¡Mi bebé!

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No puede ser — la rubia frotó su rostro con angustia.

Pero yo no te quiero obligar a nada sólo quería que lo supieras. Y la verdad quiero ayudar a Jed a salir de la cárcel no es su problema— cada vez que mencionaba a ese idiota su rabia se hacia presente.

No sé qué decirte obviamente te tengo que ayudar pero, cómo le vamos a hacer? Yo me voy a ir de aquí tengo que terminar mis prácticas no sé qué piensa tu mamá.— Perrie empezaba a sentir la presión, todos sus planes estaban siendo modificados.

Tengo miedo de decirle, porque ella es amiga de tu mamá, no quiero causar un conflicto.

Lo sé— la pierna de Perrie empezó a temblar, Jade lo notó.

Temo que si le digo te demande y eso no es bueno para ti— ante la genuina preocupación Perrie sintió ternura por la morena.

No te preocupes por eso en Connecticut lo podemos apelar cómo consensuado, igual con eso puedes otorgarle la libertad a ese tipo — las palabras salieron a regañadientes, por ella Jed se podía podrir en la cárcel.

Muy bien, crees que me puedas llevar a la comisaría?— la rubia asintió no muy convencida.

Una vez en la oficina de policía Jade empezó a frotar sus manos nerviosa, Perrie al notar esto se dispuso a acompañarla.
— Vamos, te acompaño — Jade no se pudo negar pues la chica ya había abandonado el auto, no le quedó otra que seguirla.

Caminaba lentamente tras la espalda de la rubia, se sentía tan avergonzada por todo lo que estaba sucediendo, que no notó el auto de su madre estacionado justo al lado del de Perrie.

Ya adentro, la rubia noto que la chica no hablaría por lo pronto, se acercó a un guardia a solicitar información, Jade solo veía el intercambio de palabras un poco más alejada de ellos.

Sus ojos chocolate recorrieron todo el lugar y se agrandaron al darse cuenta que su madre estaba ahí, sentada compareciendo con un oficial, no espero un segundo y se acercó, Perrie la siguió con la mirada y su sangre se heló, ahí estaba esa mujer, pequeña pero imponente, debía admitir que moría de miedo.

Mamá, qué haces aquí? — pregunta la morena irritada.

Norma decidió ignorarla y continuar hablando — esta es mi hija oficial, Amelia.

Mucho gusto jovencita, lamento la situación en que nos conocemos — Jade asintió antes de tomar la mano del oficial.

Por favor, tome asiento — le señaló el asiento al lado de su madre.

Señor quiero retirar la denuncia en contra de Jed eliott 

Tú te callas Amelia – Norma la reprendió con molestia

De hecho señora de acuerdo con la documentación que usted me ha entregado la señorita si puede quitar la denuncia

Pero no ve que es una menor de edad ese tipo es un adulto no puede quedarse así lo que hizo con mi hija

En el estado de Connecticut el demandado puede apelar al consentimiento de la presunta víctima depende de la declaración de la señorita para que se resuelva este caso.

Ella no está segura de nada ni siquiera sabe lo que está sucediendo

No mamá, estoy segura de lo que estoy diciendo y no quiero demandar yo acepté andar con Jed así como también acepté tener relaciones con él

Las orejas de Norma se pusieron rojas por la declaración de la morena—
Perro no se quiere hacer cargo de ese bebé, tiene que haber una manera de hacerlo responder.

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