Capítulo 12

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Ese día amaneció frío, por primera vez en años, Levi vio a su hijo dormir tranquilamente, abrigado, con su pancita llena, sereno... El también descansó, conocía muy poco a Erwin pero sentía que podía confiar en él.
Decidió levantarse, el reloj marcaba las 6.20 hs, aún no era hora de despertar a su hijo, tomó una ducha rápida, miró su ropa, debía volver a su casa a buscar más para él y Armin. Se acercó a la sala y allí vio a Erwin ejercitándose.
- Levi, ¿qué haces tan temprano? –
- Lamento interrumpir, estoy acostumbrado a despertar antes de esta hora –
- Debes descansar, recuperarte bien, ¿tu muñeca duele? –
- Un poco, no es nada… -
- Tomaré una ducha, y haré el desayuno para los tres –
Levi obedeció, esperó allí, aún era de noche, cuando se encontraba solo su cabeza buscaba llevarlo de nuevo a esa noche, su corazón comenzaba a latir fuertemente, una mano en su hombro hizo que reaccione…
- Soy yo, tranquilo, lamento si te asusté –
- No te preocupes, seca tu cabello o te enfermarás –
- ¡Sí, Capitán! – Ambos rieron.
- Iré a despertar a mi hijo – Armin nunca hizo renegar a su padre para levantarse temprano, vio que tenía bastantes prendas nuevas, un par de zapatillas que se veían algo costosas desde su punto de vista, pero al lado de ellas aún estaban esas que le pudo conseguir alguna vez.
Lo ayudó a vestirse y lo llevó a desayunar, allí los esperaba Erwin con casi todo hecho.
- Buenos días campeón, ¿dormiste bien? –
- Sí, ¿usted? –
- Muy bien, ahora que sé que ambos están juntos – Ambos adultos se miraron – Armin, aquí tienes tu leche, Levi ¿té o café? Elige el que te guste –
- Té, esta bien… Gracias – El rubio se sirvió su café.
- Levi, come, sírvete tranquilo –
- Erwin, mientras estén en la escuela, iré por unas cosas y volveré –
- No vayas solo ahí, espera que regrese e iremos, tráete todo lo que necesites y quieras –
- Papá, ¿volverás a casa? –
- Sólo a buscar unas cosas -
- ¿Y si papá Thomas está ahí? – Dijo asustado.
- Él no estará allí, Erwin me acompañará –
- Tranquilo Armin, no dejaré que le hagan daño, recuerda nuestra promesa –
- ¿Promesa? ¿De qué me estoy perdiendo? – Preguntó curioso el azabache.
- Cosas entre Armin y yo, luego sabrás… Mira la hora que es, pequeño ya es hora –
- Adiós, papá –
- Adiós, cariño… Presta atención, te amo –
- Adiós Levi, a mi regreso iremos, ahora descansa -
- Sí, gracias, Erwin –
Levi como pudo, ordenó su cama y la de Armin, la casa estaba muy limpia, qué ordenado era Smith, en unos estantes de la sala había fotografías donde se veía a Erwin con un hombre mayor, parecido a él, estimó que era su padre, otra en su graduación, unas cuantas más donde salía con sus amigos en fiestas o aparentemente de vacaciones.
El pelinegro al ver eso imaginó cómo hubiese sido su vida si nunca lo hubiesen abandonado a su suerte, con un pequeño creciendo dentro de él, podía verse en miles de escenarios pero en todos estaba la luz de su vida. Erwin se veía tan sociable, tan amable y se notaba que era genuino, para Levi su último amigo fue un joven llamado Farlan con quien perdió contacto hace diez años... Otro interrogante surgió, ¿Qué hubiese estudiado en la Universidad? Veía la fotografía del ojiazul con un gran diploma en la mano, levantándolo como si fuese el mayor logro de su vida, ¿qué se sentirá en ese momento? No lo sabía, pero su niño seguro que sí.
