Capítulo III

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Ninguna llamada he recibido desde que le di mi número de teléfono

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Ninguna llamada he recibido desde que le di mi número de teléfono. Y tampoco contestaba las mías. Ya llevaba un par de días así desesperada. ¡Joder! Este tío estaba huyendo de mí. Ni Charlotte ni hostias. Era un punto cobarde que no quería entrenar conmigo por ser mujer. Papel de tabletas de chocolates que devoré, tiradas en el piso muestra de que estaba perdiendo los nervios. ¿Y sabéis? ¡Tampoco aparecía en el gimnasio! Cuando mis mofletes estaban hinchados, significaba que estaba muy molesta realmente y que me daban ganas de partirle la cara a alguien.

En mi casa no paraba de caminar de un lado para otro pensando que hacer. ¡No me cogía el puto teléfono! Ni siquiera el dueño del gimnasio me quería decir si el número que tenía era el correcto. ¡Ja! Lo que me faltaba. Que el número que me dio fuese uno falso. Incluso le escribí por WhatsApp y nada. ¡Me estaba volviendo loca! Como me lo encontrase por la calle le voy a dejar en ridículo delante de todo el mundo.

Respira hondo, Len. Respira hondo. Pero me daba mucha rabia. Me tomó como una tonta más de su club de babosas. Yo no estaba interesada. Simplemente deseaba entrenar con él por su agilidad y como predecía los movimientos de las personas. Maldiciendo a un hombre no me ayudará para nada por lo que decidí sentarme y ver la televisión para tener la mente entretenida. Mucha basura estaba viendo en la pantalla. Mucha salsa rosa, noticias tristes, clientes que buscan la casa de sus sueños... ¡Algo decente, por favor!

Estaba apretando el botón para cambiar de canal con rapidez porque no me interesaba ninguno hasta que hubo uno. Retrocedí para ver qué era. Oh, demonios, era uno de los hijos de Big Mom promocionando una nueva marca de galletas. El tipo me agradaba un poco, sobre todo en la forma que se peinaba. Estaba muy segura que no le gustaba que le tocasen su cabello salvo él. Un momento. El nombre y la calle donde se ubica la compañía estaba en la esquina inferior derecha de la pantalla.

Una gran idea se me cruzó que fui corriendo hacia la cocina para coger un papel y un bolígrafo para apuntarlo antes de que se me olvidase. Sí. ¡Sí! Con esto podré ir allí y encarar a ese maldito Katakuri. ¡Ja! No sabía con quien se estaba metiendo. Se acordará de mí cuando le insulte y le dejase en ridículo delante de todos. Me reí cual malvada imaginándome la escena. Aunque caí en la cuenta que era muy tarde como para ir allí. ¡Mañana, a primera hora de la mañana, es perfecto!

❤❤❤❤

¡Me he quedado dormida! El maldito despertador no quiso sonar. Y yo que preparé todo para ir allí. Un autobús tenía que coger para ir a la empresa. Pero ¿sabéis? Eso no me iba a detener por nada en el mundo. Me preparé cual loca con prisa, cogí la primera tableta de chocolate a disposición, tomé mi mochila y las llaves de casa, y salí a toda pastilla. Me juré a mí misma que lo iba a dejar en ridículo y así lo haré. Si me viera Lurke ya me estaría diciendo que me tranquilizara. ¡¿Cómo puedo hacerlo si ese idiota no ha cogido ni una llamada?!

Estaba echando humo por las orejas. Daba grandes bocados al chocolate, mientras esperé en la parada de bus recibiendo miradas de mis vecinos. Sé que estaban incómodos, pero me daba igual. Tan solo tenía un objetivo bien claro: ir a por Charlotte Katakuri. La aplicación me indicaba que el autobús llegara en die minutos. A ver si era verdad porque estas cosas me ponían de malhumor. Todo en general. Me gustaba ser puntual.

Amar a una "tsundere" (Katakuri x Len)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora