Cap 7: Día de inocentadas.

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Me despierto en el sofá, cuando intento moverme y me doy cuenta de que no puedo hacerlo. Noah está tumbado sobre mis piernas, mientras que mi querido hermano está tirado a mi lado rodeando mi cintura con su brazo.

Estoy acorralada.

Miro por la ventana y veo que es noche cerrada; la luz de la luna que se cuela por la ventana es la poca iluminación que me acompaña. Suspiro e intento darme la vuelta, pero no puedo.

Suelto un gruñido y opto por moverme de forma bruta, lo que provoca que los chicos caigan al suelo y se despierten con un gran sobresalto.

    -¡¿Qué pasa?!-Exclaman al tiempo que se incorporan.

Suelto una pequeña risa, pero como sigo medio dormida no me muevo y vuelvo a cerrar los ojos.

    -Llévala a la cama, yo voy a recoger los cojines.-Le dice mi hermano a Noah.

Este asiente y pasa un brazo por debajo de mis piernas y otro por mi espalda. Me recorre un escalofrío cuando sus dedos rozan la parte desnuda de mi cintura, pero él apenas lo nota.

Mis párpados pesan, por lo que se cierran mientras Noah camina, ya que me produce un balanceo muy agradable. Sonrío inconscientemente y dejo que Waters me lleve a mi cama.

Una vez allí, me posa en el colchón y me intenta desabrochar el pantalón, pero reacciono y le pego un puñetazo en la mandíbula.

Suelta una maldición y me mira enfadado.

    -Solo iba a ponerte el pijama.-Me suelta.

    -Puedo sola.-Le reprocho.

Me incorporo y me quito la ropa delante de él, sin importarme que mire, y me pongo mi (su) camiseta. De nuevo, me tiro en la cama y me tapo con la sábana.

    -Buenas noches.-Me dice antes de irse.

Le respondo con un gruñido.

***

-¡Buenos días!-Exclaman Ash y Noah irrumpiendo en mi habitación.

Me tapo los oídos con la almohada al recibir sus gritos. Uno de ellos descorre las cortinas y la luz del día me golpea en la cara.

    -¡Hay que ir a clase!-Exclama Ash.

Suelto un grito y me incorporo.

    -¡Yo os mato, capullos! ¡Hoy es festivo, no hay clase, pedazo de imbéciles! ¡Haced el favor de iros y dejarme en paz si no quereis que os castre de una ostia!-Chillo.

Ellos hacen caso omiso de mis advertencias y me agarran, uno por las piernas y otro por los brazos. Me retuerzo e intento zafarme de su agarre, pero tienen mucha fuerza y no consigo nada.

    -¡Chicos, parad, en serio!

    -¡No!-Exclaman.-¡Hoy es día de inocentadas!

Abro los ojos como platos cuando veo que se dirijen a la puerta de la entrada.

Con un movimiento rápido, Ash me quita la camiseta y me quedo en ropa interior. Suelto un grito cuando salen a la calle y me sueltan sobre la hierba, para luego echar a correr hacia dentro de la casa.

Me levanto rápidamente y corro hacia la puerta, pero la han cerrado.

    -Hijos de... ¡abrid!-Les grito.

No lo hacen, obviamente.

Suelto un suspiro y me doy la vuelta sobre mi misma.

La calle está llena de gente. De todas las edades.

Intento hacerme la indiferente, así que empiezo a caminar con paso elegante hacia la casa de Charlotte, a tres manzanas de aquí. Miro hacia el suelo cuando un corro de chicos pasa cerca de mi y me silva, intentando ignorarlos.

Pero cuando uno de ellos me da una palmada en el culo, no puedo evitarlo. Me giro hacia él y dejo que mi puño haga el resto del trabajo en su cara.

Él suelta un grito y me empieza a gritar, pero le doy un rodillazo en su entrepierna y cae al suelo. Sonrío y me giro, siguiendo con mi camino.

La gente murmura a mi alrededor:

    -¡Se le ven las bragas!

    -¿De donde será el sujetador? ¡Es ideal!

    -Fresca...

    -Vaya pivón.

Suspiro cuando al fin llego a casa de Charlotte.

Llamo a la puerta, pero no obtengo respuesta.

Genial.

Invadiendo mi espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora