Capítulo 9: Bienvenida al mundo

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Una vez decidida la bandera se haría la ceremonia para colocarle la bandera a Quíone.

Primero se firma un contrato donde se acepta la bandera, luego en la ceremonia se pinta el cuerpo del contry con los colores y lugares correspondientes, se le quita el tinte como si la bañaran, luego se debe secar al contry con una toalla gris.

Cuando te secabas con la toalla, el día que te aparecía tu bandera la toalla se cambiaba a tu bandera anterior y si no tenías bandera se volvía blanca, es acostumbrado guardar la toalla como recuerdo pero esto puede variar y puede tardar desde segundos hasta meses, afortunadamente Quíone obtuvo su bandera la mañana siguiente de la ceremonia y la toalla se había vuelto blanca.

Durante diez años le enseñaron a ver por ella misma, a sobrevivir a cualquier condición o clima, a hacerse un refugio de emergencia, a defenderse de cualquier animal o persona, le enseñaron idiomas, a cocer su ropa, primeros auxilios tanto de animales como personas, escalar cualquier superficie, nadar a la perfección, historia y geografía, etc.

28 de julio de 1914...

La guerra se había desatado, UK debía estar al pendiente de que la guerra no llegara a su territorio ni al de sus hijos, Quíone era la única en el palacio, todos los hermanos se fueron al cumplir los doce años de edad actualmente USA como era el mayor tenía 18, Canadá era un año menor que él al igual que Nueva Zelanda (17 años), Australia con 16 años y Quíone la más pequeña de la familia con 13 años.

Como UK, Francia y su hijo USA participaban en la guerra ordenó que empacara todas sus cosas necesarias de Quíone, después subieron a un helicóptero y fueron al territorio de su hijo pelirrojo.

Le encargó a Canadá que la llevara al Polo Norte para ponerla a salvo del peligro, que la visitara cada vez que pudiera y le entregara informes de como estaba.

Me tengo que ir pero antes... —saca el reloj de su bolsillo— Toma esto...— Le da el reloj a su hija.

— ¿Por qué me lo das? No puedo aceptarlo, es tu favorito y mi cumpleaños ya pasó

— Es mi segundo favorito y así podrás saber que hora es— Sonríe y se lo entrega — Nos vemos hija— la abraza con fuerza.

29 de julio de 1914...

—¡Apúrate enana!

—¡Ya voy! No me llames enana, que midas  1.80 no te da derecho— se pone sus botas dando saltitos— ¡Ay! casi se me olvida, el reloj— dice para ella misma. Toma el reloj y se lo guarda en el bolsillo de su gabardina.

—¡Y sigo creciendo!— dijo burlón.

—Yo también sigo creciendo... — sale de su habitación

— Solo tienes 13 años y mides 1.50

— Pero soy más inteligente que tú... ya estoy lista, vámonos— Abre la puerta central.

—Por ahí no, recuerda que no te pueden ver, vamos por la puerta trasera

—Recuérdame por qué nadie puede verme— cerró la puerta.

—Porque eres tan fea que si te ven se mueren— se burló.

Canadá y Quíone subieron al helicóptero, en 2 horas ya estaban en territorio Ártico.

— ¡Ah!  Hogar, dulce hogar... Hace tiempo que no venía— Toma sus maletas — Comprendo que esté es mi hogar pero sabes ¿Por qué debo quedarme aquí? Normalmente me notifican días antes pero esto fue tan rápido.

— Creo que ya debes de vivir tu sola en tu territorio— mintió el pelirrojo.

— Pero si hubiera sido así papá me hubiera dado más tiempo para empacar cosas, algo huele mal— sospechó.

— Será que no te has bañado — se burló

— A eso no me refiero...— Toma rápidamente el hacha del canadiense y la coloca en el cuello de este acorralándolo contra un árbol — ¡Dime la verdad!

— Vaya forma de pedirla, recuerda que solo tienes 13 años, olvidas que el hacha ataca de un golpe, no es punzocortante ni cortante como un cuchillo, entonces el hacha no te sirve de nada. — la corrigió.

— ¡Solo dime la verdad!— amenazó.

— Baja el arma...— condicionó el más alto. Quíone bajó la hacha— Papá te dejó aquí porque la guerra empezó y participa en ella

— Pero ¿Por qué no me lo dijo? Podría ayudarlo soy su hija ¿Y si muere?

— No morirá, no pienses en eso. Solo te está protegiendo

— Pero puedo ayudarlo, no puede abandonarme

— Créeme que le ayudas más ocultándote que estando con él— dijo el canadiense — si te encuentran con papá te matarán y a él también, todos se pondrían en contra de él y por ende de todos nosotros— explicó— Así que deja de ser tan bipolar

—¡Es que tú no lo entiendes! Que tú papá te mienta y se vaya a la guerra donde puede morir, con hermanos ausentes y sola, sin salir. encerrada en el palacio, sin amigos ni mascotas, haciendo una y otra vez las cosas, es triste —dijo molesta con los ojos cristalinos.

— Pues ahora eres libre, tienes animales y territorio que controlar, madura, debes madurar— dijo serio— Me tengo que ir... Lo siento...— se acerca y le da un abrazo. Quíone lo abraza con fuerza.

— Toma...

— ¿De qué me va a servir?— tomando el hacha.

— Para defenderte, enana — Canadá se despidió, Quíone solo veía como se alejaba y la dejaba completamente sola, pero en cuanto dejó de ver a su hermano se empezó a preocupar.

Se sentía sola y asustada no como en el palacio, en el palacio estaba sola pero se sentía segura, en medio de la nieve con depredadores no se sentía nada bien, así que decidió correr tras Canadá, aunque no sabía donde estaba, vio las huellas que había dejado.

Metros después las huellas habían desaparecido y esa era otra señal de que solo estaba ella en el Polo Norte, se dio cuenta que ya no tenía sentido seguir buscando a Canadá así decidió volver.

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Hello Quíone! (Rusia x Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora