Doceava Parte

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La puerta de la habitación sonó, sorprendiendo a un ansioso y nervioso Kaoru.

—¿Q-Quién es? —preguntó.

—¡Soy yo, Miya! —exclamó el menor desde el otro lado de la puerta.

Kaoru, algo confundido y extrañado por la repentina visita, decidió abrir la puerta.

Miya entonces se apresuró y entró, acomodándose en uno de los pequeños sofás que había en la habitación.

Kaoru hizo una mueca y levantó una ceja.

—¿Y bien...? ¿Qué es lo que te trae a mi habitación? —preguntó.

Miya lo observó fijamente, en silencio, mientras comía uno de los pockys que tenía en su mano.

Kaoru solo soltó un suave suspiro.

—La ceremonia es en una hora y necesito apresurarme, así que habla. —ordenó.

—¿De verdad te quieres casar con ese sujeto?

—¿Eh?

—Sé que no lo amas, eso es un hecho. —aseguró —Amas a otro hombre. Y ese hombre es Joe.

Kaoru se quedó completamente mudo al escucharlo decir eso. Luego, con algo de dificultad, habló.

—¿D-De que demonios hablas, Miya?

—Los adultos no son honestos, siempre evaden la realidad y tratan de compensarla con otras cosas. Y ustedes dos son el claro ejemplo de ello. —habló sin escrúpulos y sin rodeos —La verdad no se lo que sucedió entre ustedes dos, pero se con certeza que se aman. —aseguró —Lo sé porque lo he visto en su mirada, en la forma en la que Joe te ve cada que te prepara carbonara, en la forma en la que te ve en cada competencia de "S" Incluso cuando se "pelean" te mira con un brillo especial en sus ojos... Y tú también lo miras con ese mismo resplandor.

—C-Creo que te estás confundiendo, Miya.

—No, no lo hago. Estoy seguro de ello. Y tú sabes que es verdad lo que digo.

—S-Si él me amara no me habría engañado. —habló Kaoru, con un dejo de tristeza y conteniendo las lágrimas que estaban próximas a salir —S-Si él me amara no se habría hecho pasar por su hermano. Si él me amara no habría estado con todas esas mujeres a lo largo de estos años...

—Cherry... ¡¿E-Estás llorando?!

Y sí, Kaoru ya había empezado a llorar.

Él había recordado cada una de las situaciones ya nombradas.

Miya se sorprendió al verlo en ese estado.

Tal vez había sido muy directo con sus palabras, tal vez se había entrometido demasiado...

Pero era necesario.

Era necesario que hablara con Cherry mientras Reki y Langa traían a Joe.

•••

El plan de Reki básicamente consistía en que Miya fuera a la habitación de Cherry y lo distrajera mientras ellos iban por Joe. Luego los encerrarían a ambos en la habitación para que pudieran hablar.

¿Fácil, no?

¡Pues no!

Joe se las estaba poniendo difícil a Reki y a Langa.

—Muchachos, si no me dicen ahora mismo a donde me quieren llevar, no me quedará más remedio que quedarme aquí. —habló con firmeza y poniendo resistencia a la vez.

Reki y Langa se miraron, con nerviosismo e incomodidad.

—Dijiste que sería fácil llevarlo a la habitación. —susurró Langa.

—Bueno, no pensé que nos pondría tanta resistencia. —dijo Reki, haciendo una mueca.

Joe era duro como una roca y les estaba costando moverlo entre los dos.

Kojiro, cansado de que lo estuvieran empujando, volteó a verlos. Expectante y curioso a la vez.

Reki soltó un suspiro y lo miró fijamente; con un rostro impasible.

—Está bien, Joe. Tú ganas, te diremos la verdad.

—¿Reki, estás seguro? —pregunto Langa, no muy convencido.

—Sí, estoy seguro. Además, creo que es mejor darnos prisa. La ceremonia empezará en cuarenta minutos.

—Es verdad —respondió Langa, viendo la hora en su celular —Miya también debe estar haciendo lo mejor posible para distraer a Cherry.

Silencio.

Hubo un breve silencio hasta que la risa nerviosa de Joe se escuchó.

Langa y Reki miraron al hombre confundidos.

—Entonces... lo que tenían planeado era reunirnos a Kaoru y a mí... ¿no es así?

—Así es, queremos que ambos se vean antes de la ceremonia. De esa forma, Cherry no se casará con un hombre que no ama. —dijo Reki.

—¿Miya les contó lo que sucedió la otra vez, verdad?

—Así es. Pero no sabemos con certeza lo que sucedió con ustedes, no sabemos porqué de un momento a otro Cherry se comprometió con tu hermano... Pero lo que sí sabemos es que debes detenerlo, debes detener a la persona que amas, Joe.

—Pero Kaoru no me ama, ni me amará nunca, no después de lo que le hice...

—¿Y no tratarás de arreglarlo? —preguntó Reki—¿No lucharás por él y por su perdón?

—No es tan fácil, chico.

—No, no lo es. Pero el Joe que conozco no se cohibe con tanta facilidad, el Joe que conozco no huye de un desafío.

Kojiro abrió sus ojos sorprendido.

Era increíble.

Era increíble que un par de niños lo estuvieran ayudando a resolver sus problemas.

Que lo estuvieran ayudando a resolver sus problemas amorosos...

Y eso, de alguna extraña manera, lo hizo sonreír.

—Tienes razón, yo nunca huyo de un desafío.

•••

—¿Ya te sientes mejor, Cherry? —preguntó Miya, mirando al hombre con preocupación.

Kaoru había llorado, había llorado como nunca antes lo había hecho.

Sin duda había sido difícil reprimir sus verdaderos sentimientos. Reprimir el amor que sentía por Kojiro...

—S-Sí, ya me siento mejor. —respondió Kaoru, con una media sonrisa.

Miya le sonrió de vuelta, tratando de darle apoyo.

Y también estuvo a punto de preguntarle a Cherry sobre la ceremonia, estuvo a nada de preguntárselo sino lo hubiera interrumpido el sonido de la puerta.

Kaoru torció sus labios y levantó una ceja; confundido por la intromisión.

—¿Quién podrá ser? —se acercó a la puerta para poder abrirla.

Y, al abrirla, se llevó una gran e inesperada sorpresa.

—¿K-Kojiro...?

El mencionado sonrió con nerviosismo.

—¿Podemos hablar?

Continuará...

¡¡No te rindas, Kojiro!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora