Capitulo 1

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¿Qué podía decir yo? La escuela era grande, tenía por lo menos 1.000 estudiantes matriculados, todos parecían tener 1 o 2 años más que yo. No sé cómo nos conocimos, solo habíamos intercambiado un par de miradas el uno con el otro, ni tampoco sabía su nombre, pero fue suficiente para que estuviera interesado en él.

Aunque había algo que me molestaba, cada vez que le miraba a los ojos, me causaban más curiosidad, mostraban odio, tristeza, soledad... y yo no sabía porque. Pero lo que si sabía es que lo averiguaría o al menos lo intentaría.

-¿Quién es?- Le pregunté a la chica sentada a mi derecha en la enorme sala. La otra chica giró la cabeza y miró fijamente al hombre misterioso, después de mirar hacia donde yo señalaba, me miró y me dijo: -Se llama Woohyun-

No sabía porque pero ese nombre le había escuchado antes, la chica me saco de mis pensamientos diciéndome -buena suerte, no suele hacer amigos. -con un tono sarcástico que no me gustó nada.

-Gracias- la dije. Recordé que desde que había llegado no había hecho ningún amigo y eso hizo que me entristeciera y me sintiera un poco solo y marginado. ¿Qué puedo esperar después de que mi familia se mudó de Busan a Seúl en la mitad del semestre?, en octubre para ser más exactos. La escuela a la que iba antes era normal, de gente normal como yo. En esta en la que ahora me encuentro es para niños ricos y mimados y como yo no lo era, todos me ignoraban.

Apuesto a que estáis pensando en cómo me aceptaron en esta escuela, ¿verdad?

Pues fue gracias a mis notas, si no hubiera tenido tan buenas notas no estaría asistiendo a esta escuela en absoluto, simplemente porque mis padres no pueden darse el lujo de pagar la cuota.

-¿Jang Dongwoo de 1A puede venir a aquí?- dijo el profesor haciendo que me sacara de mis pensamientos.

-¿Qué quería?- Le pregunté cuando me levanté y me dirigí hacia su mesa, ganándome miradas y murmullos de los otros estudiantes.

-¿No es el chico pobre?- Susurró alguien, pero decidí simplemente ignorar lo que acababa de escuchar. No importaba lo que pensaran de mí porque nunca sería como ellos.  Y tampoco dije nada ya que me podrían expulsar. Cuando llegué a la mesa el profesor me miró y luego miró sus papeles, se inclinó hacia delante en modo de disculpa diciendo que tenía que ir a recoger otros papeles que había olvidado.

-Por favor, no, no me dejes aquí- Le rogué en mi cabeza, pero por supuesto nunca funcionó a mi manera. El profesor no tardó en salir de la clase, mire a mí alrededor, mirando a los cientos de personas que estaban sentadas allí, y así me encontré a la persona que estaba buscando, pero vi algo que se dirigía hacia mi cara, algo que iba realmente rápido.

*Ploff*

Sentí cómo el agua corría por mis mejillas e iba cayendo al uniforme, absorbiendo la humedad. Fue entonces cuando otra bomba de agua vino volando a golpearme en el pecho.

La risa se hizo eco en mis oídos, miré a mí alrededor a todas las personas que se lo estaban pasando en grande, pero lo peor fue que Woohyun se estaba riendo de mí.

Salí de la clase corriendo hacia el cuarto de baño mientras notaba como mis ojos se humedecían, haciendo así que mi vista se volviera borrosa.  Cuando estuve en el baño y me lavé la cara, salí y fue entonces cuando sentí cómo mi hombro derecho chocó contra algo o alguien, por lo que me choqué contra la pared al perder el equilibrio. Miré hacia arriba y la persona con la que había chocado era Woohyun, me quede embobado mirando sus ojos negros y sin emociones, en ese momento el abrió su boca y dijo: -¿No lo entiendes?, no eres como nosotros.- Después de decir aquello dio media vuelta y se fue.

Ya era oficial, todo el mundo en esta escuela me despreciaba y me odiaba, pues durante los dos meses aquí he recibido comentarios hirientes de todo el mundo. Aunque el Woohyun tan tranquilo que yo conocía no pensaba que fuera así, pero escuchar esas palabras de su boca me hicieron daño.

Las esperanzas que yo tenía de que le gustara eran pequeñas o incluso insignificantes al ser un chico, pero al menos pensé en que había una pequeña oportunidad, aunque ya era imposible. Miré hacia el suelo cuando sentí que las lágrimas querían escapar de nuevo, lo único que no quería era que Woohyun me viera llorar, pero ya era tarde. Probablemente estaba pensando que yo era un cobarde que se retiraría.

-¡No voy a abandonar!- le grité con confianza, pero no hizo ningún esfuerzo en mirarme de nuevo.

Frío como el hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora