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Supermercado
Y he llegado a la conclusión de que, si las cicatrices enseñan, las caricias también.
- Mario Benedetti
Z E D D
Salgo perezosamente del auto.
Olvidaba lo que era vivir como humano y tener que sustentarte por ti mismo. En el cielo no necesitabas cocinar, ni trabajar, ni nada que significara un esfuerzo para ti y ahora hasta tenía que ir al supermercado.
Mi celular vibra. Un mensaje.
No olvides las papas.
-Nasya
Veo la pequeña pantalla de mi celular y sale un sonido de reproche de mi boca.
-No olvides las papas- repito molesto-
Nasya era otro ángel como yo, "un pecador" como se hacía llamar él y es que no estaba aquí por la misma razón que yo, pero según él había hecho algo muy malo para cumplir su penitencia en la tierra.
Si me preguntan ¿Cómo lo conocí?, ni yo mismo lo sé.
El primer día que llegue aquí, en busca de Kate, el mismo Nasya se acercó a mí y me dijo:
-Se porque estás aquí y de ante mano lo siento-
Al principio creí que estaba bromeando conmigo, sin embargo, muy rápido entendí que esa era una habilidad que tenía, el reconocer el alma de los suyos, ángeles pecadores, y sus intenciones. Así que, al descubrir que yo era como él me ofreció vivir con ellos. Yo acepte al momento. Hasta que me enteré de sus condiciones.
Pues yo era el encargado de ir por las "municiones" como ellos le llamaban.
Me digo mentalmente que terminando esta tarea iría a pasar el rato a cualquier lugar. Además, tenía que idear un plan que me acercará a Kate sin parecer un acosador y por supuesto que no incluyera nada de ángeles.
Esta vez quería que fuera diferente, así no la perdería de nuevo.
Rondaba por toda la tienda, en realidad no estaba seguro de que quería llevar a casa, simplemente comer era un progreso y es que yo no sabía cocinar del todo bien. Después del incidente en la casa de Kate, procure no acercarme a una cocina en mi vida. Pero fue en vano.
Entre más rápido hiciera las compras mejor sería para mí, así que seguí mi camino por los pasillos cuando alguien me hizo detener.
-¡Zedd! - escuche gritar mi nombre y sentí una mano sobre mi muñeca, me sorprendí al ver el rostro de Kate y más aún el escuchar mi nombre salir de su boca-
- ¿Disculpa? - ella parece igual de sorprendida que yo-
-Hola, ¿No me recuerdas? - obviamente que, si la recordaba, como podría olvidarla- soy amiga de Lydia, hoy por la tarde hablamos en la tienda- la dejo seguir porque me gusta escucharla y además ella no sabe que nos conocemos desde antes. Yo pongo cara de no estar entendiendo nada para parecer más creíble-
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ZEDEKIAH - El Chico Raro II
RomanceZEDEKIAH DÚOLOGIA DEL CHICO RARO LIBRO II En ese instante todo llego como un sueño, había aceptado el trato que mi madre había acordado con los hermanos Baltimore. Eso quería decir que... ya no tenía el mismo cuerpo. - ¿tendrás un espejo? - ella neg...