En la escuela, Erwin se encontraba enseñando a sumar, Armin continuaba con ciertas dificultades, pero hacía pequeños avances que para su maestro eran significativos.
- De acuerdo niños, esta será su tarea – Comenzó a repartir copias – Mañana será día de cuentos, pueden traer su libro o historia favorita, las leeremos y haremos dibujos para decorar la pared del salón, ¿sí? – El timbre de salida sonó, acompañó a sus alumnos a la salida.
- Erwin – Lo llamó Hange – El lunes, ¿podrás entregar el informe de Armin? –
- Sí, por supuesto, mejoró bastante, estoy contento –
- Su problema de aprendizaje se debe obviamente al entorno que tenía –
- Sí, en casa le ayudo, ahora que está Levi, sé que avanzará más –
- Lo cuidaré mientras ustedes van ahí –
- Sabes que te quiero mucho, ¿verdad? -
- Yo elijo la película del viernes –
- Sabía que esto me saldría caro – Ambos rieron – Armin, es hora de ir casa – Los tres se marcharon de la escuela y se dirigieron a casa del rubio, donde Levi los esperaba, recibió cálidamente a su hijo, y se fueron.
En el trayecto Levi platicó con Erwin, quería conocerlo un poco más pero a medida que iban acercándose la cantidad de palabras emitidas de su boca era cada vez menos, el rubio supo interpretar su silencio:
- Levi, si no quieres entrar –
- No te preocupes, entraré, tarde o temprano tendré que regresar –
- Sabes que no, pero estoy contigo, toma mi mano si temes, tu realidad ahora será mejor-
Ingresaron a la casa, a paso lento Levi buscaba sus cosas, pero lo más importante estaba detrás de esa cortina, sentía el aire más pesado, su pecho apretaba, su mente le comenzaba a jugar una mala pasada, imágenes de esa tormentosa noche aparecía, podía sentir los golpes, los insultos, el ataque a su cuerpo siendo ultrajado por ese inhumano, las lágrimas caían por sus mejillas cuando corrió la cortina y vio manchas de sangre seca en el colchón.
Un par de manos lo sujetaron de los hombros y lo dieron vuelta para que dejara de ver ese tormento, al principio quiso huir pero volvió en sí cuando oyó su voz:
- Tranquilo, tranquilo, mírame – Tomó con cuidado el rostro del pelinegro entre sus manos – Respira, él no está aquí, nunca más te lastimará porque ya no estás solo, ya no – Levi posó sus manos sobre los brazos del rubio – Dime qué buscar, lo haré por ti, sino, nos largamos y compraremos ropa para ti y Armin – Levi cuando se calmó, le dijo qué necesitaba y el ojiazul lo buscó. Observó a Levi hablar con una mujer un poco más grande que él, se acercó con las pertenencia y oyó que la mujer le “reclamaba” la renta, que hacía tres meses no se pagaba.
- Le pagaré, por favor, espere, ahora no puedo trabajar –
- Te entiendo, pero necesito el dinero, ¿tienes las canasta con los juguetes? – El pelinegro asintió- Trata de venderlos y con eso me pagas –
- Levi – Intervino Erwin - ¿Quién es la dama? –
- Soy René, le rento la casita a Levi –
- Un gusto, René – Puso su mejor sonrisa – Soy Erwin, amigo de Levi, él se está quedando conmigo, por el momento no hará uso de la casa, está herido –
- Sí, pobre ángel de Dios, no es que actúe de mala fe, pero necesito ese dinero –
- Dígame cuánto es –
- Erwin, no – Intervino Levi – Deja, buscaré la forma de pagarle – Ignorado totalmente Erwin pagó la renta. Ya en el coche, el pelinegro habló – Te lo agradezco, pero no debiste –
- Basta, olvídalo, vamos a casa –
“Vamos a casa”, esa frase que le dio una sensación de calor en el pecho…

Hey! Hola, hola!! Nuevo cap! Espero que les guste! Gracias por su apoyo!! 🥰

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