Capítulo 22

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Había pasado casi una semana desde que llegué de Galicia con las chicas. Estaba bastante sumergida en mi rutina de trabajo y tenía un montón de shows y entrevistas que hacer ya que había desaparecido por unos cuantos meses. Ya que no quería decepcionar a mis fans y, ya que también extrañaba actuar, había decidido acelerar las cosas un poco. Aunque tenía una agenda apretada, aún seguía considerando el volver a España para el cumpleaños de la hermana de Alba que sería en un par de días. La mujer de ojos miel y yo seguíamos en contacto y era halagador saber el esfuerzo que Alba estaba poniendo a nuestra recién renacida amistad.

Me recordaba a nuestros días en OT cuando ella siempre estaba cerca de mí. Ahora no estaba literalmente pegada a mí, pero hacía su mejor esfuerzo para que yo supiera que lo estaba intentando. Y yo lo sabía. Pero seguía sin querer comprometerme totalmente a la idea de ir a visitarla. Al menos eso era lo que le dije. Y es que en realidad, ya tenía planeado todo, pero quería que fuese una sorpresa.

Seguía bromeando con ella acerca de que quería una real invitación y no solo un mensaje de texto preguntándome si iba a poder ir o no. Las cosas estaban mejor entre nosotras y no podía negar el hecho de que cada día la echaba un poco más de menos.

—¡Natalia! Date prisa, la reserva era a las siete y ya son las ocho— Marta me gritó mientras yo estaba terminando de arreglarme en el baño.

—¡Tranquilízate, que ya voy!— le grité mientras recolocaba mi ajustado vestido negro. Teníamos planes de salir a cenar porque yo viajaría hacia Argentina mañana para hacer un show. Normalmente, no me habría arreglado mucho, pero esta noche estaba usando un bonito y sexy vestido y me había maquillado más de lo usual. Acentuar mis ojos con tonos extra oscuros alrededor de ellos se había vuelto una especialidad en mí. Era un poco extraño pero lucían muy oscuros estos días. A veces su color variaba un poco pero no estaba segura del por qué. Terminé con un sensual rojo en mis labios. Viéndome por una vez más en el espejo y pasando mis manos por mí voluminoso cabello, salí del baño y vi que Marta y Tenor me miraban fijamente.

—Disculpa, deberías sentirte halagada de que me haya vestido así para ti— les dije a mis dos amigas.

Marta rodó los ojos mientras Tenor reía. La entrevistadora finalmente había aceptado mi oferta de trabajo y ahora era oficialmente mi nueva manager.

Ellas también se habían arreglado bastante porque habíamos escogido un nuevo restaurante en la playa que era bastante elegante.

De la nada escuché el timbre de mi apartamento.

—¿Has invitado a alguien más?— Tenor me preguntó y negué con mi cabeza. Caminé hacia la puerta y estaba un poco confundida sobre quién podría ser. Cuando abrí mi puerta, mi mandíbula casi se cae.

Era Alba. Ella me miró de arriba hacia abajo y vi como sus mejillas se ruborizaban instantáneamente antes de poder decirme algo.

—Sorpresa— me dijo y rió nerviosamente

—Claro, puedes decir eso otra vez— le contesté pero sonreí extensamente, aliviando su tensa expresión facial. —Anda pasa.

No estaba segura de qué más decir porque estaba un poco confundida. ¿Qué estaba haciendo aquí? No me molestaba para nada, pero era realmente de ensueño. Mientras pasaba junto a mí y pasaba al apartamento, no pude aguantarme y le miré el culo, que con los pantalones que llevaba quedaba bastante favorecido. Escuché a Marta y a Tenor gritando cuando vieron a la joven de cabello rubio pasando por la puerta. Ambas corrieron hacia ella y la abrazaron. Mierda, debí haber hecho lo mismo. Alba parecía un poco abrumada por las dos mujeres y no podía culparla

—A la mierda la cena, vamos a bailar salsa como la última vez— Tenor dijo con demasiado entusiasmo mientras soltaba a Alba de su gran abrazo.

—¡No, no! Lo siento mucho, no sabía que ya tenías planes— Alba me miró disculpándose. —Sólo quería darte esto— ella continuó y me entregó en su mano un sobre. Mis cejas se fruncieron cuando abrí el sobre, pero se relajaron inmediatamente cuando me di cuenta de qué se trataba. Era una invitación oficial para la fiesta de Marina. Mire hacia arriba, enfoqué mis oscuros ojos intensamente sobre Alba para hacerla sentir un poco más nerviosa a propósito. Lo logré porque ella se mordió el labio mientras las otras dos sólo nos miraban.

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