Pre-final

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Me reuní con los demás. La gente nos aplaudía.

—¡Mi muñeca! -gritó una pequeña.

Dawn se acercó hasta la muñeca, la tomó y se la dió a la niña.

—Tu muñeca esta a salvo -le dijo.

Las sonrisas se convirtieron en gritos de espanto.
Una torre de electricidad estaba por caer encima de la gente.

—¡Todos hacía atras! -gritó Dawn

Todos vimos que ella no lograría salir de ahí.

—Dawn -murmuró Hank.

Me acerqué rápido hasta la torre y la sostuve por unos segundos en lo que todos los civiles despejaban la zona.
Solté la torre y me senté sobre ella casi sin aliento. No me había recuperado del todo, un esfuerzo me cansaba rápido y sería así hasta que fuera nuevamente de día y mis celulas se alimentaran del sol.
Dick se acercó corriendo.

—¡Supergirl!

Tomó mi cara en sus manos.

—Danielle, ¿Estás bien? -me preguntó.

Asentí.

—¿Están bien todos? -pregunté.

Él asintió.

—Pudiste haber muerto, aún no estás recuperada -me reclamó.

—Lo sé, pero estoy bien. Aquí estoy.

—Hora de ir a casa -me dijo.

Negué con la cabeza.

—Jason...creo que está en problemas.

—Buscalo, cuando lo encuentres nos mandas la ubicación y estaremos ahí.

Asentí.
Salí disparada hacía el norte, principalmente en las zonas que se veían con nieve, eso fue lo que dijo Rachel.
Oí una risa un tanto escalofriante. Creo que es el Joker.
Llegué hasta una feria abandonada, cubierta de nieve. Activé la alarma, los chicos no deberían tardar en llegar.
Habia mucho humo o niebla, pero era... diferente. Tenía un color verde no demasiado fuerte, usualmente pasaría desapercibido si no se le pusiera atención. Me acerqué y comencé a toser. Vi mis manos y estaban con ranuras verdes. Más kryptonita.
¿En serio? ¿Acaso hubo una convención de kryptonita gratis? ¿De dónde sacan todo eso? Bueno seguro habrá tiempo para averiguarlo.
Oí un grito de dolor.
No podía esperar a que los chicos llegaran.
Entré aunque la kryptonita me quemaba a cada respiro.
Había una puerta abierta, me acerqué hasta ahí y entré.
En cuánto entré me recibió alguien con un fuerte golpe y una risa macabra.

—¿Quién lo diría? ¡El calvito tenía razón! -dijo mientras me daba algunos golpes más- admitamoslo mallitas, solo uno saldrá vivo de esta y seré ¡Yo!

Rió nuevamente mientras me seguía golpeando. Ni siquiera me podía parar, la kryptonita ya me había afectado demasiado.

—Vamos querida mejor quédate en el suelo -me dijo mientras se ponía en cunclillas y me ponía una especie de ¿Palanca? Cerca de la cabeza.

Le saqué el dedo de en medio y le escupí en la cara.
Volvió a reir con su cara de payaso manchada de mi sangre.

—Sabes, no creí que jugar con los super fuera tan divertido como jugar con Bats. ¡Tendré que visitar Metrópolis algún día!

Me levanté y me dió otro golpe.
Volteó a mirar hacía algún lado.

—¡Se me hace tarde! -dijo- fue bueno conocerte niña. Casi me siento mal por ti...Nah.

Se puso su abrigo y salió de ahí.
Tal como dijo Rach, una bomba en la que el reloj marcaba que solo quedaban cinco minutos.
Jason estaba atado a una silla. Me levanté como pude y le quite los tapones de los oidos, la venda de los ojos y la cinta de la boca.

—¡Danielle! ¿Qué haces aquí? -dijo con una expresión horrorizada. Para que el tenga una reacción así debo verme realmente mal.

—Si , de nada. Yo también te eché de menos -respondí quitándole el amarre de cuerdas de sus manos.

En cuánto lo liberé tomó mi cara en sus manos y me besó.

—No es que no disfrute eso -dije separandome de él- pero tenemos que irnos. No estoy... muy bien.

Él miró mis manos y nuevamente mi cara y pareció notar por primera vez el color verdoso en mi piel.

—Oh no

Mi Pequeño Bastardo (Jason Todd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora