-Deberíamos limpiar la cocina.-Dice Noah.
Tras nuestra gran pelea, cada uno nos fuimos a duchar y ahora estamos de nuevo frente al estropicio de la cocina.
-Sí, deberíamos.-Me cruzo de brazos y comienzo a dar golpecitos al suelo con el pie.-Tú empezaste. Limpias tú.
-Perdona, pero empezaste tú.-Frunce el ceño, confuso.-Te toca limpiar a ti.
-Ambos tenemos parte de la culpa.-Digo finalmente.-Limpiamos los dos.
Asiente con pesadez y comenzamos a limpiar el desastre. En un momento dado, resbalo con un poco de agua que se nos cayó al suelo, y Noah me atrapa entre sus brazos. Sonrío tímidamente y me incorporo.
-¿Te das cuenta de que siempre me caigo y siempre me salvas?-Pregunto entre risas.
Sonríe de lado y se encoje de hombros, pareciendo adorable por un segundo. Tanto, que no puedo evitarlo y le agarro de las mejillas, tirando un poco de ellas.
-¡Ay, pero que monada!-Exclamo. Él solo se molesta y se separa de mi.-Perdón.-Digo al momento, poniéndome seria.
-A mi no me tocas, niñata.-Su expresión es enfurecida. Abro los ojos como platos, pero enseguida suelta una carcajada.-Es broma. ¡Mi niñaaa!-Dice poniendo el mismo tono que yo.
Se acerca a mi y coloca las manos en mis mejillas, haciendo que mi cara se aplaste ligeramente y parezca una ardilla. Empieza a hacer ruidos, (como a un bebé) y frota mi nariz con la suya. Luego, me suelta sonriendo.
-Vale, suficiente cariño para el resto del año. Viniendo de ti, al menos.-Digo sonriendo.
Miro el móvil al ver que me llega un mensaje.
-Tengo que salir.-Le digo a Noah.-Miranda me tiene que dejar los apuntes de hoy.
-Te acompaño.-Responde.
Salimos por la puerta y caminamos hacia casa de Miranda. En un momento dado, veo a lo lejos como tres chicos discuten con otro, a todo pulmón.
Frunzo el ceño. El chico con el que discuten es Jared, un chico de bachillerato del instituto. Un chico atlético, jugador de fútbol, rubio de ojos marrones.
Me preocupo cuando uno de ellos le da un empujón.
-¡Maricón!-Oigo que le gritan.
Inconscientemente, camino hacia ellos, y cuando me voy acercando, oigo dos frases más:
-Al menos no soy un homófobo de mierda.-Responde Jared; tiene la cara roja de rabia.
-Prefiero ser eso que un rojo maricón.-Contraataca el otro.
Y, claro, yo, como soy buena persona, salgo en su defensa.
-¿De qué coño te vas, gilipollas? ¿Tienes algún tipo de problema?-Frunzo el ceño hacia él.
Pelo negro y ojos marrones. También jugador de fútbol; T.J.
-¿Y tú para qué coño te metes, niñata?-T.J. se gira hacia mi.
-Estamos en pleno siglo veintiuno, atrasado de mierda. No sé quién coño te crees para ir insultando a la gente que se expresa tal y como es. Cobarde.
Noto como mis mejillas están calientes y mis puños apretados.
-¿Qué haces, T.J.?-Noah se coloca a mi lado y me sujeta el brazo; probablemente para que no me lance sobre él.
-He pillado a Jared liándose con un tío.
-No veo el problema.-Responde Jared, mirándonos agradecido.
-Ni yo. Así que ya vais dejándolo en paz.-Digo.
Cojo a Jared del brazo y me alejo junto a él y Noah.
-¿Estás bien?-Le pregunto a Jared. Levanto la cabeza para mirarlo, ya que es alto.-¿Por qué no te defendiste?
-No quería ponerme a su altura. Muchas gracias.-Añade tras dos segundos.
Se gira hacia mi y me da un abrazo, lo que me sorprende.
-No te preocupes, no es nada.-Sonrío cuando se separa.
-No me lo contaste.-Dice Noah de repente, con una sonrisa triste.
-No quería que nadie lo supiera.-Jared se sonroja.
-No es ningún tipo de problema, ¿sabes?
Está a punto de hablar, pero me suena el móvil. Miro el mensaje y casi me desmayo.
Alex:
Así que defensora de gays, ¿eh?
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Invadiendo mi espacio
RomanceComo lo ven mis padres: amable, divertido, inteligente. Como lo veo yo: estúpido, idiota, asqueroso. Y encima lo meten en casa. Tan solo a mis padres se les ocurre dejar al chico más imbécil (y guapo, todo hay que decirlo) del mundo vivir con nosotr...