia- ¡Hola! Me llamo Virginia, soy la mamá de Paulina. Me presento ya que al parecer no lo va a hacer, anda en las nubes.

-Paulina- ¡Mamá! Basta, que me pones nerviosa. [hablando en voz baja]

-Virginia- Ay Paulina, él es quien te pone nerviosa. [Riendo] Los dejo, voy a hacer unas compras. Te veo en el hotel en la noche. No llegues tarde eh. La cuidas por favor.

-Alejo- Sí señora, no se preocupe. Estará muy segura conmigo.

Se va mi mamá*

-Paulina- Perdona a mi mamá, a veces es un poco imprudente.

-Alejo- Me cayó bien, incluso mejor.

-Paulina- Ahhhh sí?

-Alejo- Hahahaha

-Paulina- Muy chistosito ah. [Riendo]

   La forma en la que me veía hablar y le ponía atención a mis muecas y señas era hermosa, nadie me había visto así jamás, a menos que no lo haya notado,  pero estaba segura de que él era el primero.

   Esa tarde después de salir de la cafetería, pasamos por un helado y luego me llevó a ver una película de comedia, al principio tenía miedo de que se me escapara una de esas risas que asustan a quien no me conoce pero al rato sentí como si en otra vida lo conociera, como si hubiera estado conmigo antes y la vergüenza se fue. 

   Salimos del cine alrededor de las 7 de la noche y nos dirigimos al hotel, él era solo un extraño para mí y yo una simple chica más que babeada por él, porque la única no creo, pero esas pocas veces que nos veíamos me olvidaba de todo, ¿quién diría que el día en que menos pensaba me iba a enamorar?

   Al llegar me abrió la puerta y me dio su mano para poder bajar, era todo un caballero. Cuando baje intercambiamos miradas y nada más nos despedimos.

   Me dirigí al ascensor pero antes fui a recoger algo al lobby del hotel, finalmente tomé el ascensor y me dirigía al octavo piso donde estaba mi habitación, hasta que a unas cuantas habitaciones de la mía me frené y me puse a pensar “tengo que buscarlo, tengo que decirle que aunque sea una locura me enamoré de él. No puedo perder este momento por una cobardía” fue entonces cuando me devolví corriendo, no sabía que iba a hacer al llegar abajo porque no tenía ni la menor idea de dónde vivía, ni siquiera donde trabajaba, solo que era médico pero no me importaba, lo iba a buscar y lo encontraría. Me paré en frente del ascensor a esperar que subiera.  Fueron tan solo segundos pero sentí horas, finalmente cuando llegó y abrió sus puertas, ahí estaba de nuevo, era él, fue a buscarme y yo realmente no supe que hacer, solo nos quedamos viéndonos y me dejé llevar, me fui acercando a él y lo besé.

-Paulina- Lo siento, no sé qué me pasó. [Alejándose]

   Tapó mi boca y fue acariciándome la cara lentamente hasta llegar a mi cintura y llevarme hasta adentro del ascensor, se cerraron las puertas y solo seguimos besándonos, era boca con boca y latido con latido. Me tomó y me recostó a la pared…

-Alejo- Me enamoré de ti, Paulina. Nunca me había pasado esto. Te robaste mi corazón desde el primer momento. Desde arriba eras una chica más pero cuando te vi caminar hacia mi te volviste de nada a todo. ¡No puedo dejar de pensar en ti Paulina!

-Paulina- Yo también, me enamoré de ti y no sé cómo pero no puedo dejar de pensar en ti desde aquel día.

-Alejo- Nunca pensé decir esto pero “gracias Tafil”. [Riendo]

-Paulina- [Riendo]

-Alejo- ¿Cuándo te vas?

-Paulina- En una semana.

-Alejo- Quédate conmigo, acá en España.

-Paulina- No puedo, mi familia está en México.

-Alejo- Entonces, yo me iré contigo.

-Paulina- ¿y tu trabajo? ¿tu vida?

-Alejo- Puedo trabajar en México, allá tengo amigos.

-Paulina- Mira, lo nuestro no puede ser, es solo una fantasia. Tu vida está acá, en España y la mía en México

-Alejo- Es que eso no me importa. ¿Entiendes? ¡No puedo perderte!

   Yo solo lo volvía a besar, miré fijamente sus brillantes ojos y me fui alejando poco a poco, no podía seguir ahí creyendo que iba a hacer tan fácil algo entre nosotros.

   Lo más triste era saber que empezamos con un  nervioso "hola"  y terminamos con un complicado y doloroso "adiós" o al menos eso fue lo que quise decir. De repente nos alejamos tanto el uno del otro, que no fue necesario decirlo para saber que se había acabado. No era un cuento de hadas, era la vida real. Ese fue nuestro adiós o al menos lo que pensé.

𝑴𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒐𝒕𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒑𝒆𝒄𝒕𝒊𝒗𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora