Una vez más, se encontraba completamente rodeado por aquella espesa oscuridad. Sentía una angustia inmensa que le estrujaba el pecho y le impedía respirar con normalidad, pero no estaba seguro de qué la causaba exactamente. Sus pies se movieron por sí solos, llevándolo nuevamente hacia aquella reluciente flor. De inmediato, fue envuelto por su calidez; esta alivió un poco de la angustia que se apretaba en su interior como un grueso nudo. El impulso insoportable por acercarse y tocarla lo llenó igual que la vez anterior, pero se abstuvo, recordando vívidamente el dolor que había atravesado su cuerpo cuando había intentado hacerlo anteriormente.
Se arrodilló a pocos centímetros de la magnífica dalia, disfrutando de su reconfortante brillo y la tranquilidad que emanaba de ella. Era incapaz de apartar la mirada, la necesidad de tocarla se hacía cada vez más intensa, difícil de ignorar. TaeHyung sintió cómo su mano se extendía hacia delante como si tuviera vida propia; trató de detenerse, de apartarse, pero ya era demasiado tarde. Sus dedos hicieron contacto con los pétalos dorados y, a pesar de que un punzante dolor rompió sobre su cuerpo, esta vez no fue lo suficiente fuerte como para hacerlo alejarse.
En su boca se formó una suave sonrisa de alivio; la flor parecía aceptarlo en esta ocasión.
—¿TaeHyung? —Una voz femenina lo llamó.
Parpadeando un poco, sus ojos se enfocaron hacia el frente. Ya no veía solo infinita oscuridad; en su lugar, se encontró con una pared completamente blanca y un pequeño sofá vacío. ¿En dónde estaba? Con algo de esfuerzo, giró la cabeza un poco hacia la dueña de aquella voz. Su madre tenía una expresión entre aturdida y afligida mientras se ponía de pie con cierta lentitud. TaeHyung se preguntó qué le ocurría.
—¿Por qué me miras como si acabara de resucitar? —bromeó el Gamma, notando al instante lo ronca que estaba su propia voz.
—¿No te acuerdas de lo que pasó, cariño?
TaeHyung frunció el ceño y apartó la mirada de ella, concentrándose ahora en escudriñar el lugar en el que estaba. Las pálidas paredes, el olor a productos de limpieza y la camilla en la que había estado durmiendo le dieron la respuesta: era un hospital. Al darse cuenta de esto, los recuerdos de lo que había ocurrido se precipitaron dentro de su atolondrado cerebro como ráfagas de viento otoñal, haciendo que se tapara la boca con claro horror. Lo que le había dicho a JungKook durante su episodio de locura fue lo único que atrapó su atención, ignorando los verdaderos factores importantes de ese acontecimiento. ¿En serio le había pedido que le dejara lamerle el cuello? Este hecho era sumamente mortificante.
—Sí, me acuerdo... —contestó tardíamente, todavía lidiando con el pánico que se extendía en su interior como un enjambre de abejas furiosas.
—Dios, TaeHyung no sabes lo preocupados que nos tenías, tú... —El sermón de su madre fue interrumpido con la llegada de DongSun con dos tazas humeantes en cada mano. A su lado venía JungKook, ambos envueltos en una conversación que pronto fue cortada.
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Dolent 谷 KT!¡
Fanfiction𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄 ❱ ❝TaeHyung estaba lleno de dolor y tristeza.❞ TaeHyung se niega totalmente a enamorarse una vez más, las magulladuras de la última vez que lo hizo todavía lo persiguen como un acosador obsesivo respirándole en la nuca. No obstante, a...