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"Anunciad con cien lenguas el mensaje agradable; pero dejad que las malas noticias se revelen por sí solas."

-William Shakespeare



K  A  T  E



Lo espere fuera de los dormitorios como acordó, pero él nunca llego.

Él me debía muchas explicaciones, no era justo que me dejará aquí varada y por alguna razón mi corazón sentía un dolor extremo, como si lo necesitará en mi vida. Claro que tal vez me estaba volviendo loca, no había explicación alguna para sentirme así. Era como si de forma automática mi corazón y mi fuerza de voluntad me dijeran que yo quería estar con él.

Bufe resignada, sino me iba ahora, no llegaría a mi primera clase. Mire por sobre mi hombro unas cuantas veces para rectificar qué él no estaba ahí.

- ¿Está escuchando señorita? - Él profesor alzo la voz-

Por favor que no hable de mí, por favor que no hable de mi – repetí unas cuantas veces antes de levantar el rostro hacia el profesor.

Frente a mí se estaba suscitando una discusión con el profesor y una chica a unos cuantos asientos del mío. Estaba inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta cuando empezó la discusión.

-Sólo digo que no tiene la razón absoluta- decía la chica con los brazos cruzados-

Yo me preguntaba donde podía encontrar a Zedd, si sólo supiera a que universidad asistía, podría ir y pedirle una explicación de porque no había aparecido. O mejor aún, buscar su dirección e ir directamente a su casa y darle un gran golpe y actuar como la gran psicópata que era. No, yo no era así, me recordé a mí misma.

Tal vez podía hacer algo más fácil, como ir al lugar donde trabajaba, si, haría eso. Podría pasar por ahí y tomar un café. Digo, era un lugar público, todos podían asistir y no parecería una acosadora.

-Los hombres siguen viviendo en la edad de piedra, creen que somos indefensas, que necesitamos un hombre que nos salve, pero no, yo podría tomar la iniciativa y todas aquí...- miro a su alrededor, mirándonos directo a los ojos-

Yo no sabía de qué estaban hablando, pero ella tenía razón, una mujer podía tomar la iniciativa, ¿no?


Claro que si – la voz interna de mi cerebro me respondió- mírate tú, que iras a acecharlo-

Yo no le llamaría de esta forma, simplemente quería una explicación.

Lo que digas compañera - Mi yo interno volvió a hablar-

Minutos después sonó el timbre anunciándonos que nos teníamos que mover a la siguiente clase, por suerte esa la compartía con Lydia. Tal vez podía sacarle alguna información de Zedd, si tenía suerte.


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Después de que el profesor dijera que la clase seria en parejas, sin pensarlo arrastre a Lydia hacia donde estaba.

ZEDEKIAH - El Chico Raro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora