Capítulo 2

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10 años antes de la masacre en Mannaz

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10 años antes de la masacre en Mannaz.

Observando a sus alrededores ya no le sorprendía que siempre fuera lo mismo a cada rincón que fueran, así fuera en una casa de té o paseando por los cultivos, su madre siempre recibiría múltiples reverencias de respeto y admiración...no podía estar más contento con ello, ¡Eso significaba que su madre obtenía el reconocimiento que merecía!

Buscando alguna reacción en el rostro de su madre, observó con atención cada gesticulación, cada instante...sin embargo, su expresión estoica permanecía ahí, sin ningún cambio...ni el más mínimo. Se sintió decepcionado e incómodo. Jamás, en sus siete años de vida, había logrado obtener alguna reacción de su madre, ni la más mínima...comenzaba a creer que era algo que tenía que ver con la runa de Mannaz que su madre resguardaba con tanto esmero y purificaba con tanto cuidado.

Su mirada se centró en los manzanos a su alrededor, todo estaba tranquilo, los cultivadores hacían su trabajo cómodamente gracias a las herramientas que Madame Su se había ingeniado en conseguir para hacer más fácil el trabajo.

-¡Madame Su! ¡Madame Su! ¡Atrapa! -la voz animada de una mujer llamó su atención, tan pronto como volteó observó una manzana volando en su dirección, se cubrió para no recibir el impacto en el rostro, pero jamás llegó.

Abrió sus ojos y observó como su madre observaba la manzana en su mano y después desviaba su mirada hacia los manzanales, observando a una mujer de cabellos castaños corriendo en su dirección entre dulces risas mientras un niño pequeño, su réplica, la perseguía con una sonrisa enorme en su rostro. Miró en dirección a su madre y se quedó de piedra, el rostro de su madre por primera vez mostraba algo...algo que no era para él, sorpresa...añoro, anhelo, todo en un mismo instante que tan rápido como apareció se desvaneció con el viento.

La mujer llego rápidamente a ellos con una canasta de manzanas entre sus brazos y una sonrisa radiante en su rostro.

-¿Acaso mis ojos me engañan? ¿Mi querida Yun ha venido a verme? ~ dichosa sea mi suerte entonces

Los ojos de su madre se estrecharon y en un suspiro pesado colocó la manzana en la canasta de aquella mujer para comenzar a caminar nuevamente, siendo seguidos de cerca por aquellos castaños.

-No deberías de lanzarle frutas a las personas -sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la voz de su madre en más de dos pequeñas palabras- Podrías lastimar a alguien.

-¡No le lanzo frutas a las demás personas! ¡Solo a ti! ...Y a mi Cristhian, claramente, pero eso es otro tema -comentó la mujer entre pequeñas risitas mientras ondeaba la mano para restarle importancia a su comentario.

Madame Su miró de reojo a la castaña y enarcó una ceja para después ver hacia el pequeño castaño que los seguía en silencio con una sonrisa en su rostro.

-¡Oh! ¡Ya lo notaste! -y enseguida la mujer se giró hacia el niño y lo tomó entre sus brazos con total cariño mientras inclusive pegaba su mejilla a la del niño, quien ahora reía suavemente- ¡Es mi pequeño retoño! ¿No es lindo? ~ -dijo la castaña con total orgullo, Caleb no pudo evitar que un peso se asentara en su pecho.

-... ¿Cuál es su nombre? -escuchó a su madre preguntar mientras revolvía el cabello del otro niño con suavidad...como jamás había hecho con él. Aferró sus manos a sus ropas y optó por desviar la mirada, no era nadie para cuestionar las acciones de su madre.

-¡Theo! ¡En cuanto estuvo en mis brazos supe que era el nombre adecuado! -dijo con emoción la mujer, como si el niño entre sus brazos fuera su más grande tesoro...y lo era.

Los ojos de la castaña se posaron sobre él y en una sonrisa dulce dejó a Theo en el suelo para ponerse de cuclillas frente a él y observarlo con atención, se sintió de alguna forma intimidado antes de que aquella mujer tomara sus mejillas entre sus manos y las estirara con suavidad.

-¡Pero mírate! ~ Eres igual a Yun~ No parece que hayas sacado nada más de otra persona -dijo entre pequeñas risitas- ¿Cuál es tu nombre? ¿eh? ~

Antes de poder contestar, la voz de su madre se interpuso.

-Caleb

Y como si de un balde de agua fría se tratara, la sonrisa en el rostro de la mayor flaqueo y pareció palidecer por un momento, miró de reojo por un momento a Madame Su y luego con dificultad volvió a sonreír para seguir estirando las mejillas de Caleb.

-Entonces es así ~ ...¿Y quién es su padre?

-No hay -respondió de forma brusca Madame Su mientras comenzaba a caminar nuevamente en dirección a la salida de los cultivos, manteniendo sus manos detrás de su espalda.

Confundido, Caleb decidió tomar las manos de la mujer con cuidado y apartarlas de sus mejillas para comenzar a caminar en dirección a donde su madre se iba.

Los pasos apresurados de la mujer no se hicieron esperar junto con los pasos de su hijo.

-¿Cómo que no hay? Yun, sabes que no me gustan ese tipo de bromas -dijo en una risa nerviosa y una expresión complicada la castaña.

-Puedo criarlo sola -dijo con severidad la de ropas blancas. La cultivadora paró en seco para entonces negar varias veces con la cabeza y continuar caminando.

-Sabes que no es a lo que me refiero Yun ¡Sabes perfectamente que-

-Era mi deber -la castaña tomo bruscamente a Madame Su del hombro y la hizo girar hacia ella- El deber es primero, Cristal

El rostro de la castaña palideció y tomo con fuerza ambos hombros de la más alta.

-¡Yun!

-¡Cristal!

Ese...ambiente era totalmente nuevo para él, ¿agresividad? Por supuesto. Su madre tenía el ceño notoriamente fruncido al igual que la otra mujer, parecía como si ninguna fuese dar su brazo a torcer. Sus manos se aferraron inconscientemente a sus ropas, tan solo mirando como su madre y Cristal se veían atentamente con miradas afiladas. Comenzaba a sentirse nervioso y ...sorprendentemente en peligro.

Una mano tomó la suya y sintió como su cuerpo era jalado hacia cualquier lugar por alguien más. Al aclarar a medias su mente, pudo observar la espalda de aquel niño castaño frente a él, mientras la pequeña coleta del contrario ondeaba en compas a su trote.

-No tienes que soportarlo si te sientes mal -su corazón dio un vuelvo y un brillo adornó sus propios ojos al escuchar la calma de aquella voz- A veces los adultos son así

No lo entendía.

Las emociones negativas habían estado prohibidas en su hogar desde que tenía uso de conciencia ¿entonces por qué ahora había tantas a su alrededor? Todo empezó por su nombre ¿Era por él entonces?

¿Era su culpa...?

-No te atrevas -se sobresaltó al escuchar aquello. Theo se detuvo y giro su cuerpo en su dirección sin soltar su mano- No te atrevas a pensar que es tu culpa, no lo es

Agachó su cabeza con vergüenza, no podía evitarlo...su madre difícilmente mostraba alguna emoción frente a él, y cuando lo hizo fue simplemente de enojo.

-...Está bien sentirse mal, es de humanos sentir.

"S o w e l l u"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora