Capítulo 6- Raidha

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La balsa en la que viajaba, haciéndose pasar por un comerciante ambulante, finalmente se detuvo en el puerto del reino de Raidha, tendría que estar en constante movimiento si quería que el ejército de Algiz jamás lo encontrara. Frente a él, calles llenas de bullicio y una inmensa cantidad de gente eran cubiertas por los casi sofocantes rayos de sol. Tuvo que llevar una mano por encima de sus ojos para cubrir su vista de la luz reflejada en la superficie perfectamente blanca de las casas en ese lugar.

...Hacia un calor casi infernal, pero tendría que afrontarlo. Comenzó a caminar entre las calles repletas de gente, tendría que buscar alguna forma de conseguir encargos y hacer dinero para seguir moviéndose.

Llegando al pequeño mercado del lugar se acercó a una casa de té, con suerte necesitarían a alguien para limpiar el lugar. Se adentró al lugar y observó a las personas hablando animadamente y disfrutando del ambiente calmo del lugar.

-Es una verdadera vergüenza... -la voz de una mujer comenzó a decir, Caleb lo ignoró hasta que la siguiente frase fue dicha- Mira la forma en la que el rey nos ha estado haciendo perder cara, ¿Quién se cree que es para actuar tan descuidadamente?

Discretamente, Caleb se sentó en una mesa cercana aun sin quitarse la capucha de la cabeza, observó de reojo a aquellas dos mujeres tomando el té y hablando.

-¡Shh! ¡Dilo en voz baja! -regañó la acompañante. La otra mujer rodo los ojos y tomó un sorbo de su té.

-...Es una completa vergüenza, no le basta con hacernos perder cara al rendirnos tan fácilmente en la guerra de hace diez años, su inexperiencia es sorprendentemente absurda -bramó a la mujer mientras su acompañante parecía nerviosa con cada palabra- En esto, incluso Mannaz tiene más honor que nosotros.

Caleb dio un respingo y una sonrisa forzada ante aquello, debía admitirlo...su ego se vio ciertamente lastimado.

La risa de su acompañante lo hizo volver a poner atención.

-¿Bromeas? Nadie es más deshonrado que esos bastardos...por lo menos nosotros no nos negamos a la paz de los territorios -respondió con orgullo la acompañante, pero la mujer simplemente le dio un golpe en la frente y suspiró con pesadez.

-...¿Llamas a esto paz? Esos de Algiz están sobreexplotando nuestros recursos y la Usurpadora no parece tener intenciones de hacer algo contra ello -la voz de la mujer sonó claramente molesta e irritada- Mannaz no cedió su pueblo aun si no tenían posibilidades realmente de ganar y, aun así, lo hicieron, han mantenido a raya al ejército Algiz durante una década...solos, después de toda esa conquista de territorios.

-...Nos dejaron probar la gloria de ser protegidos durante siglos y después, finalmente mostró su verdadera naturaleza. -la acompañante suspiró con pesadez al terminar de decir aquello.

Caleb finalmente dirigió su atención a sus propias manos y comenzó a juguetear con ellas...sí, todavía recordaba ese periodo de paz que todavía pudo experimentar...el paso libre a cada territorio; ver las hermosas estructuras de Raidha, disfrutar la noche eterna en Uruz...la neblina siempre presente a las lejanías de Algiz, durante estos años...todo lo había apreciado a la distancia, siempre a la distancia...no quería arriesgarse; arriesgarlos...y eso le pesaba. Pero ahora ya no podía hacer más eso, no podía seguir escondiéndose...huyendo, no ahora que lo buscarían en cada rincón de Sowellu, no ahora que lo perseguirían hasta conseguir lo deseado.

-¿Joven...? -la voz de una chica lo sacó de sus pensamientos. Alzó su mirada hacía la chica que mantenía una sonrisa preocupada y prestaba atención a su reacción- Yo... ¿Desea ordenar algo?

Negó levemente con la cabeza y procedió a excusar su presencia en el lugar.

-No...soy un vendedor ambulante, pero me despojaron de mi mercancía durante mi viaje hacia aquí, me pregunta ¿Necesitarían a alguien que limpie el lugar? Puedo aceptar cualquier tarea y cantidad de dinero

"S o w e l l u"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora