Golpeo la puerta varias veces, pero sigo sin obtener respuesta.
Lanzo un grito frustrado y le doy una patata a una pelota que hay en el jardín.
Me doy la vuelta y decido volver a casa; creo que la bromita ya ha pasado. Mientras camino, noto como la gente sigue mirándome, así que decido tomar un atajo por un callejón por el que no pasa mucha gente.
Al estar entre dos edificios, el callejón permanece oscuro y frío, así que rodeo mi cuerpo con mis brazos y me acaricio a mi misma.
De repente, oigo una voz a mi espalda masculina.
-Quiero ser el que te tenga primero.
Me giro rápidamente, pero no veo a nadie. Aún así, la voz se escuchaba perfectamente, y sé que no había sido ninguna grabación ni imaginación mía.
Me giro y empiezo a correr hacia la salida del callejón, pero la voz vuelve a sonar, esta vez más cerca.
-Por mucho que corras, tarde o temprano serás mía.
No dejo de correr. Noto como las lágrimas se resbalan por mis mejillas y me impiden ver, así que doy un pequeño tropezón. Me levanto rápidamente y sigo corriendo.
Justo cuando salgo del callejón, me choco contra un cuerpo grande, e inconscientemente empiezo a gritar e intentar huir de él, pero el hombre me atrae hacia su pecho con tanta fuerza que no puedo moverme.
-¡Emma!-Me grita una voz conocida.
Mis músculos se relajan y dejo de gritar. Giro un poco la cabeza y miro hacia el callejón, pero no hay nadie.
-Lo siento, Noah.-Mis mejillas se tiñen de rojo.-No sé que me ha pasado.
-¿Te estaban siguiendo?-Frunce el ceño y mira hacia el callejón.-No hay nadie ahí, Emma.
-Serían...-Cierro los ojos.-imaginaciones mías.
Me obligo a sonreir, y me separo de él.
-Sois unos capullos.-Mi sonrisa se borra.-¿Y si me hubiesen violado? No os lo hubierais perdonado en la vida.
Lo miro de arriba abajo.
-Dame tu camiseta.-Le digo.
Él vacila por un segundo, pero luego acepta y me la tiende.
Me la pongo y sonrío. Me queda enorme, y huele de maravilla.
Miro a Noah. Al quedarse sin camiseta, puedo ver su cuerpo escultural y bronceado. Trago saliva.
-No te enamores de mi, Emma.-Dice vacilante.
-Ni en un millón de años, Noah.-Le fulmino con la mirada.
Me doy la vuelta y camino de vuelta a casa, con Noah siguiéndome.
Mis manos rodean la orilla de la camiseta de forma nerviosa. Nunca había oído la voz de Alex, pero una corazonada me indica que era él.
Por otra parte, podría haber sido mi propia imaginación. Dicen que es muy poderosa.
Suspiro pesadamente y niego con la cabeza. No debo obsesionarme.
ESTÁS LEYENDO
Invadiendo mi espacio
RomanceComo lo ven mis padres: amable, divertido, inteligente. Como lo veo yo: estúpido, idiota, asqueroso. Y encima lo meten en casa. Tan solo a mis padres se les ocurre dejar al chico más imbécil (y guapo, todo hay que decirlo) del mundo vivir con nosotr...