•DOS:"Peleas"•

1 1 0
                                    

•|Chloe Hargreeves

Fecha:15/10/1994

¡Ven para acá, pequeño mounstro! —gritó ferozmente, Cinco.

—¡No! —grité está vez yo.

Ya más de hace unos cuantos minutos que él me está correteando y no logra alcanzarme, yo dije que el no se escaparía de está.

Decidí poner en vez del café un poquito de tierra, y como el es tan ingenuo, no se dió cuenta. ¡Ja! Pan comido.

Trate de esquivar a un pequeño mueble, pero fue en vano, pues me terminé tropezando.

—¡Ja!, Te tengo —grito el a mis espaldas. Y me alzo jalandome el brazo—. No te ibas a escapar tan fácil de mi, pequeño mounstro.

—¡Tu cállate!, ¡Tu cambiaste mi shampoo y mi jabón!, ¡No te hagas! —grité, safandome de su agarre.

—¿Cómo lo supiste? —preguntó, sorprendido—, quise decir...... eh..... ¿Cómo estás tan segura, de que fui yo? —trato de corregir.

Negué con la cabeza—. Eres muy malo mintiendo, y lo supe porqué..... tuve una visión.

—¿Visión?, ¿Que es eso? —preguntó, arqueando una ceja.

—No, puede, ser. —negue con la cabeza—. Aver.... ¿Cómo te explico? —dije, poniendo ambas manos en mi cintura—. Significa que, ví cuándo tu ponías todo. Osea que, mis ojos son como una cámara de seguridad. —traté de explicar.

—Agh, eso ya lo sé. Bueno, ya decía yo que esos ojos azules no eran por nada, tú si eres como un robot. Cómo Grace.

—Ajá si, adiós niño, tonto —y con ése último cumplido, me eché a correr..

—¡Vuelve, aquí! —volvió a gritarme, tratando de alcanzarme.

Cuando termine —por fin— de subir todas las escaleras, ví como había varias cabezas se asomaban en el marco de las puertas.

—¿Que pasa? —pregunté, arqueando una ceja.

—Eso mismo me preguntó yo. ¿Por qué tú y cinco estában correteandose? —preguntó la pequeña vanya.

—Pues.... no sé, cosas de la vida. Adiós a todos —dije rápidamente, al escuchar los pasos de cinco.

—¡No te salvarás tan fácil! —dijo poniendo un pie en la puerta, impidiendo que la cerrará.

Comencé a preparar una pequeña bola de fuego.

—¿Que está pasando aquí? —preguntó Grace, con la perfecta sonrisa que la caracteriza.

—Nada mamá —dijo número cinco, rápidamente.

—¿Seguros?

—Si Grace, todo está bien —dije sonriendo falsamente, escondiendo mis manos.

—Ok —volteó a verme—, ¿Cariño, que traes en tus manos?

—Nada —mentí.

—Bueno, me tengo que ir. Vayan a sus habitaciones, a Regi no le gusta que estén corriendo. —dijo con una sonrisa, y se retiró.

¡¿Una Más?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora