Los primeros rayos de sol apenas tocaban tímidamente a las montañas en la frontera de Mannaz, aquellas que protegían al pueblo a los restos de lo que alguna vez fue un tranquilo pueblo entre lagos y riachuelos, los cuales durante la guerra se vieron teñidos con sangre y sufrimiento. Sobre el césped, en algún lugar tranquilo de las montañas, se encontraba durmiendo un joven de cabellos negros y ojos tan oscuros como la misma noche, el viento iba en dirección a él, rosando suavemente su rostro mientras algunas de sus largas hebras azabache que se encontraban sueltas se balanceaban levemente en dirección al viento. Mantenía sus brazos cruzados mientras su espalda se encontraba recostada sobre el tronco de uno de los árboles más frondosos del lugar.
Sus ojos se abrieron de a poco al oír los saltos de su acompañante llegando al lugar donde se encontraba. Sin cambiar su posición dirigió su atención al joven de cabello largo y rosado que se acercaba agitado donde él.
-¡Joven maestro Caleb! -dijo aquel chico agitado mientras hacía una rápida reverencia para guardar formalidades frente al azabache. Los ojos miel del chico se posaron sobre su maestro y con nerviosismo señaló los prados en dirección opuesta al pueblo de Mannaz.- ¡El ejército de Algiz se acerca!
Se levantó abruptamente de su lugar, mareándose en el acto... pero poco importaba si ese ejército se encontraba cerca y a tan corta distancia del pueblo de Mannaz. Podía jurar que en ese mismo instante escuchaba nuevamente los gritos de su gente, las llamas rodeando el lugar, los cuerpos cayendo inertes en el piso...como si fueran nada más que objetos sin valor.
-Joven maestro, ¿Qué debemos hacer? -la voz de Elijah finalmente lo sacó de sus pensamientos. Apretó con fuerza su mandíbula y se decidió... haría algo que jamás creyó posible; volver a su hogar.
Abrió levemente la parte superior de su túnica y, como si fuese lo mejor en el mundo, los ojos de Elijah brillaron con emoción y su figura cambió en una luz radiante a la de un pequeño zorro de tonos rosados, combinado con algunos detalles blanquecinos. Rápidamente el pequeño animal se escabullo dentro del chaleco del azabache.
-Mantente quieto, sé prudente -demandó con voz autoritaria, sintiendo al pequeño zorro removerse dentro de sus ropas.
A la distancia observó el pequeño pueblo en el que se había convertido su hogar desde aquel incidente, era apenas una pequeña fracción de el majestuoso Mannaz que conoció mientras crecía y su madre dirigía arduamente el lugar, era lo único que le quedaba de ella...y, sin embargo, él simplemente...
-Maestro, ellos se acercan -cerró los ojos por un segundo al escuchar nuevamente la voz de Elijah, cierto...tenía algo que hacer; los años de reclusión no serían en vano, no necesitaba que sus sentimientos intervinieran nuevamente en sus decisiones.
Con saltos agiles y coordinados, bajo desde lo alto de la montaña hacia el sendero que daba finalmente inicio al pueblo rodeado apenas de algunos lagos y ríos que se recuperaban aun a pesar de la década transcurrida. A pasos rápidos y firmes se adentró en el pueblo, colocándose la capucha de su capa para no ser reconocido, si es que aún lo recordaban...si es que aún les importaba.
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"S o w e l l u"
FantasyNo sirve de nada una promesa sin intenciones de cumplirla, de nada sirve arrepentimiento sin intenciones de remediar tus errores. No sirve una lealtad prometida si al primer momento te darán la espalda. No sirve un titulo sin significado alguno más...