El olor humeante del café recién hecho chocó contra sus fosas nasales cuando SeokJin posicionó una taza blanca con matices púrpuras justo en frente de él. TaeHyung se quedó unos momentos considerando si en realidad desayunar era así de importante, si el vomito que venía después de probar hasta lo más mínimo valía la pena el que intentara una y otra vez ingerir alimentos hasta que por fin su organismo los aceptara sin contradicciones.
La mirada esperanzada en los ojos aguamarina de su hermano le dio la respuesta. Entendía que no era el único sufriendo aquí y que debía dar su máximo esfuerzo, aunque fuese por esa única persona que siempre lo había apoyado en cada paso que daba.
—Tuve un sueño muy extraño anoche —comentó, acercando un trozo de las fresas que SeokJin había cortado en un tazón, a su boca.
—¿Qué tan extraño? —inquirió, bastante alegre al ver comer sin preocupaciones a su menor.
—Soñé que él regresaba y se disculpaba por haberme abandonado. —Tomó otro trozo, su rostro encogiéndose en amargura—. Y yo actuaba tan feliz y aliviado a su alrededor, abrazándolo mientras le pedía que por favor volviera a marcarme y que esta vez fuese para siempre.
El mayor del lugar apretó los labios en una delgada línea, sin encontrar las palabras para contestarle a su hermano. Sabía que TaeHyung se había enamorado tan profundamente de ese hombre que ni siquiera podía pensar correctamente, siguiéndole todos sus caprichos sin rechistar, convirtiéndose en una presa fácil e ingenua de la que ese bastardo se había aprovechado hasta hastiarse.
—¿Puedes creerlo? YO estaba revolcándome en la dicha porque ÉL había regresado por mí. —Apretó fuertemente los puños encima de la mesa.
—Solo fue un sueño, osito, el cerebro a veces...
—No. No, Hyung —negó rápidamente, su cara seria, abatida—. Cuando desperté, lo primero que sentí fue la tristeza y la decepción. Al parecer una parte de mí todavía anhela que eso ocurra y eso me aterra. —Sus ojos verdes lo encararon y pudo reconocer en ellos un miedo absoluto y desbordante que le erizó los vellos de todo el cuerpo.
Se levantó de su silla angustiado para atraerlo a un abrazo estrecho, en un intento por transmitirle esa calma que estaba pidiendo a gritos a través de sus dos perlas esmeraldas.
—Debes entender que es normal y que no te puedes culpar por algo así. —Le acariciaba gentilmente las hebras rubias—. Sabes que la marca aún no ha sido del todo deshecha.
Después de algunos minutos en los cuales TaeHyung se las arregló para amedrentar las nauseabundas emociones que se deslizaban a través de su piel como larvas, se separó de los brazos de SeokJin y regresó su atención al plato de comida. Lo terminó con lentitud, ya que su apetito era casi nulo.
De repente, su celular comenzó a timbrar vigorosamente a su lado. Era bastante inusual si le preguntaban al de hebras cenizas, ya que no recordaba la última vez en que alguien le había llamado o incluso mandando mensaje de texto desde que se alejó de su vida social después de ser abandonado. Miró el número y claramente se trataba de alguien desconocido. Con el ceño fruncido, deslizó el botón de contestar hacia la derecha en la pantalla y luego puso el aparato contra la oreja, encogiéndose de hombros ante la mirada inquisitiva de SeokJin.
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Dolent 谷 KT!¡
Fanfiction𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄 ❱ ❝TaeHyung estaba lleno de dolor y tristeza.❞ TaeHyung se niega totalmente a enamorarse una vez más, las magulladuras de la última vez que lo hizo todavía lo persiguen como un acosador obsesivo respirándole en la nuca. No obstante, a...