Capítulo 16

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Ver a Natalia cantando fue increíble. La nueva confianza que desprendía ahora, también se había trasladado al escenario.

La observé con asombro mientras se subía al escenario, parecía realmente cómoda. El público estaba a sus pies, y escuché a varias personas detrás de mí pedirle matrimonio. Ella sabía cómo tratar a sus devotos fans agitando sus caderas, moviendo su pelo o frunciendo los labios. Una niña no paraba de gritar que se desmayaría si Natalia la miraba y no pude evitar sonreír cuando escuché eso. Después de haber sido toda mi vida una completa fangirl, sabía exactamente a lo que se refería; incluso hoy me sentí así cuando vi a Natalia cantar.

Mi ansiedad por lo que cantaría había sido en vano, ya que el concierto había sido organizado como un festival, hubo varias actuaciones y la de Natalia era sólo una más. Tan sólo cantó tres canciones y eligió las más populares para que todos pudieran cantarlas. El público estaba muy animado y Marta y yo nos lo pasamos muy bien. Incluso bailé y disfruté. Cuando Natalia estaba acabando su concierto, los fans se volvieron locos. Querían más.

De la nada comenzaron a gritar nuestros nombres. Miré a Marta y luego a Natalia. Oh no, pensé cuando sentí a mi amiga tomando mi mano y arrastrándome al escenario. Fue entonces cuando se desató el infierno. Ahora estaban gritando para que cantáramos nosotras pero Marta agarró el micrófono de Natalia y explicó que no era capaz de hacerlo porque acababa de quitarse las amígdalas y su garganta estaba todavía muy hinchada. Yo no tenía ninguna excusa, así que siguieron gritando para que cantara, me quedé congelada en el escenario y vi a Natalia venir hacia nosotras, tratando de salvarme.

Yo no había actuado frente a tantas personas en años. Al ver la bandera para este evento detrás de la multitud, me di cuenta de lo especial que era. Todos estaban aquí para apoyar una causa que era muy significativa para mi propia vida. De repente, me sentí conectada con ellos. Antes de que Natalia se hiciera cargo del micrófono, se lo arrebaté de la mano a Marta.

—Hey— dije con timidez y dirigiéndome al público por primera vez.

Ellas respondieron en voz muy alta y me aclaré la garganta antes de continuar. En este punto, sólo actué por instinto.

—Muchas gracias por apoyar esta causa. Es algo muy especial y muy personal para mí— dije en voz baja, y la multitud se quedó en silencio para escucharme hablar.

—No lo he dicho públicamente, pero hace unos meses, mi madre falleció de cáncer. Así que, yo sé lo difícil que es a veces seguir adelante. Ya sea la persona afectada por la enfermedad, un familiar, o un amigo, compañero de trabajo o lo que sea... Fue un momento muy duro, pero quiero que todos vosotros sepáis algo: permitíos sentir lo que sea que sintáis. No importa lo doloroso que pueda parecer en el momento, va a mejorar con el tiempo. Tienes que reconocerlo, para así poder tratar con ello y dejarlo ir después.

Toda la sala estaba en silencio ahora y se limitaba a escucharme mientras hablaba. Mirando alrededor vi una guitarra y me dirigí a ella sin pensar demasiado en ello porque, de lo contrario, nunca lo hubiera hecho. Sólo unas pocas personas gritaban mientras el resto todavía me miraba como si tuvieran miedo de asustarme por ser demasiado ruidosos.

La canción que elegí era muy oscura y, probablemente, la más fuerte que jamás haya escrito, ya que la escribí poco después de que mi madre muriera. Era diferente de cualquier otra canción porque no había grandes adornos en mi forma de cantar. Mi voz era bastante suave y no hizo las habituales carreras juguetonas. Por no hablar de la letra que era, honestamente, deprimente. Pero sentí que quería ser sincera con el público dejándolos saber un poco de lo que había pasado. Así que me puse el micrófono en el soporte y puse la guitarra en mi mano antes de empezar a cantar.

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