Última Parte

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Los minutos pasaban con lentitud, como si el tiempo se hubiese congelado completamente.

Kaoru y Kojiro estaban sentados sobre la cama, observando el piso (como si fuera la cosa más interesante del mundo) y sin haber dicho una sola palabra aún.

Miya los había dejado solos, con la intención de que pudieran hablar cómodamente, pero Kojiro, a quien se le podía ver notablemente nervioso, no sabía que decir. Y era muy entendible que no lo supiera, después de todo, había lastimado a Kaoru, lo había lastimado de la peor manera posible.

"¿Qué podría decir en primer lugar?"

—Sabes... —habló de repente Kaoru, rompiendo con el tortuoso silencio y llamando la atención de Kojiro —...pensé que no te vería hoy, pensé que no te volvería a ver...

Kojiro lo miró fijamente, con sopresa y asombro en su mirar.

—B-Bueno...—titubeó—...y-yo recibí la invitación a pesar de todo.

—Sí... puedo ver que lo hiciste, pero no creí que vendrías, no después de lo que paso...

—Tenía que hacerlo, tenía que verte una vez más, tenía que verte en tu día especial... Incluso si eso me rompía el corazón en mil pedazos.

Kaoru se giró lentamente para poder verlo a los ojos y, claramente, pudo ver dolor y tristeza en ellos.

Su corazón se oprimió al verlo de esa manera. Era doloroso. Era doloroso ver a un hombre tan seguro como Kojiro mostrando fragilidad.

—Kojiro... —su voz sonó suave, casi como un susurro.

El mencionado cambió su semblante a uno más serio, tratando de verse estoico e impasible.

—Y-Yo... Yo lamento profundamente lo que hice. —confesó Kojiro, soltando un pequeño suspiro —No estuvo bien que te engañara, no estuvo bien que me hiciera pasar por mi hermano.

—¿Por qué no fuiste honesto conmigo desde un principio? —preguntó Kaoru, con voz firme pero a la vez dolida —¿Por qué tuviste que engañarme de esa manera?

—Porque sabía que te gustaba mi hermano, porque sabía que no era el tipo de hombre del cual te enamorarías, porque... soy un cobarde y un idiota.

—No, no lo eres. —aseguró— No eres ningún cobarde, idiota tal vez sí, pero no un cobarde.

Kojiro abrió sus ojos sorprendido, pero luego soltó una suave risita.

—Hace mucho no te escuchaba llamarme idiota... Lo extrañé. —declaró, con una pequeña sonrisa en su rostro.

Kaoru se sonrojó al verlo sonreír de esa manera. Su sonrisa sin duda era cálida y reconfortante. Era como si al verlo sonreír de esa manera todos sus problemas e inseguridades se esfumaran. Era...mágico.

—Eres injusto, ¿lo sabías?

—¿Eh?

—Es injusto que vengas aquí a pedirme perdón con un rostro doloroso y arrepentido, pero luego me sonríes con tu cálida y dulce sonrisa... Y eso solo hace que me enamore más de ti. Hace que quiera lanzarme a tus brazos, como si fuera una de esas mujeres con las que has salido...

—Kaoru...Yo...

—D-Duele Kojiro... —lo interrumpió Kaoru, con la voz ligeramente quebrada —Duele que no hayas tratado de ganarte mi corazón de alguna otra forma. M-Me duele amarte tanto.

Lágrimas.

Kojiro pudo ver claramente cómo las lágrimas de Kaoru salían sin control.

¡¡No te rindas, Kojiro!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora