Fuera, el mundo resplandecía con la primera nieve de la estación. El cielo de la noche parecía como si alguien hubiera derramado leche sobre él, ocultando la luna detrás de una capa de blanco. Caían gotitas y ocasionales copos de nieve. Las luces de las ventanas centelleaban juguetones por encima de la capa blanca de escarcha, y las ramas desnudas de los árboles se veían cálidas ahora, como bajo una manta. Soplaba un viento débil, aunque lo suficientemente frío para congelar los tiernos pétalos de las gardenias olvidadas en el cabello de Luz.
Sujetó con fuerza su abrigo bajo la barbilla, levantó la cara y sintió la huella del frío. Revitalizada, se apresuró a cruzar las sombras hasta el final de la casa, cerca del garaje. Todo estaba tranquilo. Ni siquiera se entrometía el zumbido lejano del tráfico, y lo apreció, tratando de calmarse.
-Perdón por tardar.
Luz se sobresaltó al escuchar la voz de Amity y se ajustó aún más su abrigo. La Alfa se materializó saliendo de la oscuridad, una alta sombra con el cuello del abrigo abierto.
-Me atraparon unas felicitaciones de última hora y no pude escapar.
-Está bien. -Pero metió su boca en el protector pliegue de su abrigo.
-Te estás congelando.
Amity la tomó por la espalda, y la dirigió hacia un coche extraño y oscuro que esperaba allí. Incluso en la oscuridad pudo ver que tenía serpentina que lo envolvía por todas partes. La Alfa abrió la puerta del conductor.
-¿Tienes la llave? -preguntó.
-¿La llave? -inquirió Luz, aturdida.
-Sí, la llave –Amity sonrió de lado-. Yo conduciré esta noche, pero después es tuyo.
-¿M...mío? -balbuceó, indecisa acerca de qué debía mirar para verificarlo, el coche o la cara de Amity.
-Feliz día de bodas, cariño -dijo ella simplemente.
-¿La llave era para este coche?
-Pensé que te gustaría un todoterreno, para meter compras y cosas que hacen los omegas.
-Pero, Amity... -Ahora tiritaba mucho más, los temblores eran acusados a pesar de la forma en que se ocultaba tras el abrigo.
-¿Tienes la llave?
-Amity, esto no es justo -alegó la morena.
-Todo vale en la guerra y en el amor.
-Pero esto no es guerra y tampoco es amor. ¿Cómo puedo decir "gracias, Amity"? y meterme en un coche que seguramente es carísimo como si tuviera todo el derecho de hacerlo?
-¿No lo tienes?
-¡No! Es demasiado y tú lo sabes.
-El Corvette no es exactamente un coche familiar -razonó ella-. Tendríamos problemas incluso para llevar los regalos de boda a la casa.
-Bueno, está bien. Entonces, pide prestado el Bronco otra vez.
Amity retiró la mano de la puerta del coche; su voz sonó ligeramente molesta.
-Es un regalo. ¿Por qué tienes que hacer tanto problema de esto? Puedo permitírmelo, y hará nuestras vidas infinitamente más fáciles tener dos coches. Además, el padre de Boscha tiene un concesionario y conseguimos buenas condiciones en todos los coches que compramos.
El sentido común volvió a Luz de un frío golpe.
-Bueno, en ese caso, gracias.
Luz entró y se deslizó en el asiento del pasajero. Amity se sentó detrás del volante y se encontró con la pierna de Luz peligrosamente cerca de la palanca de cambios, la falda subida. Sacó la llave de dentro de su liga y se la dio.
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LLÉVATE LAS MANOS A LA CARA Y LLORA DE VERGÜENZA -LUMITY ADAPTACIÓN-
RomanceAlfa y omega... Luz Wittebane y Amity Blight procedían de mundos diametralmente opuestos, pero una cita a ciegas las unió para siempre. Amity, una alfa estudiante de leyes, y Luz, una omega seria estudiante universitaria, alentadas por la belleza d...