13
"El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad."
-Albert Einstein
N A R R A D O R
Cuando Sión llego por fin a la oficina de su nueva jefa ella se estaba despidiendo del más grande empresario del momento, claro, hablando de su mundo. Él se encargaba de distribuir cualquier tipo de estupefaciente que todo demonio o ángel caído y hasta cierto punto todo ángel necesitaba o por lo menos creían necesitar para que sus poderes, si se podían llamar de alguna forma, se intensificarán. Él ya los había probado alguna vez y sabia a ciencia cierta que esas pastillas hacían sentir todo lo que prometían. No por nada era la droga más consumida por su comunidad actualmente. Pero, ¿Qué hacia él aquí?
-Sólo espero que esto no se salga de tu control, ¿entendiste, Jully? - Él hombre se acomodaba la corbata mientras hablaba. - Si esto se llega a saber, estaré enterado a quien culpar y no seré tan benevolente como tu con tus empleados, así que haz lo que debas de hacer para conseguirme eso. -
-Yo no soy benevolente, ya deberías saberlo. - Jully parecía de mal humor y como no estarlo, pues su gran jefe la hacía ver como un insignificante ser, sin carácter para liderar algo tan grande como esto. -
Por su parte Sión trataba de estar en completo silencio para poder lograr escuchar algo más y así unir los cabos sueltos, sin embargo, el ruido del elevador volviéndose a abrir hizo que ambos girarán a mirarlo con sorpresa.
- ¿Hola? - Sión hablo como si de un niño asustado se tratará y mostró la sonrisa más falsa que había hecho en su vida, ocultando el miedo que le producía la mirada retadora de su ahora jefe. -
-Me marcho, estaré al pendiente, Jully. - El hombre estrecho la mano con el ángel y se dirigió al ascensor. -
-Puedes estar tranquilo. - Jully trató de sonar lo más creíble posible, pues ni ella misma podía estar tranquila al saber que todo esto si estaba saliéndose de su control, pero no se lo haría saber al jefe, porque de ser así dejaría de distribuirle por lo que tanto había peleado tener. Un poco de poder y control hacia los estúpidos seres inferiores a ella. Como aquel que tenía frente suyo.
Cuando por fin se quedaron completamente solos y el jefe ya no alcanzaba a escuchar ni un murmullo, Jully dirigió a Sión a dentro de la oficina, para así darle una reprimenda como tanto se merecía por no cumplir su promesa.
-No te deje muy en claro que nos pertenecían. - ella se acomodó en su asiento y e invito a su ahora peón a tomar asiento. - ¿Por qué solo tu amigo está cumpliendo el trato que se supone que también tu debes de cumplir? -
-¿Zedd? ¿Dónde lo tienes? - El muchacho delante de ella miro con preocupación a la ya mencionada. - No puedes hacer eso, la carrera no termino como debía. -
-Para mí sí y tu perdiste. - Jully se cruzó de brazos. - Y si no quieres ser terminar cautivo como tu amigo te recomiendo que sigas mis órdenes. - Para los ojos del muchacho no podía estar peor la cosa, en verdad se había metido en un lío y sin su amigo el inteligente no sabía cómo salir de ahí. -
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ZEDEKIAH - El Chico Raro II
RomanceZEDEKIAH DÚOLOGIA DEL CHICO RARO LIBRO II En ese instante todo llego como un sueño, había aceptado el trato que mi madre había acordado con los hermanos Baltimore. Eso quería decir que... ya no tenía el mismo cuerpo. - ¿tendrás un espejo? - ella neg...