Capítulo 4

212 31 2
                                    

Domingo en la tarde, Levi y su hijo, se instalaron en el parque con la canasta que contenía pequeños accesorios para niños que tenían para vender, a veces obtenían bastante dinero, otras veces poco y así como también, nada.

Estaba fresco el día, no le gustaba llevar a su pequeño, pero no tenía otras alternativas, no lo iba a dejar solo en su casa.
- Ten, cariño, te compré un pastelillo -
- Gracias, papá -
- En cuanto haga más frío, nos vamos a casa -
- No te preocupes, puedo aguantar – Levi depositó un beso en su cabeza.
- No quiero que te enfermes -

Erwin, aburrido en su casa, decidió salir a dar un paseo, se subió a su auto y se fue, luego de un par de vueltas, se topó con un parque, hacía mucho que no descansaba en uno, divisó un puesto de algodón de azúcar, cuánto tiempo había pasado desde la última vez que probó uno.
Mientras se dirigía al puesto, a unos metros de él, los vio, sonriéndose entre ellos, con una canasta pequeña con algo en ella, decidió, luego de pensar brevemente, acercarse:
- Hola Armin, hola Levi – Los saludó - ¿Cómo están? -
- Hola, Sr. Smith, estamos bien, ¿usted? -
- Muy bien, gracias... Y dime, Erwin, si quieres, claro – Levi asintió.
- Hola Sr. Smith, ¿quiere comprar un burbujero? Papá los vende, tiene más cosas si quiere -
- ¡Armin!, disculpe – Erwin rio.
- No es nada, justo pasaba por un algodón de azúcar, pero ahora que veo esos geniales burbujeros, quisiera comprar, por favor -
- ¿Algodón de azúcar? - Preguntó interrumpiendo Armin.
- Sí, si tu papá te lo permite, deja que te compre uno -
- N-no tiene que hacerlo Sr. Smith -
- No es problema, quiero hacerlo y de verdad, me llevaré un burbujero – Le dijo con una sonrisa.
- Gracias, Sr. Smith -

Erwin llevó a Armin a comprar algodón de azúcar, también le dijo a Levi que lo llevaría a los juegos para que él pueda recorrer el parque para vender, el pelinegro no paraba de agradecerle, el rubio conoció una faceta que nunca había visto en Armin, era un niño diferente cuando con su padre estaba, esa tarde se prometió a sí mismo que no permitiría jamás que fueran separados por el hecho de tener bajos recursos, ayudaría a ese niño, como sea.

Otra semana había pasado, esa tarde llovía fuertemente, ya habían pasado treinta minutos desde que el timbre de salida sonó, el pequeño Armin, había comenzado a llorar, su padre aún no aparecía y eso le preocupaba mucho...
- Armin, papá ya vendrá por ti, tranquilo, llueve mucho y si está en su bicicleta se le hace difícil -
- ¿Y si mi otro papá volvió? -
- ¿Tu otro papá? - Armin asintió - ¿Qué sucede con él? -
- Mi otro papá, el h -
- Disculpe, Sr. Smith - Interrumpió Levi completamente empapado – Armin, cariño, lo siento, la bicicleta se rompió y – El pequeño lo abrazó llorando – Oh, tranquilo, estoy aquí, estoy aquí - Lo calmaba acariciando su cabeza.
- Estas todo mojado, Levi, ven te conseguiré para que te seques -
- No, está bien, esperaremos a que pare y nos iremos -
- Su casa está lejos de aquí, y parece que no dejará de llover pronto, permíteme llevarlos, al menos – Levi miró el cielo una vez más, y a su hijo, hacía mucho frío - Estás temblando, vamos, iré por mi auto – Erwin fue por su coche, se acercó con un paraguas y los cubrió hasta llegar a él.
- Gracias, yo puedo ir caminando, lleva a mi niño, te mojaré todo el asiento -
- El asiento es lo que menos me importa, sube, yo cargaré tu bicicleta atrás – Puso el coche en marcha, encendió la calefacción, sin pensarlo dos veces, tomó su saco y se lo colocó a Levi – No digas nada, estás helado, si enfermas quién cuidará de Armin -

Desde su oficina Hange era testigo de aquella escena donde el pensamiento de “Erwin, no te comprometas sentimentalmente” reinaba en su interior.

En el trayecto el pequeño Armin le contaba a su padre lo que había hecho en el día, Erwin de vez en cuando le felicitaba por los avances que iba logrando, el pelinegro era consciente de los problemas de aprendizaje de su pequeño, pero también sabía el porqué de ellos...

- Sr. Smith, en cuanto llegue, váyase no es por asustarlo, pero no es para nada amigable el vecindario -
- No te preocupes, no pasará nada – Cuando llegaron Levi ayudó a su hijo a bajar del coche y le llevó adentro, luego regresó por su bici.
- Le agradezco muchísimo, le regreso su saco -
- De nada, sería un monstruo si los dejaba a la deriva con este horrible clima – La lluvia seguía cayendo pero con menos intensidad.
- Usted es bueno, se le nota, gracias por cuidar de mi niño, él es muy especial -
- Lo sé - Se quedaron viendo un momento – Debes entrar, te congelarás -
- Sí, gracias de nuevo, Sr. Smith – Y con eso ingresó a su casa, el rubio se subió a su auto, miró una vez más dónde vivían, conoció aún más la realidad de esa pequeña familia, algo tenían, algo que los hacía especiales sin conocerlos...

Hola! Nuevo capítulo! Como les dije ayer! Gracias por leer!! Me hace muy feliz saber que les gusta! Probablemente el finde les deje otro más! 🥰

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora