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Harry Styles tiene 19 años, vive en Londres, terminó su preparatoria con excelentes notas, soñaba con estudiar artes, pero para su desgracia nunca contó con la libertad financiera para hacerlo. Desde sus 15 años trabajaba en una cafetería y sigue haciéndolo, en realidad le agrada hacerlo. Es un chico tímido, inteligente, nunca ha tenido pareja, aunque tiene claro su gusto por los hombres. Su mejor amigo es Niall Malik, de su misma edad, vivía en Newcastle pero se mudó a Londres en cuanto terminó la prepa, estudia pediatría y actualmente comparten departamento, esto desde que la tía de Harry falleció hace 6 meses.

Hace un par de días Niall había hablado con su amigo y compañero de cuarto, para comentarle que su hermano vendría a pasar unos días con él allí en el departamento, hacía tiempo que no lo veía, casi siempre se la pasaba trabajando o viajando con su novia, así que le emocionaba volver a verlo, a lo que Harry no pudo negarse y aceptó la idea enseguida. Harry era muy blando cuando de hacer favores se trataba, mucha gente siempre terminaba abusando de su generosidad, pero sabía que no era el caso de Niall, el rubio siempre había sido muy gentil, además, qué de malo podría traer está visita.
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Zayn Malik, 26 años, hermano mayor de Niall, vive en Newcastle con su actual pareja Gigi, Zayn heredó la compañía de motocicletas de su padre, por ser el mayor, y a decir verdad hacía un buen trabajo, le dedicaba su debido tiempo a la compañía, se hizo de muchos grandes socios y había logrado extender la compañía a Londres, lo que facilitaría su visita a su hermano, así podría atender trabajo y familia en un viaje.

Eran ya las 7:30 p.m y recién llegaba a Londres, ya estaba oscureciendo y aún debía esperar media hora en lo que Niall arreglaba unas cosas de la universidad, él pasaría por su hermano mayor, pues este no tenía idea de dónde estaba rentando el rubio.

"Encontré una cafetería aquí cerca del aeropuerto, te espero allí :)" escribió a su hermano y se dispuso a entrar.
El lugar se veía bastante bien, sencillo pero muy limpio, solo había unas cuantas personas en el lugar pero parecían estar muy cómodos.

Se sentó en una de las mesas a esperar que lo atendieran, tomaría algo para matar el tiempo en la espera.
¿Cómo sería ahora su hermanito?, ¿Seguiría siendo el mismo pequeño tierno que recordaba?, ¿Tendría ya una pareja?, ¿Cuánto habría cambiado desde la última vez?...

-¿Qué desea ordenar?- Una melodiosa voz lo sacó de sus pensamientos haciéndolo voltear hacia el dueño de ella, quien obviamente debía ser el mesero.
Para la sorpresa del morocho, había un joven muy apuesto, su piel lechosa,ojos color esmeralda, una sonrisa de hoyuelos encantadora y unos rizos color chocolate cayendo sobre su fino rostro... Estaba parado justo frente a él con una pequeña libreta en mano.

-Uhm... Disculpe... ¿Desea ordenar algo?- volvió a insistir al no obtener respuesta, realmente el moreno no se percató de cuánto tiempo estuvo observando al pequeño chico.

Carraspeó un poco y pidió lo primero que vió en el menú pintando en la pared del café. -Un Expreso por favor.-
El rizado muchacho asintió mientras lo anotaba y pronto se marchó, no sin llevarse los ojos de Zayn pegados en su pequeño pero bonito trasero.
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Harry entró a la cocina del café con su nota en mano para entregársela a la cocinera y unas mejillas visiblemente ruborizadas.
Normalmente no se intimida nunca por la presencia de sus clientes, al contrario, siempre resultaba ser muy parlanchín, pero ese hombre que acababa de atender, oh Jesús... Era el hombre más guapo que había visto jamás, cabello negro un poco largo, barba un poco crecida, ojos avenas adornados por unas espesas pestañas rizadas y .... -Tierra llamando a Harry- pegó un pequeño salto al oír a su amiga la señora de la cocina hablándole casi al oído. Ella sólo río y le entregó al chico el pedido del cliente -Anda a llevarlo antes de que el cliente se vaya por lo que te has tardado- Bromeó y Harry sólo asintió apresurandose a ir.

Cuando estuvo frente al apuesto hombre bajó su mirada sintiéndose tan pequeño y acechado por esa profunda mirada que lo había estado recorriendo desde que tomó su pedido. Y es que a decir verdad el pelinegro era así, intimidante, su coquetería era obvia y descarada, estaba acostumbrado a tener a la chica o chico que él quería, pues lo tenía todo, dinero y belleza. Y claro está, ese lindo mesero no sería la excepción.

—Aquí tiene... Que lo disfrute.— Mencionó el menor aún cabizbajo y un poco tembloroso por sus evidentes nervios.

Zayn sonrió para sus adentros al ver a su pequeña presa de esta noche, al parecer estaba logrando lo que quería, y estaba casi seguro de que el pequeño no se resistiría a sus encantos, y aunque era un hombre serio y con una novia, no era la primera vez que tendría un polvo con alguien más, o eso era lo que tenía en planes.

—Gracias precioso, pero.... ¿Por qué me huyes?— Dijo con una sonrisa maliciosa, tomando la mano del muchacho para detenerlo, al parecer no había más clientes en el lugar, todos se habían marchado ya, así que era buen momento para divertirse un rato.

Harry abrió sus ojos como platos ante el tacto del mayor, no se lo esperaba, y ahora tenía una crisis existencial, quedándose ahí, parado sin responder a la pregunta del hombre.

—¿Qué pasa nene?...¿Tan feo soy para no querer ni hablarme?— Rió al ver las sonrojadas mejillas del rizado. Se levantó de su lugar y se acercó peligrosamente al más bajo, tomó uno de sus rizos y lo acarició con sus dedos.—

—S-señor.... N-no haga e-eso por favor...— Apenas pudo articular mientras se removía incómodo, nunca había estado en una situación parecida a esta y sus nervios lo estaban matando.
Esto aumentó al grado de casi morir de un infarto cuando sintió unos brazos rodear su cintura y la voz de aquel hombre susurrando a su oído.

—Vamos pequeño... ¿Qué dices si nos divertimos un poco esta noche? Vamos a pasar un buen rato... — Dijo con voz más ronca y la misma sonrisa ladina. Al no obtener respuesta por parte del menor, decidió aventurarse a dar el siguiente paso, estaba acercándose demasiado a su rostro, seguro de que lograría robarle al menos un beso a esos bonitos labios rosas, pero todo pensamiento se esfumó cuando el mesero se apartó, y seguido de esto sintió un caliente líquido en su pecho, lo que debía ser el café por supuesto. —¡Mierda! Maldito mocoso— Ahora se encontraba molesto, y no sabía si era por el café quemando su pecho, o por el rechazo de aquel niño.
Buscó con la mirada el que parecía ser el baño y se dirigió hacia este con grandes zancadas, mientras el mesero huía nuevamente a gran prisa hacia la cocina.



Nota: es primera vez que escribo algo aquí, espero les guste y le den mucho amor.

•Sólo Mío•🌹 ZARRY 🌹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora