Cuarta Parte

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Kojiro estaba en su habitación, recostado en su cama y sumergido en sus pensamientos.

Tenía que planear algo, tenía que impidir que Kaoru y su hermano salieran.

Sonaba egoísta y en el fondo sabía que no era una buena idea.

Sabía que Kaoru lo odiaría de por vida si intervenía en su vida amorosa, pero no quería que saliera lastimado.

Ryunosuke era un idiota, un idiota muy astuto, y algo tenía planeado. No sabía que era con exactitud, pero sabía que no era nada bueno.

No era nada bueno que se quisiera casar con Kaoru de la nada.

Kojiro cerró los ojos y suspiró frustrado.

No se le ocurría absolutamente nada.

Estaba empezando a desistir sobre todo
esto.

Pero, de repente, su mente se iluminó por completo.

Abrió los ojos sorprendido y se levantó bruscamente de la cama. La idea era descabellada, una locura, tenía que pensarlo detenidamente.

No sabía si funcionaría.

No lo sabía con certeza.

•••

El viernes en la noche llegó y Kaoru se sentía ansioso y emocionado. Después de tantos años por fin saldría con Ryunosuke.

Había cancelado todos sus compromisos para ese día, no quería que nada ni nadie lo interrumpiera en su cita.

Ryunosuke lo llevaría a cenar a un restaurante de cinco estrellas, de los más prestigiosos en Okinawa.

Sería una velada muy romántica, sin duda alguna.

El timbre de su casa sonó, avisándole que su cita había llegado.

Kaoru se miró en el espejo por ultima vez, perfeccionando su peinado, y luego se dirigió a la puerta para abrirla.

—Buenas noches, Ryunosuke...—saludó Kaoru, sonriendo y con un ligero rubor en sus mejillas.

Ryunosuke, o mejor dicho Kojiro, no respondió. Estaba demasiado hipnotizado por la belleza que tenía enfrente.

Kaoru vestía un hermoso kimono negro con mariposas verdes y rosadas y su cabello estaba recogido en su típica coleta.

Lucía encantador.

Perfecto para esta noche.

—Luces hermoso, Kaoru.

—G-Gracias, tú también te ves bien, diferente, pero bien...¿Te hiciste algo? —preguntó Kaoru, observándolo detenidamente.

Kojiro abrió los ojos sorprendido, no sabía que responder.

Él y su hermano eran muy parecidos físicamente, casi parecían gemelos, la única diferencia era que su hermano tenía unas pequeñas arrugas debajo de los ojos y su cabello lo llevaba más corto que el suyo.

Kaoru podría darse cuenta de esos detalles.

—B-Bueno...Y-Yo... ¡Oh, mira la hora! Si no nos apresuramos, perderemos la reservación.—respondió abruptamente.

Estaba nervioso, creía que en cualquier momento su plan fracasaría. Debía ser cuidadoso.

Kaoru lo miró confundido, pero después sonrió.

—Tienes razón, será mejor que nos vayamos. No quiero que nuestra cita se arruine.

Kojiro se volteó y lo observó por unos segundos. Kaoru sin duda lucía etéreo; sus ojos brillaban y sus mejillas tenían un pequeño rubor. Se había arreglado solo con la intención de impresionar a Ryunosuke.

¡¡No te rindas, Kojiro!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora