TaeHyung no se sentía muy bien esa mañana. Su cabeza daba vueltas y no lograba enfocar bien la mirada mientras se tambaleaba ligeramente en su camino al baño. Se sostuvo contra el lavamanos, intentando regular su agitada respiración y el vómito que subía rápidamente por su esófago. Al mirarse al espejo, se percató del desastre en el que se había convertido. Era la primera vez en más de medio año que se permitía observarse con detenimiento y lo que encontró en su reflejo no era algo realmente agradable de apreciar. Se veía casi como un moribundo en sus últimos momentos, y lo más probablemente era que sus pensamientos no estuvieran muy alejados de la realidad. Sus piernas estaban demasiado débiles y temblorosas a ese punto como para sostenerlo, así que se deslizó lentamente hasta el piso, reposando su cansado rostro contra sus palmas frías.Los últimos seis meses y medio habían sido el peor tipo de infierno que una persona pudiera experimentar. Su alma parecía una sombra oscura, envolviéndolo en un manto de desesperanza, y su existencia se sostenía precariamente en un frágil hilo, el cual amenazaba con romperse ante el más mínimo paso en falso. Ya no sabía exactamente cómo lidiar con el dolor que lo mantenía preso en su propia piel. Quizás su situación habría sido más fácil de afrontar si su aflicción fuera únicamente psicológica, probablemente podría recibir ayuda de algún especialista y con el transcurso del tiempo aprendería a superar la marca del abandono. Sin embargo, su salud también se había visto comprometida en todo este caos: tenía problemas alimenticios graves, todo lo que lograba comer lo vomitaba al instante lo que lo había llevado a perder demasiado peso. Los días en los que podía dormir más de unas cuantas horas seguidas eran escasos y sin mencionar la quemadura desesperante en su cuello. Había días en dónde prefería mutilarse a sí mismo, que sentir los dolores como secuela de su marca deshecha, gritaba hasta que sus cuerdas vocales se desgarraban y no podía hablar por dos o tres días, lloraba hasta el punto en que sus ojos eran irreconocibles al día siguiente y se retorcía tanto en su propia miseria que su hermano mayor tenía que atarlo en su cama.
Si SeokJin no lo cuidase tan perseverantemente, sin quitarle ni un ojo de encima, ya se habría quitado la vida. De nada servía continuar de esta manera. Era un caso perdido, un triste Omega que había sido reemplazado por su propio compañero y tirado a un lado. Ahora, solo esperaba que esta 'enfermedad' imposible de curar terminara de matarlo, para de esta manera poder descansar por fin.
—Dios, TaeHyung. —SeokJin entró por la puerta totalmente alarmado, arrodillándose casi al instante en las blanquecinas baldosas—. No me asustes así, sabes que si quieres venir al baño, debes levantarme primero. —Le acarició su melena rubia hecha un lío de nudos.
—Lo siento, Hyung —murmuró roncamente sin subir la mirada.
—No lo sientas, osito. —Se sentó a un lado de él, aguantando sus ganas de llorar—. Probablemente hoy sea un mejor día, ¿no lo crees así?
TaeHyung se preguntaba cómo podría ser un mejor día cuando acababa de levantarse sintiéndose tan mal como siempre, pero el optimismo de su Hyung siempre fue una de sus características innatas y más representativas, así que solo tarareó afirmativamente.
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Dolent 谷 KT!¡
Fiksi Penggemar𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄 ❱ ❝TaeHyung estaba lleno de dolor y tristeza.❞ TaeHyung se niega totalmente a enamorarse una vez más, las magulladuras de la última vez que lo hizo todavía lo persiguen como un acosador obsesivo respirándole en la nuca. No obstante, a...