Mis rodillas se doblan cuando leo el mensaje. Me caería de no ser por Noah, que me sujeta contra su cuerpo.
-Emma, ¿estás bien?-Su tono de voz es preocupado.
Me incorporo y me separo de él.
-Si, si.
-¿De quién era el mensaje?
-Una amiga.-Miento.
-¿Estás segura? ¿Es del Alex ese?-Noah da un paso hacia mí, pero yo retrocedo ante su cercanía.
-He dicho que es de una amiga. Tan solo estoy cansada, nada más. Voy... voy a llamar a Miranda. Hasta luego.
Me doy la vuelta y subo corriendo las escaleras hasta llegar a mi habitación. Cierro de un portazo y me apoyo contra la puerta.
Una lágrima desciende por mi mejilla, hasta que acaba su recorrido en mi barbilla y de ahí cae al suelo.
Sacudo la cabeza y me seco las lágrimas con el dorso de la mano. Seguro que tan solo fue una coincidencia tonta, seguro que esa sensación de ser perseguida es a causa del aturdimiento de estar recién levantada.
Aún así, decido llamar a Miranda, tal y como le dije a Noah.
Marco su número, y al tercer pitido contesta con su dulce vocecilla.
-¡Hola!
-Miranda.-Suelto una risa tonta.-¿Alguna vez has tenido la sensación de que te persiguen?
-No... ¿por qué? ¿Tú si?-Su tono se vuelve preocupado.
-Si. Esta tarde. Y luego me llegó un mensaje de Alex, diciendo que me quedaba genial mi camiseta. Y la describió. Me tuvo que ver.
-¡Dios! ¿Estás asustada?
-Estoy bien... bien. Será una coincidencia, no tiene por qué ser nada malo.
-Deberías ir a la poli...
-¡No! Es una estupidez.-Suspiro.-Voy a arreglarme, mis padres han invitado a sus jefes a cenar. Y por favor, no le digas nada a Jason.
-Pero Emma...
-¡Simplemente olvídalo! Hasta mañana.-Cuelgo el teléfono frustrada y me dirijo al baño.
***
Un rato después, estoy ya arreglada. Llevo unos pantalones de tiro alto negros, un top negro y azul claro de punto y unos tacones negros. El pelo lo llevo suelto y ondulado.
Bajo nada más oir el timbre. Abro la puerta y veo a mis padres sonrientes, con sus jefes a ambos lados.
Los invito a pasar y los saludo cordialmente.
-Si lo desean pueden sentarse en el comedor, la cena estará en unos minutos.-Les digo a los jefes.
-Que adorable es tu niña.-Responde la mujer del jefe, una vieja asquerosa y horriblemente estúpida llamada Nora.-La tienes muy bien educada.
No soy un perro, gilipollas.
-Bueno, mi padre me ha enseñado de la mejor manera posible.-Sonrío falsamente.
Ellos se dirijen al comedor, y yo voy tras ellos hasta que oigo el timbre. Me doy la vuelta y abro la puerta.
-¿Que haces aquí?-Le pregunto a Jason, que me mira serio.
-Tenemos que hablar.
Frunzo el ceño y comienzo a asustarme.
-¿Que te pasa? ¿Es malo?
-Vamos a tu habitación.
Al principio pienso que está enfadado conmigo, pero cuando pasa un brazo por mi cintura y me besa la frente, ese miedo se esfuma.
Subimos las escaleras sin hacer ruido y entramos en mi cuarto, que está prácticamente a oscuras si no fuese por la suave luz que se filtra por la ventana.
Me siento en la cama y espero a que Jason comience a hablar.
-Miranda me ha llamado y...
-¡La voy a matar!-Suelto un gruñido.-Jason, tranquilízate. Es pura casualidad.
-¿Por qué no me habías contado que un tío que acosa por mensajes?-Se pasa las manos por la cara y suelta un suspiro frustrado.
-No es para tanto. No le hago caso, no pienso verlo.
-Pero él si que te ha visto a ti, Emma.
-¡Es una casualidad! Yo si me cruzase contigo también te lo diría. No es malo, solo que es un pesado. Nada más.
-No quiero que te pase nada.
Me levanto y me pongo frente a él.
-Pero Jason...
-Quiero que tengas mucho cuidado. Si en algún momento notas algo raro, me lo dices sin dudar, ¿de acuerdo?
Su tono es muy serio y firme, así que tan solo asiento con la cabeza.
Jason tira de mí hacia él y me abraza. Entierro la cabeza en su pecho y respiro su aroma.
-Eres lo mejor de mi vida, pequeña. No soportaría que te pasase nada.
Vuelvo a asentir y lo abrazo más fuerte. Me da un beso en la frente y me acaricia el pelo.
-Tengo que bajar. Tengo la cena.-Le digo.
Bajamos en silencio, y cuando se va, camino hacia el comedor.
Justamente se están sentando en la mesa, así que rápidamente me siento entre mi hermano y Noah. Miro hacia el frente y veo que tengo a la bruja.
Solo te falta la berruga en la nariz, zorra.
La cena transcurre entre bromas estúpidas de los jefes y risas falsas nuestras. En un momento dado, cuando todos se giran para observar un cuadro, mi hermano,Noah y yo nos miramos. Asentimos, y como si hubiesemos formado un plan en secreto, cogemos la salsa picante y la echamos en la comida de la bruja, y luego en su bebida un suave chorro para que no se note por el color. Dejamos la salsa en la mesa y fingimos contemplar el cuadro.
Cuando la bruja se lleva un trozo de carne a la boca, vemos que empieza a toser suavemente. Se nota que intenta contener la reacción al picante porque está rojísima.
Los tres ahogámos una risa cuando bebe de su copa y aún enrojece más.
-¿Le pasa algo, Nora?-Le pregunto sonriente.
-Pi...ca.-Murmura.
-Coma miga de pan, le ayudará.
Hace lo que le digo y lentamente se va calmando.
-Esta carne pica un poco.-Anuncia.
-Perdóneme, creo que me he confundido al servir los platos. Ese sería el mío, es que adoro el picante.-Dice Noah, también sonriente.
Se ve que la odia tanto como mi hermano y yo.
Una vez que acabamos de cenar, los mayores se van a la cocina a tomar el café.
Nosotros tres nos tiramos en el sofá y nos dedicamos a bostezar y hacer zapping. Dejo un canal en el que unas personas tienen que hacer pruebas físicas para llegar al siguiente nivel, y me hago una bola entre los dos chicos.
-¿Tienes frío?-Me pregunta Noah. Asiento y me echa una manta por encima.-Mucho mejor.
Frunzo el ceño ante su amabilidad, pero lo ignoro y dejo que el sueño me arrastre.
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Invadiendo mi espacio
RomanceComo lo ven mis padres: amable, divertido, inteligente. Como lo veo yo: estúpido, idiota, asqueroso. Y encima lo meten en casa. Tan solo a mis padres se les ocurre dejar al chico más imbécil (y guapo, todo hay que decirlo) del mundo vivir con nosotr...